Durante años los investigadores de la dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional (Dijín) le siguieron la pista no solo al alias Otoniel, sino a toda la organización que él lideraba, el Clan del Golfo. Por esa razón, desde el año 2013 se identificaron nuevas modalidades de la estructura criminal con la cual pretendía fortalecer las estrategias logísticas y financieras, la cual se soportaba en la vinculación de familiares cercanos, en especial de las mujeres para ocupar cargos de alto nivel con relación al manejo de los dineros ilícitos del Clan del Golfo.

El director de la Dijín, el general Fernando Murillo, aseguró que “dentro de la dinámica criminal o ‘modus operandi’ del Clan del Golfo, las mujeres por su lealtad y vínculo eran destinadas a cargos importantes, dentro de las líneas financieras y logísticas principalmente; es así que, durante el desarrollo de las investigaciones adelantadas contra el Clan del Golfo, se ha evidenciado la participación de mujeres dentro de la nómina criminal, quienes pertenecen en gran porcentaje al círculo de confianza de alias Otoniel y de sus cabecillas”.

Estas son las mujeres en las que uno de los hombres más temidos del país depositó su confianza:

Alias ‘La Flaca’: Blanca Senobia Madrid Benjumeda. De ella ya se han conocido detalles, pues junto con su hermana Martha Madrid, fueron capturadas en 2015 por los delitos de lavado de activos y concierto para delinquir producto de dineros ilegales de la organización criminal.

Alias ‘La Chola’: Ángela Vargas, con casi 60 años edad, dedicó más de 20 a la vida criminal en la región del Urabá, desempeñándose como mujer de confianza de alias ‘Gavilán’, cabecilla del Clan del Golfo. Era la encargada del acopio del dinero que adquiría producto de las extorsiones y actividades del narcotráfico. Varios miembros de su familia están involucrados en el negocio, pues es la hermana biológica de alias Gavilán, alias Pipón y alias Culo de Toro.

Alias ‘La Faraona’: Magaly Chávez, enlace del Clan del Golfo con el Cartel de Sinaloa para conseguir nuevas rutas de narcotráfico hacia Estados Unidos. Ella es nacida en Buenaventura, Valle del Cauca. Según los investigadores, cuando arrancó su vida criminal lo hizo desde Haití, en el año 1998. Desde allí coordinaba la llegada de estupefacientes procedentes de Colombia y Venezuela. La droga era transportada en buques que se dirigían a la isla de Bahamas y Estados Unidos.

Alias ‘La Chiquita’: Isabel Sánchez pertenecía al grupo de sicarios de la organización. Era la encargada, según la Dijín, de hacer inteligencia, entregar y recoger el armamento y antes después de que los sicarios cometiesen los homicidios selectivos. De igual manera se encargaba de hacer inteligencia a los funcionarios de la Policía para llevar a cabo el plan pistola en Montería, Córdoba.

Del total de capturas realizadas desde 2015 hasta la fecha, se calcula que el 10 % fueron mujeres. De ellas, las que más resaltan son nueve que se dedicaban a temas logísticos, seis eran cabecillas de finanzas, en el equipo de sicarios se conocieron seis casos, coordinadoras de extorsiones cinco y una era cabecilla urbana.

Murillo también resaltó que dentro de la organización también hay presencia de mujeres que son obligadas a ser parte de las necesidades sexuales de algunos cabecillas, siendo una de las problemáticas más evidenciadas en algunas zonas apartadas del país, donde tiene influencia el Clan del Golfo, y es el reclutamiento de niñas y adolescentes que son seleccionadas por los cabecillas para abusar sexualmente de ellas.

Frente a lo anterior, “Dairo Antonio Úsuga, máximo cabecilla, sostenía relaciones sexuales con menores de edad por cortos periodos de tiempo que varían entre tres y seis meses; con algunas sostenía relaciones por un mayor tiempo, a las cuales las obligaba mediante amenazas de muerte, a inyectarse medicamentos abortivos”, puntualizó la Dijín.