Tras más de ochos años de intensas discusiones, durante la COP16 que termina este viernes en Cali, se dio un gran paso en materia de protección de los océanos. La medida fue calificada como “histórica” por varios expertos y la propia ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad.
Con esta medida, se busca salvaguardar las ‘áreas marinas ecológicamente o biológicamente significativas’ (EBSA, por sus siglas en inglés), lo que resulta de gran ayuda para implementar el Marco Global de Biodiversidad para el océano”, tal como lo explicó Andreas Hansen, director de Política Oceánica Global de la ONG The Nature Conservancy (TNC).
Por su parte, Kristian Teleki, director general de Fauna & Flora, asegura que la decisión es un gran paso para alcanzar el objetivo de protección del 30 por 30, que busca proteger el 30 por ciento del planeta en la tierra y el mar para 2030.
“Como especie ya hemos transformado el 70 por ciento de los ecosistemas naturales para darles paso a la agricultura y a otros ecosistemas. Eso ha generado pérdida de un millón de especies en peligro de extinción, contribuyendo al cambio climático e impactando el bienestar de comunidades en zonas rurales”, tal como explica Cristian Samper, que lidera el Fondo para la Tierra del magnate Jeff Bezzos.
Desde la COP13, que tuvo lugar en Cancún, hasta la de 2016, que tuvo como sede por primera vez a Colombia, los 196 países que hacen parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) se dieron a la tarea de discutir cómo lograr una actualización del proceso de evaluación para reconocer una EBSA.
El objetivo de ese trabajo conjunto apuntaba también a modificar las descripciones o describir nuevas áreas marinas. El problema, como subrayó el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, es que desde entonces, las negociaciones enfrentaron trabas técnicas, políticas y legales.
Esta semana, en la recta final de la COP16, las delegaciones llegaron al fin a un acuerdo que fue adoptado como decisión en la plenaria de esta cumbre, el pasado miércoles. El documento, de ocho páginas y 21 puntos, establece “un marco para identificar y actualizar las zonas marinas cruciales para la salud de los océanos, basándose en criterios científicos”, explicó Pepe Clarke, director de Prácticas Oceánicas de WWF Internacional.
El acuerdo tiene alcances que fueron celebrados en esta cumbre por la biodiversidad: la cartografía de las más de 300 EBSA identificadas hasta ahora, y las que se podrán describir en adelante, “servirá de base científica a las medidas de conservación, restauración y gestión de los ecosistemas marinos”, agregó Clarke.
Gracias a este acuerdo se dispondrá de una base de datos actualizada que permitiría a los responsables de cada uno de los países decidir dónde desplegar áreas protegidas y medidas de uso sostenible para detener e invertir la pérdida de biodiversidad.
Era una acuerdo que estaba en mora de poner al mundo de acuerdo: no hay que olvidar que cerca del 10 por ciento de las especies marinas se encuentran en peligro de extinción como consecuencia del cambio climático, la contaminación y la sobrepesca.