En plena emergencia sanitaria a nivel mundial por el coronavirus, que en Colombia deja hasta la fecha 54 casos diagnosticados, surgió un intenso debate por los controles que se están realizando en el Aeropuerto Internacional El Dorado en Bogotá, la principal terminal aérea del país y una de las de mayor tráfico en América Latina. ¿Hay medidas de prevención adecuadas para evitar la propagación del virus covid-19? ¿Se han dispuesto los suficientes puntos de atención para los pasajeros que pueden presentar síntomas? ¿Hay chequeos médicos en el sitio o información oportuna sobre la cuarentena que deben hacer obligatoriamente quienes llegan procedentes del extranjero?

Este lunes, la propia alcaldesa Claudia López cuestionó duramente a la firma Opaín, concesionaria del aeropuerto, tras las críticas constantes de centenares de pasajeros que en los últimos días han advertido de los pocos controles que existen para evitar el covid-19 en El Dorado. “El coronavirus ha entrado por el aeropuerto y sigue entrando. Es inadmisible que el gerente de Opaín, el sábado pasado, dijera que no sabía qué hacer. Él ha recibido instrucciones claras del Ministerio de Transporte, pero el administrador no está cumpliendo. Él no le puede fallar ni a Bogotá ni a Colombia en este momento. Debe poner al personal necesario”, dijo la mandataria. “Si le queda grande (el aeropuerto), que nos lo devuelva”, aseguró López. Las principales críticas se centran en que no hay personal médico suficiente en El Dorado para atender la emergencia ni tampoco una ruta clara de atención para los pasajeros que llegan o salen de El Dorado hacia otros países o destinos nacionales. El tema se ha complicado aún más en las últimas horas, ya que el Gobierno aún no ha ordenado la suspensión como tal de los vuelos procedentes de Europa, donde hoy está el epicentro de la pandemia. En la discusión sobre los controles en El Dorado también se ha visto un limbo en materia de responsabilidades frente a la prevención del covid-19. Mientras que la alcaldesa de Bogotá dice que es una obligación que le compete a Opaín, la concesionaria, en un comunicado de prensa emitido el domingo, sostuvo que el Ministerio de Salud y Protección Social y la Secretaría de Salud de Bogotá son las entidades encargadas de “impartir y aplicar las medidas sanitarias pertinentes”. Según ese comunicado, Opaín está poniendo en marcha el llamado protocolo biológico Hazard, “con el objeto de mitigar el ingreso de enfermedades de salud pública de importancia internacional”.

La concesionaria también señala que se han reforzado las labores de limpieza en la terminal aérea y que los funcionarios de Migración Colombia les exigen a los viajeros que llenen un formato con datos sobre su estado de salud. Así mismo, que hay funcionarios de la Secretaría de Salud, adelantando controles de temperatura a los pasajeros. Sin embargo, decenas de viajeros se han quejado al considerar que las medidas son insuficientes frente a un virus con una alta capacidad de contagio y más en un aeropuerto que aún no ha cerrado sus puertas de forma definitiva. Al respecto, la Procuraduría realizó una visita al aeropuerto y encontró serias deficiencias en la atención que se requiere en medio de la pandemia que ha paralizado prácticamente la economía mundial. Por ejemplo, solo cuatro auxiliares de enfermería tenían a su cargo el manejo del inmenso volumen de pasajeros en el área de migración. El fin de semana, el periodista Juan Lozano, director de Noticias RCN, intentó abordar al gerente de Opaín, el chileno Álvaro González, para preguntarle por las medidas que está implementando, pero recibió una evasiva. Su actitud quedó registrada en un video que ha circulado de manera masiva por las redes sociales. Las largas filas también han disparado las alarmas. Ante esto, Opaín dijo que las demoras en los desembarques "obedecen al incremento de los controles para los turistas provenientes de países con riesgo focalizado como China, Japón, Corea del Sur, Irán, Alemania, Italia, Francia, España, Ecuador y Estados Unidos". Lo que evidencian las quejas constantes de los ciudadanos es que el aeropuerto está lejos de contar con mecanismos eficientes de control ante emergencias como la que ha desatado el covid-19 en el mundo.