En dos días, Gramalote dejó de existir. A mediados de diciembre de 2010, y como si fuera una historia que se narra con lentitud, el pueblo iba desapareciendo por una masa de tierra que removían el invierno y una falla geológica. Esa es la imagen que tiene en su cabeza Dimar Barbosa Riobó, alcalde de Convención, también en Norte de Santander, porque desde hace dos semanas está viendo cómo se caen las paredes en algunas casas de su municipio.

Por estos días, Barbosa toca todas las puertas que se le atraviesen de la Gobernación y del Gobierno nacional, pues necesita ayuda urgente: “Hace ocho días no he logrado pegar el ojo”. Su pesadilla empezó el martes 13 de julio pasado cuando se empezó a mover la montaña en este pueblo de 20.000 habitantes, 9.000 de ellos de la cabecera urbana, conocido como la puerta del Catatumbo.

Aunque los malos augurios de esta fecha para algunos pasan de agache, en el calendario de Laudit Sofía Duarte Coronel sí quedó como el día en que los ahorros de toda su vida se derrumbaron. Ese martes estaba en El Tarra, donde es profesora desde hace 26 años, y, cuando le avisaron que la casa de dos pisos donde vive con uno de sus hijos, su nuera y el nieto se estaba resquebrajando, solo pensó en decirles a los suyos que huyeran.

La vivienda sigue en pie, pero agrietada y con riesgo inminente de derrumbarse en cualquier momento. “Mi casa está en el barrio La Primavera y desde hace cuatro años empecé a remodelarla. Invertí todos mis ahorros en ella. El martes 13 de julio, en horas de la tarde, una vecina me avisó que su casa tenía unas grietas, y fue a mirar en mi casa y también había grietas. En pocas horas las grietas aumentaron”, cuenta la profesora, de 52 años. Tuvo que regresar a El Tarra por su trabajo y dejar su hogar a merced de la suerte.

Ese martes, funcionarios de la Alcaldía evacuaron varias viviendas del barrio La Primavera, en la parte alta del municipio, y otras más en Cataluña, en la parte baja. Una excavación en un lote vecino pudo originar la emergencia que hoy tiene en vilo a casi 50 familias: siete evacuadas por riesgo de derrumbe, siete más por riesgo de que caiga material que las afecte y 35 más que tendrían que salir de sus viviendas si la tierra se sigue moviendo. Cifra que puede aumentar si se mantiene este fenómeno.

Aún no hay estudios que expliquen lo que está pasando, pero el alcalde baraja dos posibilidades: una falla geológica y una perforación que días antes se habría realizado en un lote vecino; se calcula que han caído de 10.000 a 15.000 metros cúbicos de material. La situación es de alarma, pues las casas se ven agrietadas y a punto de irse al suelo con el menor respiro. En algunas de las viviendas que aún están en pie, se pueden ver grietas que separan las paredes del piso de las casas.

Una de las zonas más afectadas es la parte alta del municipio en el barrio La Primavera | Foto: Cortesía FJ Jaramillo - Prensa Alcaldía de Convención

En la memoria de Convención hay registro de una emergencia similar hace unos 20 años atrás en el barrio El Cristo cuando una avalancha se llevó una veintena de viviendas. El alcalde Barbosa Riobó lamenta no tener recursos humanos, técnicos y económicos para resolver la situación de inmediato: “Es que esto no da espera”.

La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo prometió una visita pronta a Convención, pero la situación –como la ven sus pobladores– no da para manejar plazos flexibles. Por el contrario, es de medidas urgentes. El alcalde echa mano de la priorización recibida desde los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) y las zonas más afectadas por el conflicto (Zomac) como sus cartas para que prioricen esta emergencia. Está buscando que el mismo presidente Iván Duque conozca lo que ocurre a fin de que se tomen decisiones inmediatas y puedan recibir la ayuda que están implorando.

Ante la angustia y la preocupación que ronda en Convención, las plegarias de estos días en el municipio son para que no llueva fuerte, porque ese sería el camino seguro para una tragedia mayor.