El 27 de octubre de 2019, con más de un millón de votos, la Alianza Verde logró una victoria contundente que la colectividad necesitaba para afianzar su gran momento en la política colombiana: Claudia López se convirtió en la primera alcaldesa de Bogotá elegida por voto popular, y a los ojos del mundo constituyó un gran paso para las mujeres de la región.

Las victorias en 2020 y la presencia nacional recordaron la “ola verde” de Antanas Mockus. Por esto, el pronóstico de 2022 para la colectividad era de liderazgo y de un rol crucial en la elección presidencial. Sin embargo, sin la comodidad de la oposición y con el desgaste de quien gobierna, se fue quebrando esa unión de quienes formaban parte del partido.

De un momento a otro, llegó la pandemia, comenzaron los problemas en la Bogotá de Claudia López, se desestimó la opinión de la colectividad en la administración y comenzó un fuego amigo que se inició con la profunda crisis que el partido vive hoy.

En primer lugar, se destaca la dificultad en la Alianza para lograr consensos. No pudieron sacar una candidatura presidencial propia por las disputas ideológicas entre los miembros de centro, centroizquierda e izquierda. Por esto, para el disgusto de muchos, Angélica Lozano pidió dividir en dos al partido, y sus pujas terminaron en la decisión de declarar a los militantes en libertad para votar. La anarquía.

Angélica Lozano, quien lideró la puja por la Centro Esperanza en el Verde, está desgastada y se desconoce sobre su regreso al partido. | Foto: Karen Salamanca

A su vez, muchos consideran apenas normal que ocurran estas diferencias, dado que se trata de un conjunto de opinión caracterizado por la pluralidad. Pero los roces no fueron superficiales y se convirtieron en profundas heridas que parecen difíciles de sanar. Los problemas para lograr consensos parecen ser también una dificultad para respetar lo pactado.

El representante Mauricio Toro le contó a SEMANA el momento en el que los problemas entre los miembros del partido escalaron a tal punto que Lozano decidió presentar su renuncia. Todo apunta a que el ala petrista de la colectividad quería romper el acuerdo con la Coalición Centro Esperanza que unía la lista del Verde con las fuerzas de la alianza moderada.

A horas de enviar el listado con nombres y números, la fracción intentó dar el golpe que iba contra la decisión pactada en la Dirección Nacional. “Eso reventó a Angélica”, expresó Toro sobre el fallido rompimiento.

Sin embargo, nadie se encuentra libre de pecado y, por eso, hasta el ala más afín a Lozano reconoce las faltas que ha cometido la senadora. Muchas denuncias indican que la mujer más votada del partido no ha sido transparente y democrática para impulsar sus causas. Las presiones para adelantar los acuerdos, las amenazas con dividir la colectividad y sus intentos por encaminar a todos los militantes al centro no fueron delicados.

Incluso, representantes como Juanita Goebertus y Toro siguen inconformes con la puja de Lozano para lograr el aval de Olga Lucía Velásquez, quien viene del Partido Liberal, trabajó para la alcaldía de López y es cuestionada por su forma tradicional de hacer política. (Ver artículo ‘Listas al Congreso: heridas abiertas’, página 36).

Hasta ahora, las fisuras siguen abiertas, y son contadas las figuras notables que mantienen la buena relación con Lozano. En un principio la división era entre el centro y el petrismo. Después de estas nuevas injerencias, se puede decir que se fragmentaron los más cercanos a la Coalición Centro Esperanza.

El regreso de Lozano a la Alianza Verde aún no está claro. A pesar de que el partido rechazó su renuncia y se le guarda el número diez en la lista al Senado, ni ella ni sus copartidarios tienen una perspectiva clara de su situación. SEMANA conoció que el día de inscripción de las listas, ya fuera del partido, Lozano se encontraba asignando los números para los senadores junto con Rodrigo Romero, parte de la Dirección Nacional. Todo apunta a que, a pesar de que no se conozca de su regreso al Senado, se sabe que no se encuentra del todo desvinculada de la Alianza Verde.

Después de todas las asperezas, el partido se encuentra en etapa de reconciliación, en la que varios miembros volvieron a restablecer las relaciones previas que sostenían. A pesar de la tormenta, el día de la inscripción en Corferias los verdes posaron y se abrazaron para mostrarle al país que se están enmendando las grietas. Algunos aceptan que la lista no es la más fuerte, y otros se encuentran inconformes por no haberse ido por la opción de la lista única. Lo que sí está claro es que, con la aparición de nuevas apuestas de centro y con las rivalidades en el partido, la promesa de 2022 va sin certezas a las próximas elecciones.