La crisis por la que atraviesa Colombia es quizá la más fuerte que enfrentará Iván Duque durante su cuatrienio en la Casa de Nariño. La falta de gobernabilidad, provocada por su fallida reforma tributaria y un país que reclama compromisos heredados en medio de la crisis económica suscitada la pandemia, fue la tormenta perfecta para que el inconformismo social se reactivara, con protestas y marchas en las que se escudaron algunos vándalos para pescar en río revuelto y crear caos y zozobra en distintas ciudades.
La situación es tensa e incierta. Pero también es el momento oportuno para deponer las diferencias y construir salidas viables y sostenibles. Llegó la hora de la grandeza. La coyuntura ha logrado despertar la solidaridad y el apoyo de los expresidentes. Cada uno anda en una orilla distinta, aunque manifestaron su intención de ayudar a Duque a salir de la crisis.
El expresidente Álvaro Uribe ha sido uno de los más persistentes en buscar una unidad nacional entre políticos de distintas vertientes en torno a Iván Duque. Logró, después de múltiples intentos, que el expresidente César Gaviria hablara telefónicamente con el presidente, y ahora avanza en conversaciones con el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien se convirtió en opositor fuerte de la reforma tributaria, que finalmente el Gobierno retiró.
A Uribe le preocupa el país, la seguridad, los bloqueos a las carreteras y los ataques a la fuerza pública. Incluso, pidió a la ciudadanía apoyar el derecho de soldados y policías de utilizar armas para defender su integridad, una polémica propuesta que no cayó bien y que motivó a Twitter a eliminar el trino.
Con el Centro Democrático, la bancada de gobierno, Uribe ha venido haciendo propuestas económicas al Gobierno, y ha pedido a alcaldes y gobernadores que tiendan puentes y faciliten el diálogo en las regiones con los líderes del paro y todos los sectores de la sociedad.
Juan Manuel Santos dio el primer paso. “Presidente, estoy a disposición suya y de los colombianos para salir de esta crisis…”, dijo. Ernesto Samper, uno de los más ácidos críticos del Gobierno Duque, siguió el ejemplo y mostró disposición de colaborar. “Estoy listo y dispuesto a contribuir”, expresó.
Lo importante –de acuerdo con Samper– es identificar los tres factores de la crisis: las consecuencias de la pandemia, la polarización ideológica que ya creó una grieta entre los colombianos y la reforma tributaria, el factor detonante de las movilizaciones. A su juicio, Duque debería propender por el esclarecimiento de las causas de los muertos durante las protestas y la verdad sobre los desaparecidos como un buen gesto y primer paso para construir confianza.
César Gaviria –quien ocho días atrás tildó en SEMANA al presidente Iván Duque de inexperto en gobernar– pasó la página, se despojó de sus diferencias políticas y habló con el mandatario sobre cómo superar la crisis.
Andrés Pastrana es un acérrimo enemigo de la izquierda y de Nicolás Maduro, y, aunque actualmente las relaciones con Duque no pasan por su mejor momento, apoya al Gobierno en medio de esta crisis. La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez tendió el puente.
¿Qué hacer ante la incertidumbre? ¿Qué camino debe escoger el Gobierno para salir de la crisis? Iván Duque lideró maratónicas reuniones con distintos sectores políticos y precandidatos presidenciales, propiciando el diálogo para hacerle frente a la problemática. Sergio Fajardo, quien participó en el encuentro de la Coalición de la Esperanza, considera que el presidente Duque debe salir y hablar directamente con los manifestantes. Le pidió que hiciera presencia en Cali (la ciudad más afectada por el vandalismo), que escuchara la indignación, ordenara parar la violencia, convocara a alcaldes y gobernadores y demás gremios, e hiciera un diálogo público que convoque al país. “Le reiteramos a Duque que Colombia es mucho más que Bogotá y que gran cantidad de regiones deben ser escuchadas”, dijo.
