El listado de funcionarios que resultaron enredados en las marañas corruptas de Carlos Mattos ya pasó la decena y se siguen sumando, incluso abogados y hasta guardianes del Inpec. En síntesis, quien se acerca a Mattos para ayudarlo, investigarlo o juzgarlo, termina afectado. Ahora, cuando se espera avanzar en el juicio y después de casi cinco años de proceso, piden un aplazamiento.

La novela judicial de Carlos Mattos estaba a punto de terminar cuando decidió aceptar su responsabilidad en los hechos de corrupción conocidos como el caso Hyundai, los sobornos ofrecidos a funcionarios judiciales para ganarle a la multinacional coreana una demanda y quedarse con la distribución de los vehículos de esa marca en Colombia.

Pero aceptar responsabilidad a través de un millonario acuerdo con la justicia le valió a Mattos una serie de beneficios que cualquier terrenal en líos con la justicia quisiera tener. No solo compró un boleto para hacerle conejo a la justicia, también un trato preferencial en las cárceles, con escolta privado y conductores vestidos de camuflado azul.

Cuando lo descubrieron de paseo en carros del Inpec y por las calles de Bogotá, su situación empezó a complicarse. Su actitud de patrón logró convertir a guardianes del Inpec, funcionarios públicos, en sus sirvientes y así promovió que un general de la Policía, con más de 30 años de servicio y sin tacha conocida, terminara fuera de la institución.

SEMANA anticipó que el acuerdo de la Fiscalía con Mattos tambaleaba y aunque lo negaron en un comunicado, el acuerdo se cayó. La negociación de Mattos para reducir su pena y aceptar responsabilidad incluía un pago de dos millones de dólares que por partes iguales se dividía entre la Fiscalía y la Judicatura, un coqueto acuerdo que estaba firmado, pero un juez le hizo algunos reparos.

Mientras la Fiscalía trataba de ajustar el acuerdo, más noticias se conocían. Unos audios de los abogados de Mattos asegurando que esa negociación estaba amañada y que obedecía únicamente al pago de los dos millones de dólares, y una gafas espía en poder de los defensores mientras estaban de visita en la cárcel de Cómbita, terminaron por adornar el pastel de irregularidades.

En resumen, el acuerdo de Mattos se estaba aprobando en medio de una serie de hechos ilegales que el mismo fiscal del caso aseguró era necesario investigar, así la indagación lo incluyera a él. Entonces, más funcionarios se sumaron al listado de investigados por estar cerca del corrupto empresario.

Ahora y sin acuerdo, Mattos debe enfrentar un juicio, el mismo que estuvo embolatado por casi cuatro años cuando se fugó a España y meses de solicitudes de la Fiscalía por traerlo extraditado. Se supone que Mattos debe ahora enfrentar a la justicia sin ninguna clase de prebenda, más allá del debido proceso.

Sin embargo, cuando todo estaba listo y el juez fijó una jornada de varios días para el juicio, el nuevo abogado, según informaron desde la judicatura, pidió un aplazamiento para estudiar el caso. El juez entendió la solicitud de la defensa y concedió ese aplazamiento.

Cuando se supone que el país estaba en presencia del último capítulo en esta novela, el guionista, que resulta ser el mismo Mattos, le sumó más episodios, serán meses de más hechos y escenas con Mattos como protagonista.