Los estudiantes de universidad cuando se va acabando el semestre comienzan a recoger las calificaciones, en el caso de los senadores y representantes a la Cámara, estas no han sido las mejores.
El 16 de diciembre saldrán a su acostumbrado receso legislativo. Un 2021 que pasó sin pena ni gloria para el Legislativo, a pesar de estar en medio de la pandemia y de tantos problemas sociales que ha dejado el coronavirus.
Un año que se fue en discusiones sin sentido, como la manera de sesionar. Fueron largos debates sobre si debían acudir presencialmente o continuar con las sesiones remotas y ahí se les fue bastante tiempo. Al final, muy pocos acuden al Capitolio Nacional y quienes no lo hacen, argumentan sentir un temor por el coronavirus, pero en las sesiones se les observa haciendo campaña, en sus vehículos, en distintas regiones y en reuniones políticas.
A pesar de que congresistas y funcionarios están vacunados, el Congreso funciona a media marcha. Comisiones vacías y plenarias remotas es el panorama de los martes y miércoles. “Hay razones para que la ciudadanía piense que es un Congreso ausente y más por la pandemia. El Congreso tiene todas las dificultades del mundo para sesionar presencialmente, a pesar de que todos los colombianos ya están acudiendo a sus trabajos, por eso tienen tan mala imagen”, dijo el profesor de la Universidad del Rosario, Yann Basset.
El docente en Ciencia Política asegura que el Legislativo ha decepcionado a los colombianos, pero que este problema no es nuevo, solo que con el paso del tiempo es más evidente. “Por ejemplo, el Congreso no tramita reformas para bajarse el salario o reducir el receso legislativo, aunque esos temas son poco probables que salgan adelante”. No obstante, aclara que en ese receso muchos congresistas aprovechan para trabajar en las regiones, pero que el problema radica en que hay algunos que se dedican a temas que nada tienen que ver con la política.
Lo cierto es que el Congreso tenía una oportunidad en 2021 para sacar adelante varios temas sociales pero no hubo una agenda legislativa clara y las sesiones quedaron en discusiones inocuas. “Este Congreso ha sido decepcionante y también hay que decir que el Gobierno no tuvo un liderazgo para presentar proyectos y reformas para beneficiar a los colombianos”, reiteró el profesor Basset.
El analista político Carlos Arias coincide en que al Ministerio del Interior le ha faltado liderazgo para impulsar distintas iniciativas sociales. “Los congresistas están en modo reelección, pero no se puede desconocer la falta de impulso del Gobierno y, por eso, los legisladores están dispersos. No hay quien impulse las iniciativas y por eso no hay temas serios para discutir”, asegura.
Arias cree que el Congreso está en deuda con los colombianos, porque solamente se legisló para beneficiar al sector empresarial que resultó afectado por la pandemia, pero olvidó a los ciudadanos de estrato 1, 2 y 3. “El problema es que puede haber un nuevo pico en enero o febrero y el Congreso no anticipó este tema. Lamentablemente las medidas económicas que se tomaron no aguantarían un nuevo pico”, dijo.
El analista y exconcejal, Juan Carlos Flórez, asegura que los tiempos en los que el Congreso era una institución admirable quedaron atrás y en este momento “por desgracia tenemos un Legislativo inútil”. Argumenta su postura en que los colombianos ya no se sienten representados por quienes ocupan las curules.
“Miremos a un país que tiene un desarrollo no tan lejano al nuestro y es Chile. A raíz de los acontecimientos de 2019, un grupo de parlamentarios de todas las corrientes tomó la decisión de que había que enviar los mensajes de que algo estaba intentando cambiar a la ciudadanía y mire los cambios que se produjeron. Los dos países que tenían hasta hace poco los salarios de parlamentarios más altos eran Chile y Colombia y no eran los países más ricos. Chile lo bajó. Luego se tomaron una serie de medidas sociales fuertes para salir a ayudar a la gente. Se aprobó un plebiscito sobre la Constitución y se aprobó una constituyente, algo que no es válido en Colombia porque la tuvimos hace aproximadamente 30 años”.
Flórez pone este ejemplo al considerar que el Congreso colombiano no está en sintonía con la ciudadanía y cada vez hay más rechazo por las decisiones que allí se toman. “Tiende cada vez más a defraudar, sino mire usted el caso vergonzoso de la señora presidenta de la Cámara, que demostrándole una universidad como el Externado, que hubo un plagio y ella se niega a aceptarlo y dice que el Externado está mintiendo. Con figuras así esto es un desprestigio de tal magnitud que le da un fenómeno desgraciadamente contrario, la cosa huele tan asqueroso que la ciudadanía se tapa la nariz y no quiere actuar para reformar el Congreso. Allí se constituye una alianza terrible entre la indolencia de los ciudadanos y el descaro desvergonzado de la gran mayoría de los parlamentarios”, reiteró.
Los analistas rajan la gestión del Congreso y coinciden en que en 2022 la ciudadanía podría castigar a los parlamentarios a través del voto. Flórez cree que podría haber una renovación política, Arias está seguro de que varios partidos tradicionales perderán curules para abrir paso a nuevas figuras políticas aunque reconoce que las estructuras políticas darán la pelea para no perder figuración. Finalmente, Basset cree que es difícil que pueda presentarse una renovación amplia y que sencillamente habrá algunos cambios o llegada de nuevas figuras pero no de manera masiva.
Bajo este panorama, el Congreso queda con muchas deudas. No se legisló en la reglamentación de la eutanasia, se rehúsa a discutir el tema del aborto, no aborda una reforma a la salud de fondo, no hubo reforma política y la reforma a la justicia que se aprobó fue algo cosmético que no resolvió el acceso a la justicia que tanto clama la ciudadanía. La única carta que tiene el Legislativo es la de aprobar la ley de seguridad ciudadana que radicó el Gobierno recientemente para frenar la delincuencia en el país. Esta iniciativa tiene mensaje de urgencia y debe estar aprobada antes de tres semanas.
La oposición ha hecho un par de debates de control político que podría ser de lo poco rescatable en este semestre. Sin duda, la moción de censura que se tramitó contra la entonces ministra de las TIC, Karen Abudinen, fue lo que más impacto mediático tuvo.
Según los analistas, todo sigue igual y la gente seguirá pidiendo cambios para resolver los problemas sociales mientras el Congreso seguirá haciéndose el de los oídos sordos.
Senado y Cámara están rajándose en el primer semestre de legislatura y aunque les quedan nueve meses de trabajo, las apuestas apuntan a que la situación no mejorará, y menos en época electoral cuando los políticos están pensando en la campaña de 2022.