La Coalición de la Esperanza –que integra a diez precandidatos presidenciales, el primer grupo opositor en hablar con Duque– coincidió en que el diálogo del mandatario no puede limitarse a las fuerzas políticas en la Casa de Nariño. Por esto, propusieron durante su encuentro la puesta en marcha de un agresivo plan de emergencia social que incluya, como mínimo, una renta básica de emergencia para 6,2 millones de hogares pobres y matrícula cero en universidades públicas, entre otras.
El precandidato presidencial Juan Manuel Galán afirmó que el problema de fondo es una crisis social profunda desde antes de la pandemia. Y coincide en el plan de emergencia social, la renta básica y apoyo financiero a jóvenes universitarios que pide la Coalición de la Esperanza. “El Gobierno debe buscar la manera de financiar eso ya”, dijo.
Al igual que el precandidato Humberto de la Calle, coincidió en establecer una mesa de diálogo directa con el Comité Nacional del Paro, en la que el presidente no se levante hasta lograr acuerdos. “Seguiremos siendo opositores a Duque, pero no impide que pidamos unidad en esta emergencia”, expresó De la Calle.
Lo ideal –como dijo Juan Manuel Galán– es que todos los sectores políticos, incluido Gustavo Petro, tengan una actitud de contribución al diálogo. No obstante, el líder de la Colombia Humana parece cada vez más distante del Gobierno, como se observa en sus mensajes y en los de gran parte de sus seguidores en Twitter. Petro, por ejemplo, convocó a una marcha de un millón de ciudadanos si se decreta el estado de conmoción interior, una actitud provocadora que podría desencadenar en nuevos hechos de vandalismo, escudados en movilizaciones pacíficas.
Como están las cosas, no es momento de pensar en el proselitismo. “Es urgente salir de esta crisis tan profunda y salvar la democracia”, precisó el precandidato presidencial Federico Gutiérrez. El antioqueño, que también asistió el viernes al Palacio de Nariño, afirmó que el país debe ser solidario porque hay 21 millones de colombianos en la pobreza. “El Gobierno se tiene que concentrar en vacunación masiva y así poder emprender la recuperación económica y social”, propuso.
Lo importante por ahora es que Duque escuche el clamor de los ciudadanos y sectores democráticos en el Congreso, las asambleas, los concejos y los diálogos desde las regiones, concluyó Gutiérrez. El respaldo a la institucionalidad, rodear al presidente, a la democracia y a las instituciones son temas importantes en este momento, rescató Enrique Peñalosa, mientras que Óscar Iván Zuluaga –quien no ha oficializado su intención de una precandidatura presidencial– dijo que es fundamental defender la democracia y a las Fuerzas Armadas. Pidió no olvidar la pandemia por la covid-19 y acelerar la vacunación masiva que permita la reactivación económica.
Aunque Duque ha tendido puentes de entendimiento que conduzcan a un diálogo nacional, el espaldarazo que recibió de las altas cortes no fue bien visto por magistrados de la Corte Constitucional, como Diana Fajardo y Jorge Enrique Ibáñez, que marcaron distancia y defendieron la división de los poderes.
Por su parte, el precandidato del Partido Verde, Camilo Romero, no comparte la agenda que se estableció desde el Palacio de Nariño para mitigar la crisis. Por eso, se negó a asistir y criticó a la Coalición de la Esperanza por el encuentro con Duque. Según él, una crisis de esta magnitud no se resuelve de la misma manera que antes. “El Gobierno debe plantear un diálogo con esa ciudadanía, joven sobre todo, que ha salido a marchar de manera pacífica y contundente en las calles y que difícilmente se siente representada por los políticos”.
Duque, por ahora, sigue uniendo sectores en busca del gran pacto nacional, pero es importante desescalar la confrontación que, de acuerdo con el precandidato Juan Fernando Cristo, debe comenzar por algo elemental: “Que el Gobierno condene los excesos de la fuerza pública y se solidarice con las víctimas, y que el Comité del Paro rechace por igual al vandalismo y a las agresiones a los policías. ¿Será posible?”.