No es la primera vez que, al publicarse un artículo que deja en evidencia aspectos negativos de Medellín, la administración Municipal protesta. En el 2012, Aníbal Gaviria rechazó con vehemencia un reportaje de El País, de España, escrito por Pablo de Llano, en el que gravitaba una cifra difícil de digerir: la de 5.000 sicarios que supuestamente deambulaban por las calles de la ciudad. La semana pasada la cadena televisiva del Reino Unido Canal 4 publicó un reportaje del periodista peruano Guillermo Galdós titulada “El burdel más grande del mundo”. Ante lo que bien parece una exageración, Gaviria dijo que el informe periodístico no tuvo en cuenta que su administración ha invertido 32.000 millones de pesos en prevención. Sin embargo, una cifra entregada por la misma Alcaldía da cuenta de una problemática de fondo: en el 2012, 374 niños y adolescentes fueron explotados y comercializados sexualmente. En el 2013 fueron 181, lo que quiere decir que, solo tomando en cuenta los números oficiales, en dos años 555 niños de Medellín padecieron las consecuencias de dicho delito, sin con contar lo que se haya reportado en el 2014. El concejal Luis Bernardo Vélez desde hace dos años ha venido alertando a las autoridades sobre el tema, en debates en los que ha puesto de presente hechos incluso similares a los señalados en el reportaje inglés. Semana.com habló con él para conocer el origen de sus denuncias. Semana.com: ¿Qué tan grave es el problema de la prostitución y la explotación sexual infantil en Medellín? Luis Bernardo Vélez: Al margen del titular del reportaje, en lo que habría que pensar es en los niños y niñas víctimas de explotación sexual. Eso es lo que nos preocupa. Hemos insistido en que ahí hay una expresión más de la ilegalidad en la ciudad. Un evento que generó mucha conmoción en Medellín fue el de una niña que mataron en las afueras del colegio Héctor Abad Gómez, en el sector de la Plaza de Flores. La Personería encontró que había sido asesinada por actores armados porque ella no quería permitir que fuera explotada sexualmente. Semana.com: ¿Desde hace cuánto ustedes han venido haciendo esas denuncias? L. B. V.: Hace mucho tiempo estamos llamando la atención de las autoridades. La explotación sexual con menores en Medellín es a plena luz del día. Hace dos años y medio hicimos una sesión en el Concejo en la que mostramos un video en el que hablaban adolescentes denunciando exactamente lo mismo. Están preocupados porque llamaron a Medellín “burdel” y la cosa es mas grave que un “burdel”. Yo creo que el mismo título del reportaje inglés lo que hace es poner una cortina de humo para una circunstancia que es peor, y esa es la explotación de niñas y adolescentes. Semana.com: ¿La realidad en Medellín es mas tozuda que el reportaje? L. B. V.: En el tema de niños y niñas, sí. Medellín se ha venido ofreciendo ante el mundo como una ciudad de servicios turísticos, de gastronomía, de grandes eventos, pero en ese terreno se ha escapado el turismo sexual. Lo doloroso es que la demanda es muy grande. Y lo peor es que no sólo es con mujeres adultas, sino con niñas y adolescentes y con la connivencia de hoteles y redes de taxistas. Medellín tiene una oferta de turismo sexual que no se puede ocultar. Semana.com: ¿Qué han hecho las autoridades al respecto? L. B. V.: Lo grave del asunto es que para la misma sociedad y para las autoridad se vuelve paisaje. Hay una calle en Medellín que llaman Abejorral. Allí las menores de edad son sometidas a ofrecer un servicio de sexo oral. A esa práctica le llaman “Las terneritas” y las autoridades saben que existe y sin embargo, lo siguen tolerando. Semana.com: La Alcaldía habla de 32.000 millones de pesos en inversión. ¿Ustedes como concejales qué control político le han hecho a ese presupuesto? L. B. V.: La administración esta confundiendo la intervención en cuanto al ejercicio de la prostitución que es legal en el país, que es común en todas las ciudades del mundo, con la explotación sexual de niños, que es un delito penalizado. Y de los más graves que contempla la ley. Y sin embargo, lo que se pregunta uno es dónde está la aplicación. Hace dos meses propiciamos un debate sobre violencia sexual y prostitución que arrojó varias cosas. Uno, que la Alcaldía interrumpió durante ocho meses del año pasado un proyecto llamado “Por mis derechos”, para luego entregárselo a una empresa sin ninguna experiencia en el tema de prevención. Yo me pregunto: ¿Dónde están los resultados en materia penal y sancionatoria para los explotadores sexuales? Semana.com: ¿Pero ese no es un resorte de otras instituciones? L. B. V.: Esta administración tiene un enfoque y es el de mirar hacia fuera más que intervenir los problemas internos. Eso pasa en el tema de niñez, eso pasa en el tema de infancia y adolescencia, en el de habitantes de calle, en el de la prostitución. En ese camino me parece válido reflexionar. Que a Medellín se le mire mundialmente está bien, pero eso no puede ser una excusa para ocultar problemas y minimizarlos. Hace unos cuatro meses le expuse la problemática al director de Plaza Mayor, que es donde se realizan los grandes eventos en Medellín. Uno esperaría que en los aeropuertos, bares, cadenas hoteleras, terminales, restaurantes y discotecas hubiese presencia de campañas continuas que digan que en este país el comercio sexual y el proxenetismo de niños es un delito, pero eso nunca lo ve uno.