El pasado viernes 19 de octubre vencía el plazo para que los partidos políticos, que habían manifestado su interés de participar en la jornada de consultas populares, se retractaran. Así lo hicieron el Partido Conservador y el Centro Democrático, quienes tenían intenciones de escoger a su candidato presidencial en las urnas, pero prefirieron otras fórmulas.El Partido Liberal, en cambio, se ratificó. Y precisamente envió una comunicación al Consejo Nacional Electoral (CNE) en la que manifestaba su decisión de participar en la consulta e inscribió el nombre de los tres precandidatos que se medirían en las urnas: el exnegociador Humberto de la Calle, el exministro Juan Fernando Cristo, y el senador Edison Delgado.Parecía que de esa forma los liberales ponían fin a la polémica sobre el mecanismo para elegir candidato. Primero que una consulta en marzo, luego que en noviembre, que cinco serían los participantes, finalmente la baraja se redujo a tres, pero solo dos con verdaderas posibilidades. Pero no.A la consulta liberal le empezaron a lanzar dardos, y desde otros partidos. Roy Barreras, de la U, y quien quiere que su partido avale a Humberto de la Calle, fue el primero en sugerir a los liberales que evitaran la consulta, argumentando los excesivos costos que supondría a Hacienda habilitarla.

El comentario de Barreras generó suspicacias. Incluso se levantaron rumores en el sentido de que desde la Casa de Nariño estarían metiendo la mano para tumbar la consulta y el mejor argumento sería el del impacto fiscal. Por eso han sugerido a los dos precandidatos con más opciones, De la Calle y Cristo, que se reunieran para llegar a un consenso y determinar quién representará al liberalismo en las presidenciales, sin necesidad de ir a las urnas, tal como lo aprobó el partido en su reciente congreso.La consulta, prevista para el próximo 19 de noviembre, puede ser un escenario más favorable a Cristo, en el papel, pues cuenta con el respaldo de maquinarias parlamentarias. Y aunque De la Calle también ha conseguido apoyo de congresistas, su apuesta sería conquistar votos de opinión.Otra historia se advierte en el escenario de una encuesta, pues según los recientes sondeos De la Calle marca mucha más intención de voto que Cristo.En ese sentido, que los dos precandidatos liberales más fuertes coincidan en un nuevo mecanismo se advierte imposible.Que la consulta liberal se pueda suspender es un escenario poco probable en el criterio del registrador nacional Juan Carlos Galindo. En diálogo con W Radio, el funcionario advirtió que la consulta no tiene “reversa”, pero que se podrían disminuir los costos. La frase de Galindo fue desalentadora para quienes consideran que los costos de una consulta son absurdos.Sin embargo, el registrador estaba hablando del tema estrictamente legal. Una vez se pasó el tiempo para que el Partido Liberal renunciara a realizar ese mecanismo, el Estado no tiene como impedirle hacerlo. La única solución sería que todos los candidatos decidan renunciar a participar en esta, que es el pedido que hacen hoy muchos líderes de opinión. Como Cristo es el más favorecido con la consulta, pues a De la Calle le convendría más una encuesta, de realizarse este mecanismo llegaría con la cruz de haberle hecho gastar al país 85 mil millones para hacerse ungir. Los costos de la consulta no deberían ser en el papel un impedimento pues los partidos tienen derecho a apelar a la participación popular en estos momentos. Sin embargo, en plena crisis fiscal el tema sí preocupa. De hecho, este martes una comisión de técnicos de la Registraduría se reunió con funcionarios del Ministerio de Hacienda para encontrar fórmulas para mitigar los gastos logísticos. Según Galindo, si el Centro Democrático, el Partido Conservador y el Partido Liberal hubieran coincidido en la consulta los gastos se podrían elevar a 150.000 millones de pesos. Pero en el caso de la consulta liberal, ese solo evento podría significar $75.000 millones.El registrador, por ejemplo, propuso la reducción de mesas de votación para disminuir los costos, pero aclaró que las consultas populares para la decisión democrática de los partidos son un mandato de la ley.Humberto de la Calle compartió las inquietudes frente al costo de la consulta, por lo que se declaró dispuesto a analizar alguna solución. También propuso a la Registraduría abaratar los costos y se mostró de acuerdo con reducir los puestos de votación. “He pensado en un acuerdo entre candidatos, no me niego a que haya solución en ese sentido”.Juan Fernando Cristo, a quien muchos cercanos a la Casa de Nariño le han sugerido dar un paso al costado, no solo se reafirma en su precandidatura sino que defiende la consulta. “Debemos armonizar la necesaria democratización de los partidos con una consulta austera. Bajemos los costos”.En la polémica terció el senador Juan Manuel Galán quien renunció a su precandidatura. Retó a los candidatos a someterse a una consulta en marzo, pero esa fecha no la comparte De la Calle.El director único del Partido Liberal ha guardado silencio, y aunque De la Calle dejó en manos del partido la decisión definitiva, César Gaviria dejará el asunto entre los precandidatos, pues la consulta fue un mandato del congreso liberal que lo eligió en la jefatura del partido.Aunque el registrador nacional dice que la consulta no tiene reversa, no se sabe qué pasaría si el Partido Liberal decide no hacerla. Habría actuaciones administrativas e incluso multas.Más allá de la controversia, es el costo de la democracia y de los mecanismos de participación. A los partidos se les exige con frecuencia consultar a la ciudadanía para adoptar decisiones, pero cuando lo hacen se cuestiona el costo de adelantar consultas. Sin embargo, las críticas a las del 19 de noviembre tienen alguna justificación, pues $75.000 millones, como lo estima el Registrador, pueden ser excesivos para una jornada en la que ni el más optimista de los liberales vaticina que participarán más de 600.000 personas. La consulta liberal está que arde, pero por su millonario costo.