La investigación por un presunto caso de corrupción en los procesos para la contratación de las obras del Metro de Bogotá no inició en la capital del país, sino a más de 300 kilómetros, en Yopal, Casanare. Allí, la fiscal 135 especializada, Lizeth Paola Rodríguez Oliveros, estaba persiguiendo a una aparente banda de narcotraficantes. En dicha labor, había solicitado la interceptación de algunos celulares.
En ese proceso, identificaron a un hombre llamado David Castiblanco, quien en sus conversaciones prendió las alarmas entre los investigadores, pues hablaba de pagos a campañas políticas y coimas por contratos en el desarrollo de la obra del Metro de Bogotá.
Específicamente, Castiblanco hablaba con sus interlocutores sobre obras públicas, consorcios y una vaca millonaria para participar en negocios de este tipo. El 11 de marzo de 2022, habló con un hombre identificado como “ingeniero”.
En esa charla, según el informe de un investigador de campo, Castiblanco le informó al ingeniero: “Nosotros tenemos plazo para consignar los 4.000 millones hasta el miércoles y si tenemos el recurso nos da el proyecto”.
Luego, aparece en la escena un hombre llamado Rodolfo, que informa: “Son 4.000, pero ya conseguimos 1.300, queda el faltante”. El ingeniero le responde: “Inicialmente hablamos de 1.700, no de 2.000″. Rodolfo manifiesta: “El contrato se hizo por la totalidad del metro en movimiento, los 6 millones de cubo (sic), y el contrato vale 500.000 millones”.
El ingeniero replica: “Por el recurso no hay problema, pero al nosotros poner la cantidad sí tenemos el control de la unión temporal y ya estaríamos hablando del 51 por ciento, yo voy a colocar 4.000″. En la interceptación legal entra un “hombre desconocido”, quien dice que “entre David y Rodolfo ponen 3.000″. El ingeniero solicita: “Previamente nos tienen que dar cuál es la entidad contratante para verificar la realidad”. La llamada la cierra el interceptado Castiblanco, quien da a conocer que “firma y el miércoles deben hacer la consignación”.
La Fiscalía ha podido averiguar que Castiblanco sería “integrante de una organización criminal que se dedica al ajuste de cuentas, cobros y tráfico de estupefacientes”.
Así mismo, han podido deducir que Castiblanco estaría involucrado en un caso de corrupción con la Registraduría para las elecciones al Congreso. Y hablan “de 15.000 votos” y de “gente que pagó mucha plata”. En otras de sus conversaciones, se hace referencia a que habla con el ingeniero de que “apenas cuadren lo del Senado, después del reconteo, tienen que dar una plata para esa gente”. Menciona también cuentas en bancos extranjeros y la Fiscalía cree que podría configurarse un lavado de activos.
La conexión
Tras escuchar las conversaciones de Castiblanco, la fiscal Rodríguez, pudo vincular esta organización criminal a la actual piedra angular de la investigación por el tema metro que fue revelada por SEMANA y que involucra a la alcaldesa Claudia López, a su esposa, Angélica Lozano y al partido Verde.
Esa piedra angular o punto de conexión con David Castiblanco es José Joaquín Silva Ardila, un exempleado del Ministerio de Transporte, también conocido como José Truchas, y a quien igualmente las autoridades empezaron a escuchar y lo oyeron hablar sobre presuntos pagos de coimas por parte de empresarios chinos para asegurar su participación en la construcción de la megaobra capitalina.
“Dentro del proceso de monitoreo se generaron registros de interés, por lo cual se adelantó la compulsa de copias respectiva a este radicado, con el fin de realizar la correspondiente investigación a la organización criminal de la cual hace parte el interlocutor que responde al nombre de José Truchas, donde se estableció, entre otros registros, su presunta participación en conductas de posible corrupción”, sostiene un documento elaborado por los investigadores de la Fiscalía.
En diversas conversaciones, Silva Ardila sostiene que el ciudadano chino William o Dong le contó que debió hacer dos giros de 3.000 millones de pesos, cada uno, “para esos políticos de los verdes de la alcaldesa, y me mostró los WhatsApp que le mandan a decir dónde consigne para la campaña de ahorita”, se le escucha decir.
Estas denuncias no solo tienen en el ojo del huracán a la alcaldesa y a su pareja, sino que también han causado revuelo e indignación entre los aspirantes a remplazarla en el Palacio de Liévano, así como entre diversos políticos de la capital.