La llamada Quinta Cumbre del Diálogo Social, citada por la Procuraduría y la Defensoría en Cartagena, se convirtió en un escenario de medición de fuerzas entre el procurador Fernando Carrillo y el presidente Iván Duque.

En dicho escenario, que buscaba fomentar el diálogo entre el Gobierno y diferentes sectores sociales, quedó planteado un inesperado pulso político entre Carrillo y Duque, delante de por los menos 150 personas, entre ellas líderes políticos, sociales, sindicales, indígenas, estudiantiles y representantes de la Iglesia.También estaban presentes las ministras del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, y de Trabajo, Alicia Arango. Duque llegó al salón del hotel Estelar hacia las 8:30 a.m. Algunas personas comentaron que, minutos antes, el presidente había expresado cierta prevención por la mesa a la que había sido citado. Carrillo fue el primero en hablar y empezó su discurso precisamente intentando bajar los ánimos, pero a la par le planteó desafíos al mandatarios.

“Esto no es una comisión paralela, ni es una encerrona contra usted”, le expresó a Duque. Luego, en medio de la protestra social que vive el país, le dijo al Presidente que “la principal responsabilidad” consiste en “tejer un consenso, construir un gran propósito de liderazgo colectivo”. Carrillo habló en un tono evidentemente político cuando dijo que “los partidos han venido perdiendo la confianza de la ciudadanía” y cuando le dijo a Duque que “es hora de replantear los espacios de la participación y la representación”, en momentos en que al Presidente le reclaman tomar decisiones para lograr gobernabilidad en el Congreso. “Es hora de la audacia para aportar las soluciones que requiere el país, pero sobre todo es la hora de lograr los consensos necesarios pensando en la Colombia del futuro”, dijo el procurador. Cuando tomó la palabra, Duque acusó las expresiones de Carrillo y le respondió, dejando en el aire la versión que corre en el mundo político sobre una supuesta aspiración presidencial del procurador en la campaña de 2022. Duque defendió el esquema de la conversación nacional y dijo que no obedece a “coyunturas ni tampoco es para dilatar”. Según manifestó, lo que se busca es que lo que “seamos capaces de construir a través de las instituciones no le pertenezca a nadie”.

Acto seguido, le lanzó la pulla a Carrillo: “Estos no son espacios para las vanidades presidenciales ni para liderazgos individuales, ni para candidaturtas emergentes posibles, futuras o inmediatas, tiene que ser un espacio donde todos tengamos la capacidad de hablarnos con sinceridad y darnos cuenta cómo podemos acercarnos a la posición del otro”. Apenas dio sus palabras, el presidente salió del recinto y dijo que debía suspender su participación por cuestiones de agenda. El procurador, hacia el mediodía, volvió a la ofensiva y en diálogo con los medios dijo que le había dicho al presidente que “hay que sintonizarse con la calle”. “Si él quiere pasar a la historia de Colombia como uno de los grandes reformadores, que se sintonice con la calle. Si quiere dejar pasar esa oportunidad histórica y quedar no en los anales de la historia, sino alguien que le trató de hacer un dique a una avalancha social tan importante como esa, pues que se quede quieto, pero yo estoy seguro que él va a entender lo que está pasando en las calles y va a ser el promotor número uno de las reformas sociales que necesita el país”, dijo el procurador. En las últimas semanas ha tomado fuerza la tesis de que Carrillo apostaría por las presidenciales de 2022. Personas allegadas cuentan que no le han oído una sola palabra ni en público ni en privado al respecto, pero es innegable que, apenas termine su periodo el 31 de diciembre de 2020, su nombre quedará en el sonajero.