Un juez penal del circuito de Bogotá emitió sentido de fallo condenatorio contra Miguel Camilo Parra Niño, quien atacó con un hacha a su excompañera sentimental Ángela del Pilar Gaitán, en hechos ocurridos el 16 de octubre de 2020.

De acuerdo con la Fiscalía, con evidencia fílmica, testimonios y otras pruebas, un fiscal de la Seccional Bogotá demostró que Miguel Camilo Parra Niño agredió en varias oportunidades a la mujer en un inmueble del barrio El Redil, en la localidad de Usaquén, en el suroccidente de la ciudad.

“La investigación permitió establecer que Parra Niño pretendía causarle la muerte a su expareja, luego de que ella pusiera fin a una relación de ocho meses de convivencia. El motivo de la separación fueron los múltiples episodios de violencia física y amenazas que soportó la mujer”, señaló la Fiscalía.

En medio del juicio, el ente acusador indicó que el individuo actuó consciente de lo que hacía, al punto que el día del ataque llamó a su mamá y a una tía para que vieran a la víctima. Posteriormente, escapó con el hacha, cambió su apariencia física y se ocultó en Fusagasugá (Cundinamarca), donde fue capturado el 27 de octubre de 2020.

“En ese sentido, el juez lo declaró responsable del delito de tentativa de feminicidio agravado y ordenó su captura inmediata, la cual hicieron efectiva investigadores del CTI de la Fiscalía en la sala de audiencias donde se cumplió la diligencia”, agregó la entidad.

Todo parece indicar que para el ataque, el hombre tomó un hacha de su colección y con este elemento atacó a su expareja. En aquel entonces, gravemente herida, Ángela del Pilar Gaitán fue trasladada a la Clínica Fundación Cardioinfantil con graves lesiones en su cabeza, que le generaron una incapacidad médico legal provisional de 60 días.

“No sabría explicar cómo sigo viva, el neurocirujano que me operó explicó a mi familia que yo estaba viva de milagro. Los golpes fueron muy fuertes, tengo fracturas en el cráneo muy grandes, es un milagro”, señaló Ángela del Pilar Gaitán Ferro, días después del brutal ataque.

La mujer sufrió, además del dolor físico, las dos primeras semanas posteriores al ataque, mucha ansiedad y miedo, al igual que su pequeño hijo de 12 años, porque en ese entonces no sabían del paradero del hombre.

Los agentes se encontraron con que Miguel Camilo Parra estaba en una zona apartada del municipio de Fusagasuga y decidió cortarse el cabello, un aspecto muy diferente al mostrado en redes sociales junto a su víctima Ángela del Pilar Gaitán.

“Me hace sentir muy tranquila, estuvimos en la audiencia y me devuelve la confianza en la ley. Todos los argumentos de la Fiscalía fueron espectaculares, en mi familia estamos felices con esta decisión. Falta la condena y ojalá sea acorde con las lesiones que Miguel me causó”, dijo en esa oportunidad Ángela del Pilar Gaitán a SEMANA, tras enterarse de la captura de Miguel Camilo Parra Niño.

El feminicidio que conmociona a Barranquilla

“Dirán que soy de sangre fría, la verdad no”, dijo Jairo Armando Cordero, mientras le confesó a la Fiscalía que fue el responsable de asesinar a su esposa, meter el cuerpo en una maleta, llevarlo a una zona desolada a las afueras de Barranquilla, quemarlo y luego presentarse ante las autoridades para denunciar su desaparición.

Esta historia comienza cuando Cordero se conoció por internet con Edixmar Enríquez, de 23 años y nacionalidad venezolana. Llevaban cinco años juntos, se convirtieron en padres y el pasado 14 de mayo la tragedia los destruyó. Él la mató.

“Fue a la cocina, sacó un cuchillo, me dice, te largas tú o me largo yo… Intenté quitárselo, cambio la posición del cuchillo, la apreté durísimo contra la pared”, dijo el confeso asesino, mientras usaba sus manos para recrear el momento en que Edixmar cayó y no se levantó. “La llevé al cuarto, intenté reanimarla, no respiraba, no sé si la ahorqué mucho, no sé si fue el golpe, me llené de pánico”.

Durante el interrogatorio, Cordero hizo pausas y trataba de recordar la tragedia que protagonizó. Ubicó su relato al día siguiente del crimen, cuando llevó al niño donde su mamá, compró por 50.000 pesos una maleta en el centro de Barranquilla y 2.000 pesos de gasolina. “Era un bolso negro que tenía varios cierres; fue la estupidez más grande de mi vida, ahora me doy cuenta”.

“En un soliloquio le preguntaba a ella por qué tuvimos que llegar a este extremo, por qué llegar a este punto donde no sé si yo le arruiné la vida a ella, o nos la arruinamos los dos. Luego me fui al cuarto con el niño (silencio) y la única estupidez que se me ocurrió fue ir a buscar una maleta”, dijo el feminicida.

Jairo Armando Cordero llegó a la URI de Barranquilla para denunciar la desaparición de Edixmar. Les dijo a los investigadores que la mujer salió a trabajar el sábado y no regresó. En su confesión contó cómo su familia le hizo jurar que todo estaba bien, y él juró, aun cuando el cuerpo de su esposa se descomponía en la habitación de su hijo.

“Dirán que soy de sangre fría, la verdad no, pero es complicado ver a tu familia y decir yo maté a la mamá de mi hijo, voluntaria o involuntariamente lo hice (suspiró). Bueno, llego allá, doy una vuelta, mi mamá me decía que sabía que había pasado algo”, señaló en su declaración.

Cuando el hombre se sentó en las oficinas del CTI, casi 48 horas después del crimen, la verdad se le salió de los labios, llamó a su abogado y confesó. Contó cómo después de asesinar a su esposa metió el cuerpo en la maleta que compró y llamó un taxi.

“Él me preguntó por qué huele tan fuerte… En la parte de atrás del taxi no se podía meter la maleta, entonces la llevé conmigo, como si fuera una caja de herramientas”, dijo, mientras hacía movimientos para explicar de manera gráfica cómo llevó el cuerpo de su esposa en las piernas hasta una zona llamada Ye de los Chinos, a las afueras de Barranquilla.

Cordero trató de disimular el estado de descomposición del cuerpo y en su mente tenía claro el destino final: una hoguera, no la cristiana sepultura. “Tras unos matorrales la incinero y casi me voy en ese proceso, cuando rocío la gasolina y tiro la mechera, casi me quemo también”.

La investigación

En la mañana del lunes 16 de mayo, la Policía recibió el reporte de un cuerpo quemado a las afueras de Barranquilla. El CTI hizo el levantamiento, estaba sin identificar, lo llevaron a Medicina Legal y los forenses confirmaron que fue asesinada mediante asfixia, tal y como lo relató en su confesión.

A los agentes del CTI y al fiscal del caso les resultó apenas obvio intuir, cinco minutos después del relato de Jairo Armando Cordero, que se trataba de un engaño. El hombre, que se mostraba preocupado por el paradero de su compañera sentimental, guardaba un macabro secreto.

Luego del interrogatorio, la Fiscalía solicitó la captura de Cordero, y en audiencias preliminares el fiscal 11 especializado de Barranquilla, Rodrigo Restrepo, presentó las pruebas, las declaraciones y la confesión del responsable. La evidencia lo mandó a la cárcel.