Rodolfo Hernández es un santandereano de 76 años que fue alcalde de la ciudad de Bucaramanga desde el 2016 y hasta su renuncia en 2019.
Es reconocido porque en 2015 financió su propia campaña y se ganó la Alcaldía de la ciudad bonita sin la ayuda de otros políticos. Lo mismo pretende hacer con su candidatura a la Presidencia de Colombia entre 2022 y 2026.
Hernández también se ha visto involucrado en algunos escándalos políticos, uno de los más conocidos fue el caso de agresión contra el concejal John Claro y los duros señalamientos contra el plantel de bomberos de la ciudad de Bucaramanga.
En entrevista con SEMANA, Hernández habló con Vicky Dávila sobre su candidatura a la Presidencia; en medio de todo, él se muestra muy convencido de sus capacidades y dice que “arrasará con todo”.
Una de las primeras cosas que haría al llegar a la Presidencia es revisar el gasto público que actualmente tiene un presidente y toda su cúpula de Gobierno, por lo que Hernández propone:
- Dejar un avión presidencial “y por ahí de 20 puestos para que no se pegue tanto lagarto y tanto lambón”, señaló.
- Contar con solo dos o tres cocineros
- Quedarse con dos o tres carros presidenciales, “yo me puedo ir en taxi, yo aquí en la Alcaldía andaba en taxi”.
- Acabar con las consejerías, “vamos a acabar con todas esas consejerías, vamos a ponerles oficio a los ministros. ¿Sabe cuánto valen las consejerías, Vicky? 1.500 millones de pesos diarios”.
Además, llamó la atención el destino de la casa presidencial de Cartagena y el mercado: “Yo les pediría permiso al Congreso y a todos los colombianos para venderle eso a un hotel internacional, esa casa pa’ qué. El presidente puede quedarse en Cartagena en muy buenos hoteles y son carísimos, que valga un millón la noche contra 200 millones de pesos mensuales.
Sobre la estadía del primer mandatario de Colombia, también se mencionó uno de los bienes más importantes del Gobierno, la Casa de Nariño, en la que comúnmente vive el presidente con su familia en los años de mandato. Sin embargo, para Hernández esta no es una posibilidad puesto que ya obtuvo su vivienda en un lugar al norte de Bogotá y el inmueble en el centro histórico solo le serviría de lugar de reposo cuando se encuentre muy cansado.
V.D.: ¿Usted viviría en la Casa de Nariño?
R.H.: No, ya compré el apartamento.
V.D.: ¿Dónde lo compró?
R.H.: En la calle 93.
V. D.: ¿Y la Casa de Nariño?
R.H.: Dejo una piecita y me acuesto un rato cuando esté recontracansado. La Casa de Nariño la convertimos en un museo de arte contemporáneo, arte moderno y una sala de arte itinerante de nivel internacional. Eso es lo que vamos a hacer. Abrimos a las 10:00 a. m. y cerramos a las 4:00 p. m.