La senadora Claudia López, en su cuenta de Twitter, resumió muy a su manera el episodio que ‘conmovió’ a la plenaria del Senado en la tarde de este miércoles y que ocupó casi dos horas el trabajo de los parlamentarios. “Besamos alrededor de Néstor Humberto… lagartería por doquier”. La plenaria estaba citada para aprobar proyectos y conciliaciones. Pero, a última hora, se incluyó en el orden del día la imposición de la Orden de la Gran Cruz del Congreso al 'superministro' de la Presidencia, Néstor Humberto Martínez. Cerca de una veintena de parlamentarios la propusieron, y así lo aprobó el presidente del Senado, José David Name, quien fue el encargado de imponérsela. Pasadas las 4:00 p. m. y con las curules casi llenas, el superministro Martínez ingresó al recinto acompañado de su esposa y sus dos hijos. Se sentó en primera fila y allí vio a un emocionado José David Name, que hasta con la voz entrecortada, no paró de resaltar las virtudes del ministro. Tan pronto le impusieron la banda y la gran cruz, y se le entregó un pergamino con las firmas de los senadores que habían propuesto la condecoración, comenzó un espectáculo con pocos antecedentes. Pues si el paradigma es que los ministros salgan apaleados de sus visitas al Congreso, los besos, abrazos y elogios que le dedicaron a Martínez parecían la excepción de la regla. Y tampoco es frecuente que en este tipo de condecoraciones los parlamentarios se peleen el turno a la palabra, como sucedió este miércoles. Brazos en alto desde la mayoría de las curules, voces desesperadas pidiendo la oportunidad de halagar al superministro. Y aunque sólo se les concedió un minuto, muchos senadores siguieron de largo, y si no les apagaban el micrófono probablemente aún seguirían destacando y destacando las bondades personales y profesionales de Martínez. Un senador uribista se salió de la plenaria diciendo "nunca he visto semejante lagartería". “Usted es un colombiano ejemplar, un hombre confiable, todo el que lo conoce lo quiere. (…) reemplazarlo será imposible, es un ejemplo de que el cargo estaba hecho a la medida del hombre”, dijo Roy Barreras (La U) quien prologó la lluvia de elogios. Guillermo García Realpe (liberal), quien hasta hizo correr a un conserje que le interrumpía ver al superministro, se encargó de destacar el esfuerzo que hizo de joven para sacar adelante sus dos carreras (derecho y economía) y al mismo tiempo trabajar para costearse sus estudios. "Era el único de nuestra promoción que no tenía vida social" Los senadores de Cambio Radical se encargaron de aclarar que Néstor Humberto pertenecía a su partido, y dos de ellos, Antonio Guerra y Carlos Fernando Galán, hasta le propusieron públicamente que asumiera las riendas del partido. “Ayúdenos a que Cambio Radical recupere el rumbo”, pidió Galán. Era apenas el comienzo. El micrófono se abrió en las curules de Efraín Cepeda, Mauricio Lizcano, Álvaro Ashton, Luis Fernando Velasco, Daira Galvis, Eduardo Pulgar Daza, Germán Varón, Fernando Tamayo y Hernán Andrade. “Lo necesitamos pronto en la arena política”. “Usted está hecho para cosas grandes”. “Qué pérdida tan grande para el Gobierno”. “Nos hará falta en el Congreso, pero más falta le hará al país”. “Sus éxitos no les gustaron a algunos”. “No encontramos una persona en el Gobierno que haya hecho bien la tarea como usted”. “La lealtad es una virtud que ejerce a cabalidad”. “Su capacidad de diálogo le va a hacer falta a este país”. “Usted no es un superministro, es un super amigo”. En fin, casi dos horas de elogios y reconocimientos, o también de cepillo y zalamería. Los senadores parecían disputarse el honor de pronunciar las frases más dulces y hasta poéticas. Uno de los pocos senadores que no aplaudió en el momento de la condecoración fue Álvaro Uribe Vélez, en ese momento prefirio cuchichear con la senadora Paloma Valencia. Pero el jefe del Centro Democrático quiso sumarse, en un tono menos efusivo, al reconocimiento a Martínez. “Agradecimiento por el diálogo que tendió con el Centro Democrático. Usted es un buen escucha y un buen interlocutor”. Y hasta el senador Horacio Serpa (a quien Néstor Humberto Martínez negó su apoyo para las presidenciales de 1998 y se sumó a la candidatura de Andrés Pastrana) también encontró la oportunidad para la reconciliación. Primero pidió el pergamino para estamparle su firma, y luego agradeció que lo volviera a encontrar en el camino. “La política tiene esas cosas. Una de las cosas buenas de volver al Senado fue la oportunidad de haber vuelto a departir con usted. Rosita le manda saludes”. Tras las flores recibidas, Néstor Humberto subió al atril. “Estoy abrumado, pleno de alegría y conmovido con tanta generosidad con este acto que proviene de los honorables senadores de mi patria…”. Pero de todas las palabras que pronunció el saliente superministro, sorprendieron las que le dedicó a Álvaro Uribe. Primero calificó de “oposición constructiva” las posturas del Centro Democrático y luego le pidió al expresidente que le permitiera seguir siendo mediador. “Ojalá, señor presidente Uribe, pueda perseverar en ese propósito como ciudadano para que se logre un diálogo fluido entre esa oposición constructiva que usted ha liderado y el gobierno del presidente Santos”. Y a Serpa le dijo “para mí también fue un placer haberme reencontrado con usted”. Era un discurso de despedida, en el que Martínez pareció complacer a los que le cantaban que no se fuera cuando advirtió "estén seguros que dedicaré las últimas energías de mi vida al servicio público". El superministro bajó del atril y fue sorprendido por el desfile de senadores que abandonaron su curul para besar y abrazar al ministro. Hernán Andrade hasta repitió turno de abrazo; la senadora Maritza Martínez juntó cachete con el del superministro, y el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, sólo se apareció para el momento del abrazo. Los únicos que no se levantaron fueron los senadores de la Alianza Verde y los del Polo Democrático. Antonio Navarro no paraba de comer maní y ver a sus colegas abalanzarse hacia el exfuncionario. Para los congresistas, fue un justo y merecido homenaje. Otros piensan que fue más un acto de desagravio, o mejor, de ‘lambonería’. “Como si no hubiera tareas por cumplir, plenaria Senado se dedica a la lagarteria y el club del mutuo elogio con Néstor Humberto Martínez...”, escribió Claudia López para resumir el espectáculo que se vivió en la plenaria.