Luis Eduardo López es un nombre que resulta desconocido, pero en la actualidad es la piedra angular del creciente escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Se trata nada menos que el contratista que se quedó con el negocio de los 40 carrotanques para llevar agua a La Guajira, por un valor de 46.800 millones de pesos, con sobrecostos, que no sirvieron, y están parqueados guardando polvo. Esta es la punta del iceberg del escándalo y López está dispuesto a contar todo, incluso deja claro que la cifra que pagó como coima fue, en realidad, algo más de 7.000 millones de pesos.
SEMANA revela los detalles desconocidos que está dispuesto a entregar este contratista a la Fiscalía, tal como lo están haciendo el exdirector de la UNGRD, Olmedo López, y el exsubdirector, Sneyder Pinilla, quienes también están buscando un principio de oportunidad.
Tal como lo confirmó Olmedo López, en entrevista exclusiva con SEMANA, él recibía órdenes del “cónclave” y Sneyder Pinilla era el encargado de viabilizar los recursos, tal como se hizo con este contrato.
El enclave en Nariño
Entre los detalles de la confesión que promete dar el contratista Luis Eduardo López, señala que Sneyder Pinilla habló con Pedro Rodríguez, uno de los asesores de la entidad, quien de forma no tan coincidencial es originario de Nariño, igual que el contratista, ahí se habría dado el acuerdo.
El asunto fue así: buscan a Luis Eduardo López, le hacen la propuesta con la condición que el contrato debe ejecutarse rápidamente, pero el compromiso es que va a ser direccionado hacia su empresa Impoamericana Roger SAS. Ahí llegó la propuesta envenenada, le dijeron que el acuerdo se hacía, pero como contraprestación debía dar como coima el 15 % de los 46.800 millones de pesos, es decir, los más de 7.000 millones de pesos sobre los cuales está dispuesto a entregar pruebas a la Fiscalía.
Otro de los compromisos fue que la entrega se hiciera de manera casi inmediata después hecho el jugoso contrato. Y, según afirma, así fue: el dinero le llegó a sus cuentas en diciembre y en enero la entregó en efectivo, tal como fue pactado. Para demostrarlo tiene los soportes de las transacciones, fechas, nombre del banco donde retiró el dinero, y plantea incluso que sea verificado con las cámaras de seguridad.
Luis Eduardo López ya tuvo el primer cara a cara con la Fiscalía el pasado 9 de mayo, a donde asistió en compañía de sus abogados. Se trató del primer encuentro, en el que ya dejó planteada su disposición de colaborar, con un ingrediente adicional, el contratista busca un preacuerdo para sacar de líos a su propia familia, a su esposa y a su hija, quienes crearon empresas de papel para simular una competencia por el millonario contrato de los carrotanques, que finalmente fue entregado a Impoamericana Roger SAS, según lo convenido.
El rastro de la SIC
Lo que sí ha enrarecido el ambiente y la colaboración que plantea dar Luis Eduardo López, es la aparición de la Superintendencia de Industria y Comercio, en cabeza de Cielo Rusinque, que no tiene velas en este entierro, pero que terminaron haciendo una inspección en la que recaudaron información de la empresa y, al parecer, se llevaron documentos.
Esto no es nuevo, con Rusinque, se han dado intervenciones de este tipo, muy cuestionadas, en asuntos tan delicados como el también multimillonario contrato para la entrega de los pasaportes, en medio del cual hizo diligencias similares en la Cancillería y en Thomas Greg Sons. Se le suma la que realizó a la Registraduría para establecer el cumplimiento del régimen de libre competencia, nuevamente poniendo la lupa a Thomas Greg and Sons, que también contrata con la registraduría para la logística de elecciones.