Víctor Escobar ha luchado durante 24 meses por recibir la eutanasia. El pasado 12 de octubre el juzgado 17 del circuito de Cali ordenó a Coomeva EPS conformar un comité científico para acompañar a este hombre en su proceso de eutanasia.

Sin embargo, se conoció recientemente que la EPS impugnó la acción de tutela que Escobar había interpuesto. El juzgado, que en un inicio había ordenado un nuevo comité médico para evaluar el caso, concedió dicha impugnación, por lo que ahora deberá estudiar el caso para tomar una decisión, que debe informarse a más tardar el 19 de octubre. Cabe resaltar que Víctor aspiraba recibir el procedimiento el 29 de octubre.

El recurso interpuesto por la EPS causó sorpresa, debido a que, luego de que el juzgado diera la orden de que se le aprobara el procedimiento a Víctor Escobar, Coomeva había asegurado en un comunicado que cumpliría la normatividad y ”jurisprudencia vigente en el país, entendiendo que las decisiones clínicas sobre los pacientes que buscan los derechos a morir dignamente son determinadas por los médicos de las IPS (instituciones prestadoras de salud) tratantes”.

En el mismo comunicado, Coomeva había señalado que las funciones de las EPS consiste en acompañar y garantizar que el caso de Escobar fuera evaluado por un comité médico idóneo.

Este caso ha tenido todo tipo de altibajos. En un inicio, se conoció que el caso del hombre fue evaluado por un comité médico que correspondía a la Fundación Valle del Lili, que aseguró que el señor Escobar no cumplía con los requisitos para acceder al proceso.

Sin embargo, tras la publicación del fallo de la Corte Constitucional, en el que se amplió el derecho a morir dignamente en pacientes no terminales, Escobar pidió una segunda revisión de su caso.

Coomeva confirmó que la petición fue escalada a la red de IPS en Cali “siendo atendida por el Centro Médico Imbanaco, prestador que revisó el caso y aceptó realizar las evaluaciones previas y la conformación del comité interdisciplinario para una segunda opinión”.

El proceso se encuentra en curso y en él están participando diferentes especialistas y otros profesionales.

Víctor Escobar permanece 24 horas conectado a respiradores artificiales. | Foto: Jamir Mina

Víctor Escobar y su pelea

Escobar tiene una grave enfermedad pulmonar crónica que lo mantiene postrado en una cama, con una movilidad reducida. El fallo del juez ordena a Coomeva EPS adelantar, acompañar y garantizar el proceso de eutanasia a este paciente en el menos tiempo posible, “que no podrá ser superior a lo que el paciente indique o máximo 15 días después de reiterada su decisión”, dice el documento.

Víctor habla poco porque el aire le falta hasta para levantar la mirada. Sus días desde hace 11 años han estado conectados a dos respiradores artificiales, con los que toma aliento para hilar tres o cuatro palabras antes de caer presa de su ahogo perpetuo. Dos accidentes cerebrovasculares y los pulmones operando solo al 40 % lo han hecho reflexionar sobre su vida: ahora solo quiere una muerte digna. Quiere –desde hace dos años– la eutanasia.

En las noches se acuesta con la ilusión de no levantarse, aunque con seguridad en la madrugada la tos con expulsión de sangre le empeña la máscara de oxígeno. Diana se levanta para retirarla, limpiarla y volver a instalarla; esa misma rutina la repiten cada 90 o 120 minutos. No hay paz, hay mucho dolor. Por eso, Víctor llora y ruega por una muerte digna. “Esto es un calvario, esto es muy duro. Cada noche que me acuesto quisiera no despertar. Esto es una vida muy difícil, esto no se lo deseo a nadie”, le contó a Semana Noticias.

Víctor tiene 59 años. Siempre trabajó como conductor de tractomulas y en una fábrica de cemento donde manipulaban altos niveles de asbesto. Antes de los accidentes cerebrovasculares era un tipo sano, fumador y de poco descanso; tiene tres hijos que no viven con él y conoció a su actual esposa cuando ya la salud le era esquiva.

Diana es su ángel de la guarda: lo baña, lo viste, lo lleva al médico, lo auxilia en las noches, limpia la sangre de su ropa, arregla la casa y lo alimenta con los cuidados propios de un bebé de apenas meses de nacido. Víctor come poco y todos los alimentos deben ser semiblandos para poder ingerirlos.

“Mi familia sufre, mi esposa sufre, mis hijos sufren y yo sufro al verlos sufrir a ellos. Estoy cansado de todo esto y quiero que mi Dios se acuerde de mí y dejar tanto sufrimiento. Mi ciclo está cumplido y en las manos de Dios entrego todo. Si esto es malo, él me va a perdonar, sé que él tendrá misericordia conmigo”, dice Víctor.