Después de siete años de juicio, los coroneles de la Policía, Jerson Jair Castellanos Soto y Wilmer Toros Orjuela fueron condenados por el delito de constreñimiento a la prostitución. Esto dentro del escándalo conocido como la Comunidad del Anillo.
Los oficiales, que ahora están en retiro, fueron hallados responsables de ejercer presiones indebidas y poner en marcha un plan para prostituir a alféreces. Tras las pruebas reveladas por un fiscal de la dirección especializada contra las violaciones a los Derechos Humanos, demostró que, en el caso del coronel Castellanos Soto, este frecuentó entre 2005 y 2006 la Escuela de Cadetes General Santander, en el occidente de Bogotá.
Esto con el fin de contactar jóvenes, ganarse su confianza con regalos e invitaciones a almorzar o a eventos deportivos y culturales; y posteriormente inducirlos a ejercer actividades sexuales.
La investigación de la Fiscalía General permitió identificar a cinco alféreces que, en medio de presiones y la amenaza de que no podrían seguir la carrera policial, accedieron a reunirse con el entonces jefe de seguridad del Congreso de la República.
Para lograr sus objetivos, el coronel Castellanos Soto contactó al mayor Torres Orjuela, quien para ese entonces tenía todo el control de los alumnos de la Escuela de Cadetes, y ejecutó acciones intimidatorias para que se reunieran con el oficial.
Igualmente, fue el encargado de facilitar las salidas de los alumnos para que se reunieran sin problemas y fueran a los encuentros sexuales con el oficial. En los próximos días el despacho judicial fijará la fecha en la que dictará el monto de la condena.
Durante el extenso juicio, los dos oficiales insistieron en su inocencia, asegurando que jamás incurrieron en este tipo de explotaciones sexuales.
Palomino se queda en portada de libro La Comunidad del Anillo
A mediados del 2016, cuando el escándalo de la Comunidad del anillo era pan de cada día, la editorial Oveja Negra publicó un libro que recopilaba los mejores capítulos documentados por los medios de comunicación. En la carátula está el exdirector de la Policía Rodolfo Palomino acompañado del exviceministro del Interior Carlos Ferro y del exjefe de Seguridad del Congreso, coronel Gerson Jair Castellanos.
La publicación, que rápidamente se convirtió en un éxito en librerías, causó la indignación del general Palomino, que de inmediato intentó frenar la venta de ejemplares. Para ello interpuso una acción de tutela en la que alegaba que su foto fue usada sin contar con autorización, con lo cual se afectó su imagen, afectó a su familia y a la Policía Nacional.
Según el general, en la fotografía porta las insignias propias del cargo, y ello, aunado al título y al contexto social, envía un mensaje directo de que es el líder de la comunidad del anillo.
El exdirector de la Policía perdió su reclamación en la Corte. Según el alto tribunal, en su condición de funcionario, el general y los otros implicados están expuestos a las preguntas, al control e incluso al reproche ciudadano. Y más cuando fueron formalmente vinculados a las investigaciones por una presunta red de prostitución masculina al interior de la Escuela de Cadetes General Santander.
“No es el libro ni el título, la carátula o su contenido el que asocia al demandante a la presunta red de prostitución al interior de la Policía Nacional, sino que este es la consecuencia del escándalo difundido por los medios de comunicación”, aseguró la Corte en su momento.
Los magistrados consideraron que el contenido del libro, que es producto de una recolección de información periodística, está cobijado por la libertad de expresión y la misión que cumplen los medios de comunicación. Asegura, incluso, que se satisfacen los mínimos de veracidad e imparcialidad. En últimas, el alto tribunal dice que con esta portada no se afectó la intimidad, el buen nombre, la honra o la dignidad de Palomino.