El Juzgado Noveno Penal Especializado de Bogotá, con función de conocimiento, condenó a Lidya Andrea Moncada Matuk a la pena de 43 años de prisión, como responsable de los delitos de secuestro extorsivo agravado, con circunstancias de mayor punibilidad, y hurto calificado y agravado.

El fallo también le ordena a esta mujer a pagar la multa de 17.499,99 salarios mínimos legales mensuales vigentes e inhabilidad para el ejercicio de derechos y funciones públicas por un lapso de 20 años.

De acuerdo con la investigación, el 8 de abril de 2018, en horas de la madrugada, “Moncada Matuk ingresó con la víctima, el subteniente de la Policía Esteban Camilo Ojeda Erazo, a un bar ubicado en el barrio Santa Fe de la capital del país. En el lugar, la mujer, con ayuda del mesero, le suministró al oficial sedantes en el licor que consumían y sustancias alucinógenas repetidas veces, hasta dejarlo en estado de indefensión”.

Los investigadores determinaron que la hoy condenada y otras personas de la organización delincuencial subieron al subteniente a un vehículo y lo trasladaron a un inmueble en el barrio El Parejo, donde lo mantuvieron retenido y lo torturaron por ser miembro de la fuerza pública.

Se estableció, además, que le hurtaron sus pertenencias y las tarjetas bancarias, con las cuales los secuestradores realizaron compras en diferentes establecimientos comerciales por más de $5.000.000.

Después, Ojeda Erazo fue asesinado y enterrado en una fosa dentro del mencionado lugar, donde las autoridades hallaron su cuerpo cuatro días después.

Los casos de paseo millonario, la modalidad de hurto que consiste en secuestrar para asaltar a un ciudadano, generalmente cuando aborda un vehículo de servicio público, como taxis o particulares que trabajan a través de aplicaciones, es, en criterio de los expertos en seguridad, una práctica criminal tremendamente violenta y con secuelas que duran por años en la memoria de las víctimas.

Muchos de estos casos terminan no solo en el hurto, sino en lesiones y en ocasiones hasta en la muerte. Las víctimas son obligadas a entregar sus pertenencias y son llevadas a cajeros electrónicos para desocupar las cuentas bancarias. En ciertas oportunidades son drogadas para mantenerlas en un estado de letargo mientras completan el crimen.

Últimamente no son muchos los casos de “paseo millonario” que se escuchan o ven en el país, para algunos porque ha habido una notable reducción de los delitos, mientras que otros señalan que muchos de estos hechos no se reportan e incluso quienes fueron víctimas advierten que el fenómeno está en aumento.