El entorno digital tampoco es un espacio seguro para las mujeres. Así lo revela la encuesta más reciente del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM) de la Universidad Icesi y la Fundación WWB Colombia, en asocio con el Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE), que caracterizó las violencias basadas en género en el ámbito digital, con una muestra de 470 mujeres emprendedoras o empresarias de Cali, Bogotá y Medellín.
Entre los hallazgos más relevantes se encuentra que el 53 % de las encuestadas afirmó haber recibido contenido ofensivo o sexualmente explícito sin su autorización. Además, el 35 % dijo haber sentido acoso o seguimiento constante a través de redes sociales, mensajes de texto o correos electrónicos, y un 16 % aseguró haber sido objeto de amenazas en línea.
“Las estimaciones de la ONU para Europa dicen que el 23 % de las mujeres han experimentado violencia de género en el ámbito digital. Sin embargo, nuestra encuesta revela que, en las ciudades tenidas en cuenta, este porcentaje asciende al 53 %. Las cifras son preocupantes y necesitamos atención”, dijo Natalia Escobar, experta en medición con enfoque de género del Observatorio para la Equidad de las Mujeres.
En la mayoría de situaciones de violencia en línea, los agresores fueron personas desconocidas (54 %), seguido de personas conocidas en la vida real (28 %) y personas conocidas solo en línea (18 %). Además, la encuesta reveló que las plataformas más usadas para ejercer este tipo de violencia son WhatsApp (40 %), Facebook (35,5 %) e Instagram (31 %).
En casi el 80 % de los casos, las víctimas optaron por bloquear a la persona agresora. Otra parte decidió reportar el comportamiento en la plataforma o red social (24 %), mientras que un 12 % prefirió hablar con compañeros, socios o supervisores. Los sentimientos más frecuentes, según la encuesta, fueron la rabia y el miedo.
“Siendo un fenómeno poco atendido, es indispensable que las empresas incorporen herramientas para sensibilizar a sus empleados al respecto y capacitar a las mujeres para enfrentarlo”, dijo Ángela María Vélez, directora del Centro Internacional para la Empresa Privada.
Así ocurren
“En medio de una conversación laboral por Skype, empezó a decirme que yo debía bailar muy rico porque era de Cali, que mi novio era muy afortunado y que él podía viajar a escondidas de su esposa para que saliéramos de rumba. Me sentí muy incómoda y respondí con un emoticón. No teníamos confianza porque era nueva en ese trabajo”.
Esto es lo que narra Laura, quien años atrás tuvo la conversación con su jefe por medio de Skype, ya que esta plataforma era el medio de comunicación oficial de la organización para la que trabajaba. Además, agregó que solía dejarlo en visto, pues no fue la única vez que la situación se dio; incluso le escribía en horarios no laborales y que, al él notar su molestia, su comportamiento se tornó odioso con ella. “Luego me enteré de que había tenido amoríos con varias compañeras y que a ellas les daba beneficios como días libres o cambios de turno”.
Como Laura, de 470 mujeres emprendedoras y/o empresarias de Cali, Medellín y Bogotá que utilizan diferentes medios digitales para llevar a cabo sus labores diarias, el 21 % se han sentido acosadas en estos entornos. La violencia en línea contra las mujeres es cualquier acto de violencia que se ejerza contra una mujer por razón de su género y que sea cometido o agravado con el uso de tecnologías como los teléfonos inteligentes, internet o plataformas digitales. Aunque ocurre en espacios virtuales, replica patrones de violencia fuera de la red. De hecho, según la OEA, el 77 % de las víctimas de ciberacoso han sufrido otras formas de violencia por parte de sus parejas.
“Es muy importante analizar este tipo de fenómenos porque lo que se hace evidente en estos trabajos de investigación es que la violencia basada en género, que se dan en el mundo real/analógico, está siendo reconocida por las mujeres, está siendo combatida por las mujeres, está siendo denunciada por las mujeres… no sucede lo mismo en las plataformas virtuales”, agregó Lina Buchely, directora del OEM.
Los mecanismos virtuales sirven como formas de amplificación de las violencias de género reales/análogas. Suele verse reflejado en situaciones en que las parejas controlan a mujeres por medio del seguimiento digital de sus celulares, en controles a la autonomía económica, de la soberanía financiera, por medio de réplicas o duplicidades que existen o que están disponibles en el mundo digital o en controles excesivos y sobrecargos de trabajo de jefes y jefas a mujeres por el hecho de ser mujeres, que tienen por supuesto que ver con la perspectiva de género; de los conocimientos de las cargas de cuidado, las ofensas, los estereotipos, las discriminaciones, las exclusiones de escenarios laborales de mujeres que tienen roles de madres o que se muestran en la pantalla con determinadas características físicas corporales que las hacen ser mujeres.
Lina Buchely, como directora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM), indica la importancia de hacer visibles este tipo de informes:
“Hay una cosa muy grave que muestra el análisis y es que lo que hacen las mujeres frente a este tipo de violencias es ocultarse, pues como no hay mecanismos para la denuncia ni pública, ni legal, ni organizacionalmente cuando estamos en un universo profesional, lo que hacen las mujeres es salir de las redes y salir de las redes, como sabemos, es prácticamente amputar la mitad de su existencia, es amputar las posibilidades de negocio para aquellas emprendedoras, es amputar las posibilidades profesionales para las mujeres que están conectadas con el mercado laboral y es también amputar el capital social de las mujeres que tienen relaciones sociales a través de plataformas digitales”.
Por todo lo anterior, las entidades organizadoras de la encuesta, el Observatorio para la Equidad de las Mujeres, iniciativa conjunta entre la Fundación WWB Colombia, la Universidad Icesi y el Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE), enfatizan en la importancia de visibilizar los diferentes tipos de violencias contra las mujeres a través de datos que impacten y generen espacios de reflexión en aras de contribuir a la equidad e inclusión de las mujeres y construir instituciones cívicas vitales para una sociedad con valores democráticos.