El nuevo contralor de Bogotá, Julián Mauricio Ruiz, quien lleva un mes en el cargo luego del proceso de selección que se adelantó en el Concejo Distrital durante varios meses, llegó a ponerse al frente de los temas importantes y controversiales para la ciudad.
Uno de ellos es el Metro de Bogotá, proyecto de movilidad de gran envergadura para la capital al que el contralor Ruiz ya le puso la lupa encima y sobre el cual ya está lanzando alertas tempranas.
De acuerdo con el jefe del órgano de control, algunas obras específicas relacionadas con la primera línea del Metro presentan algunos retrasos y requieren con urgencia una vigilancia especial.
“Las obras en conjunto del proyecto del Metro de Bogotá tienen un atraso del 5 %, pero vemos con preocupación que el intercambiador vial de la calle 72 tiene un atraso superior al 30 %. Este atraso se debe a que en el momento de la excavación se encontraron unos rieles del tren de Bogotá, pero son cosas que no deberían pasar si hay una buena planeación”, comentó Ruiz.
El contralor Ruiz dejó claro que la Contraloría adelantará de inmediato las acciones de vigilancia que se requieran para analizar en detalle cómo avanza la ejecución de las obras.
“Necesitamos hacer una mesa de trabajo con la Administración para que nos cuente hacia dónde va el pronóstico de este punto tan importante en el proyecto del metro de Bogotá. La próxima semana estaríamos adelantando esa reunión”, complementó.
Ruiz fue tajante al advertir que en términos generales en Bogotá hace falta realizar una buena planeación en las obras. “Casi siempre en las obras se encuentra que hizo falta hablar con el Acueducto para hacer traslado de redes y en ese momento se paralizan las obras; o se encuentran con inmuebles afectados por ser patrimonio cultural, además, la gestión predial siempre frena los proyectos. Por consiguiente, vamos a hacer un diagnóstico grande de por qué en Bogotá las obras no se materializan y tienen atrasos relevantes”, dijo.
Recientemente, en entrevista exclusiva con SEMANA, el nuevo contralor había advertido que una de sus principales tareas iba a ser la de vigilar detalladamente los recursos que se inviertan en el metro y así lo está cumpliendo.
“Hay muchos frentes de obra abiertos y necesitamos tener un mecanismo de seguimiento casi que permanente de los recursos que allí se invierten”, indicó Ruiz en su momento y a la vez, anunció una articulación con la Contraloría General: “No tenemos competencia para todos los recursos que están allí invertidos, tenemos que diseñar una estrategia conjunta para hacer vigilancia continua”.
Incertidumbre por el Metro
La elección de Gustavo Petro como nuevo presidente plantea inmensos retos para la capital del país, toda vez que el mandatario electo fue alcalde de la ciudad y conoce los problemas que la aquejan; pero, sin duda, el principal desafío se centra en cuál será el futuro de la construcción del Metro de Bogotá.
En campaña, el entonces candidato del Pacto Histórico prometió que, de llegar a la Presidencia, conformaría una comisión que estudie la viabilidad de seguir con el metro elevado, aduciendo que a la fecha el concesionario chino Apca Transmimetro no ha entregado los diseños de la primera línea. “Verificaremos por qué no han avanzado en los estudios y si tienen unos estudios parciales, compararlos con los estudios del metro subterráneo y tomar la decisión costo/beneficio más favorable para Bogotá”, dijo Petro en su momento.
Hasta ahora, ya como presidente electo, Petro no se ha pronunciado sobre el tema, pero hay incertidumbre sobre la construcción del proyecto de movilidad más importante de Colombia en los últimos años. La alcaldesa Claudia López, quien apoyó a Petro tras bambalinas en las recientes elecciones, ha cuestionado cualquier plan que implique revisar la megaobra. “Tiene más reversa un río que el Metro de Bogotá (…) las obras no son de los gobernantes, ni mucho menos de los candidatos, sino de la gente”, dijo.
El costo de la primera línea del metro asciende a 13 billones de pesos y, aunque el dinero se desembolsará únicamente con el cumplimiento de hitos de entrega de obras, frenar el contrato que el concesionario chino firmó por 27 años (5 años de construcción, 20 de operación y 2 para regresar los equipos) con la Empresa Metro traería graves consecuencias económicas para la ciudad y la Nación.
“El contrato está firmado por la Alcaldía, pero el 70 % está amparado con recursos de la Nación, e intentar cambiar el contrato implicaría una millonaria multa para la ciudad por modificar las condiciones técnicas y jurídicas, lo que conllevaría a millonarios sobrecostos en la obra”, aseguró William García Castro, coordinador del programa de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional.
Además, Bogotá y la Nación tendrían implicaciones jurídicas con la banca multilateral porque gran parte de los recursos proviene de empréstitos del Banco Mundial y el BID. “La banca constantemente vigila que los recursos se inviertan de la mejor manera; es posible que sí se adelante una comisión para revisar en qué va el proyecto, pero la banca multilateral no va a permitir que se cambien las reglas de juego”, advirtió García.
De momento, la primera línea del metro tiene dos grandes frentes de obra activos: el patio taller y el intercambiador vial, ubicado en la calle 72 con Avenida Caracas. El primero tiene un avance del 39,87 % y el segundo avanza en las actividades de excavación para la cimentación de los muros pantalla. Por otro lado, la empresa china CRRC, una de las contratistas, avanza en la fabricación del primer vagón del metro y se espera que este llegue a Bogotá a finales de este año.
La alcaldesa ya se reunió con el presidente. Luego del encuentro, López indicó que trabajarán conjuntamente por sacar adelante el metro, pero no dio más detalles. Queda esperar qué decisiones anunciará el presidente Petro una vez tome posesión el próximo 7 de agosto.