Los secretos más íntimos del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, que esconden tráfico de drogas y armas de la mano de las Farc, un complejo esquema internacional de lavado de dinero y hasta financiación de partidos políticos de izquierda, están a punto de ser revelados por sus protagonistas: el exjefe de inteligencia de ese país Hugo ‘el Pollo’ Carvajal, quien ya es un opositor declarado del régimen y está a días de ser extraditado Estados Unidos, y el empresario colombiano Álex Saab, considerado el ministro de finanzas a la sombra y quien manejaba un complejo esquema de blanqueo de dinero.

Aunque la extradición de Hugo ‘el Pollo’ Carvajal había sido aprobada, el viernes fue suspendida temporalmente por un error técnico. Dice que no está escapando de la justicia, la está buscando, con la intención de ventilar lo que sabe del régimen, al que declaró ilegítimo cuando le dio golpe de Estado a la Asamblea Nacional, de la cual era diputado.

En España, el Pollo Carvajal empezó a cantar, reveló cómo el régimen ha financiado movimientos políticos y candidatos de izquierda en países como España, donde dio dinero a Podemos y a su jefe político, Pablo Iglesias; en Argentina apoyó el kirchnerismo; en Bolivia, a Evo Morales, y no podía faltar Colombia, donde, aseguró, financió a Gustavo Petro.

Carvajal reveló un esquema de movimiento de millones de dólares en valijas diplomáticas. Desde embajadas y la Cancillería de Venezuela se articulaban las entregas, cuyo envío era supervisado por el secretario de Maduro, Williams Amaro. Otro eslabón era Juan Carlos Monedero, exsecretario de Proceso Constituyente y Programa de Podemos, quien recibía el dinero.

Pero el exjefe de inteligencia es requerido en Estados Unidos por una causa más antigua, cuando formaba parte del círculo íntimo del chavismo. Desde 2008 fue acusado por una corte del distrito sur de NuevaYork como responsable de una conspiración narcoterrorista entre el cartel de los Soles y la guerrilla de las Farc.

También son acusados Nicolás Maduro; el actual primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, y el exmilitar Cleaver Alcalá como cabecillas del cartel de los Soles, al que le achacan el envío de por lo menos 250 toneladas de droga, en alianza con las Farc, a la que a cambio le entregaban armas. Otro de los alfiles que ya está en territorio estadounidense es el empresario colombiano Álex Saab, quien trató de evitar la extradición durante 16 meses, cuando fue detenido en Cabo Verde, África.

Aunque en principio Saab era un contratista de gimnasios verticales, casas para clases populares y entrega de comida, mucha de ella en mal estado, por medio de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), en los últimos años diseñó un complejo aparato de lavado de activos y relaciones internacionales. Salía con aviones cargados de dólares y oro, visitaba países cercanos al régimen y lograba abastecer insumos como la gasolina.

Hasta el momento es fiel al régimen de Maduro. Su pareja y sus tres hijos menores permanecen en Venezuela y hay temor por retaliaciones si prende el ventilador. Justamente uno de sus hijos, Shadi Nain Saab, podría ser la carta para que empiece a cantar, le siguen la pista porque aparece como director de Group Grand Limited, la piedra angular del entramado corrupto que montó Saab para enriquecerse con los Clap.

Además, su firma aparece como titular de una cuenta que, en 2020, Saab confesó tener en Suiza y cuyo saldo superó los 730 millones de dólares. Este podría ser el talón de Aquiles para que cuente, entre otras cosas, la relación con los hijastros de Maduro, Walter, Yosser y Yoswal Flores, conocidos como los Chamos, hijos de Cilia Flores, quienes tienen negocios con el barranquillero mediante la Fundación Propatria 2000.

También el rol de su socio Álvaro Pulido, antes identificado como Germán Rubio, por quien el viernes Estados Unidos anunció una recompensa de 10 millones de dólares, y con el que tejió una compleja red empresarial con presencia en Turquía, Irán, Rusia, China, Ecuador, Emiratos Árabes y Panamá, desde donde realizaba los negocios con los cuales, según la justicia estadounidense, ha blanqueado millones de dólares.