¿Debería un presidente gastar parte de lo que se gana para dotar el lugar donde va a vivir durante sus cuatro años de gobierno? Esa es la polémica que quedó abierta, después de las lujosas compras en la Casa de Nariño, a través de un contrato de más de 173 millones de pesos para dotar las residencias privadas de la Casa de Nariño y la Vicepresidencia.
En el listado apareció un televisor de 85 pulgadas a 27 millones de pesos, otros televisores de 70 pulgadas a 5′428.000 pesos, dos plumones “pluma de ganso” cada uno por poco más de 4 millones de pesos. ¿Es realmente eso lo que pueden valer esos artículos? Juan Diego Alvira se fue de compras para averiguarlo.
Actualmente, el presidente de Colombia se gana 40 millones de pesos y en América Latina es el tercero con más sueldo, por debajo del de Uruguay y el de Chile. Se podría pensar en que parte de ese dinero lo destine a esa dotación o está bien que esas compras se hagan con el dinero de los impuestos que pagan los colombianos.
En diálogo con Juan Diego, el senador Gustavo Bolívar dijo que esas son compras que se hacen en todos los gobiernos y que casi siempre terminan en escándalo. Recordó el episodio de las cortinas de 15 millones de pesos del expresidente Juan Manuel Santos o la lujosa vajilla del expresidente Iván Duque de 118 millones de pesos.
El congresista considera que el Estado puede hacer algunas compras para los presidentes, por la dignidad que representan, pero también dijo que, si quisieran darse algunos lujos, esos sí deberían pagarlos de su bolsillo.
El presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez dieron explicaciones esta semana sobre el asunto. El jefe de Estado lo hizo a través de su cuenta en Twitter, donde escribió que la compra de colchones, cobijas y sábanas tenía como propósito que las personas del servicio tuvieran las mismas comodidades que ellos, pues las habían encontrado discriminadas.
Pero también reaccionó la vicepresidenta Francia Márquez, que negó haber dado la orden para comprar artículos lujosos, pero ―según ella― sí pidió que les cambiaran las camas al personal del servicio pues se encontró que esas camas eran “chiquiticas”, parecidas a las que ella usó cuando fue empleada del servicio. Sin embargo, en las ordenes de compra en cuestión, no había camas.
El exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia, Víctor Muñoz, escribió también en su cuenta de Twitter que es normal que se cambien los colchones con la llegada de un nuevo gobierno, pero advirtió que las cortinas y las sábanas sí estaban.
Entre las explicaciones del presidente y la vicepresidenta, llama la atención que el presidente Petro es enfático en que no hubo sobrecostos. El tema podría ser debatible a juzgar por lo que se encontró Juan Diego Alvira en un almacén de cadena.
La lista de compras
En su momento, el director del Departamento Administrativo de la Presidencia, Mauricio Lizcano, dio explicaciones de las compras y la dotación de las casas privadas del presidente y la vicepresidenta. En su explicación, dijo que esas adquisiciones se hicieron a través de la plataforma Colombia Compra eficiente y que en total se dotaron 34 habitaciones.
El Gobierno defiende al proveedor
Y es que en su momento también causó inquietud la sede de la empresa Polyflex, que fue la que se ganó el contrato y cuya sede queda en la localidad de Suba. En redes sociales empezaron a compartir imágenes de la fachada de la compañía, que al final terminó generando dudas entre los ciudadanos.
Por ahora, las autoridades no han encontrado mérito para abrir una investigación relacionada con estas compras. ¿Debería un presidente sacar de su bolsillo para sus gastos personales? ¿Debería la presidencia entrometerse en ese tipo de compras, o podrían ser compras personales? El debate sí quedó sobre la mesa.