Desde el pasado mes de marzo vienen condenando a los culpables de asesinar a cinco menores de edad en el barrio Llano Verde de la ciudad de Cali.

Gabriel Alejandro Bejarano fue el primero en ser sentenciado en este atroz crimen. El asesino aceptó su responsabilidad en el delito de homicidio agravado a través de un acuerdo firmado con la Fiscalía que le redujo sustancialmente la pena. Pagará 38 años de prisión.

El segundo implicado fue Juan Carlos Loaiza, quien terminó condenado a 36 años y seis meses de prisión. Y ahora se conoció que Jefferson Marcial Angulo, último inculpado en ese crimen, pagará también 36 años. La noticia se conoció gracias al abogado Luis Mejía. “Logramos la 3ra y última condena en el proceso de Llano Verde. Jefferson Marcial Ángulo fue condenado a 36.5 años de prisión por el juzgado 17 Penal del circuito de Conocimiento de Cali. La impunidad no pudo ganar, desde COEM abogados seguiremos tras la verdad y la reparación”, se lee en el perfil oficial de Twitter de Mejía.

Así mismo, los familiares de las víctimas aseguraron que si bien nada les traerá de vuelta a los menores fallecidos, aplaudieron las condenas contra los agresores mientras se esperan noticias de si hay más implicados en el hecho.

Vale la pena recordar que las víctimas fueron identificadas como Luis Fernando Montaño, Jean Paul Perlaza, Léyder Cárdenas, Álvaro Caicedo y Jaír Andrés Cortés. De acuerdo con la Fiscalía las personas procesadas por la masacre eran trabajadores, en el área de seguridad, de un cañaduzal de Llano Verde, cerca al lugar de los hechos.

¿Qué ocurrió en Llano Verde?

SEMANA en su momento obtuvo el interrogatorio de los capturados por este crimen. En esos testimonios relatan cómo abordaron a los jóvenes y atribuyeron la culpa a un tercer implicado, que la Policía identificó como Gabriel Alejandro Bejarano, alias Mono, quien finalmente habría accionado el arma de fuego contra Juan Manuel Montaño, Leyder Cárdenas, Jean Paul Perlaza, Jair Andrés Cortés y Álvaro José Caicedo, todos afrodescendientes entre los 14 y los 15 años.

Según los documentos que tuvo en su poder SEMANA, los cinco menores fueron vistos por sus agresores a eso de la una de la tarde, caminaban en grupo y tenían algunos cuchillos para cortar trozos de caña y comer.

Esto dijo Juan Carlos Loaiza, uno de los implicados, en el interrogatorio:

- Me llama el mono por radio y me dice que si puedo arrimar un momentico a la guaya (entrada vehicular al cañal), entonces yo cogí mi moto para recogerlo. Jefferson estaba con el mono, cuando llegué Alejandro estaba detrás de una piedra escondido, entonces yo fui frenando y él me hizo una seña con la mano derecha para que no arrimara tanto, le pregunté qué pasó y él me dice “allá vienen unos chinos”, yo le digo que son trabajadores y él me dice que no, que estaban robando, entonces cuando los pelados se van acercando un poco, estaban con unos cuchillos, yo me monté en una montañita para mirar bien quiénes eran los que venían, los pelados voltearon por el cañaduzal.

Alejandro nos dice a Jefferson y a mí, háganse ustedes por la parte de atrás. Yo me fui por la izquierda y Jefferson por la derecha, Alejandro se mete por la parte de atrás de la caña, entonces Jefferson les dice: “muchachos, qué hacen”. Yo me quedo más atrás y le digo a los muchachos que suelten los cuchillos; Jefferson se los quita y los tira por el cañaduzal, yo le dije Alejandro (por radio) aquí tenemos a los pelados.

En ese momento me acerco más y les digo que mucho cuidado porque por acá estaban robando mucho, que si se pueden ir, luego le pregunté a uno de ellos cuántos años tenía, y en ese momento salió Alejandro con la cara tapada con una pañoleta y les dice: “todos al suelo, que miraran al suelo, que no le miraran la cara”, los menores no opusieron ninguna resistencia para entregar los cuchillos. Cuando les quitan los cuchillos, los muchachos dijeron que iban a coger caña y luego a bañar a un lago, yo me iba arrimar donde Alejandro cuando él detonó la primera bala en la cabeza, yo me cogí mi cabeza y dije Díos mío, salí asustado porque de pronto Alejandro atentaba contra mi vida, yo salí de una, y cuando prendo la moto escuchó dos impactos más y Jefferson también dijo: Dios mío, qué hizo ese man. Jefferson se fue conmigo, llegamos a las máquinas. A los 15 minutos llegó Alejandro preocupado, quitándose la ropa para irse. Él mencionó “por allá pasó algo, como que estaban robando”, lo dijo todo nervioso, entonces sale en su bicicleta y yo me voy detrás de él y le preguntó qué había hecho, y él me levanta la voz y me dice “después hablamos, después hablamos”.

Jefferson Ángulo en su interrogatorio insistió en que los adolescentes no estaban robando -como lo aseguró Alejandro en su momento-, dijo que apenas fueron requeridos, ellos soltaron los cuchillos sin oponer resistencia. Contrario a lo que contó Juan Carlos, Jefferson asegura que él botó las armas blancas solo después de que los cinco menores fueron asesinados.

- Me dice Alejandro, el supuesto escolta que mantenía por allá en esa zona, no sé quién lo haya contratado, solo sé que recibía pagos de ahí, que tiene un porrito, llegamos a un punto donde hay una guaya (...) vemos un tumulto de gente y él llama a un compañero por radio y le dice que venga que hay unos manes que van a robar.

(...) Los muchachos inocentemente, niños que no tenía nada que ver con nada, ni con nadie, se meten al cañaduzal.