El pasado domingo, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, sorprendió con un anuncio que, además de alarmante, aterriza una realidad supuestamente lejana, un hombre de 36 años murió por causa del coronavirus covid-19. La idea de que el virus solo mata a adultos mayores se empezó a desmoronar. Con el anuncio, Ospina también aclaró que la víctima, en ese momento número diez en el país, tenía obesidad, tabaquismo e hipertensión. Estuvo seis días hospitalizado en una unidad de cuidados intensivos y falleció el pasado miércoles 25 de marzo, pero los resultados del covid-19 fueron confirmados el domingo. 

La víctima no había viajado al extranjero. Toda su vida estuvo en Cali. Trabajaba en una discoteca. Allí seguramente contrajo el virus al relacionarse con extranjeros, de esos que llegan desde Europa y Norteamérica atraídos por la salsa caleña. Su contagio fue de contacto. Quizá el hombre de 36 años, de quien no revelaron el nombre, estuvo en su lugar de trabajo aquél sábado 14 de marzo, cuando la mayoría de discoteca de Cali, con un mínimo de empatía ante la situación, decidieron abrir sus puertas, a pesar de que el país ya clamaba aislamiento preventivo. En un video realizado por el periódico caleño El País en varios centros nocturnos ese día, propios y extranjeros hacían alarde de su irresponsabilidad. Ante la cámara rieron y le restaron importancia al virus que para ese momento ya tenía patas arriba a Italia y España, que también decidieron ignorar las advertencias tempranas llegadas desde Asia. 

Nueve días después, el hombre falleció en una clínica de la capital vallecaucana. Probablemente para esa fecha ya estaba contagiado, porque su relación con extranjeros era siempre de contacto. Parece ser que el covid-19 llegó a Cali -y a Colombia- mucho antes de los resgistros oficiales. Horas más tarde del anuncio de la muerte de este hombre, Ospina dijo que el foco del virus estaba en el sur de la ciudad, "allá es donde las personas han viajado al exterior". Las palabras del mandatario indicaban que los nuevos contagios eran por relacionamiento o contacto. 

Una vez abandonó el país asiático, el comportamiento del covid-19 se dividió en cuatro fases: llegada del virus importado, contagios relacionados o de contacto, crisis hospitalaria por masivos ingresos y, por último, un alto número de muertes por día. Ese fue el camino que siguió en Italia y España. De las 16 muertes por coronavirus en el país, la mayoría son por casos de relacionamiento o de contacto. Cali ha aportado cuatro víctimas a esa dolorosa estadística. Una mujer, 73 años, oriunda de Yumbo; un hombre, de 68 años; otro de 36 años y un abogado, de 51 años, quien falleció este lunes al mediodía. Esta última víctima es Edwin Peña, un jurista al servicio del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Presentó síntomas desde el 15 de marzo, luego de asistir a una reunión en Popayán, ciudad donde el primer positivo por coronavirus fue el del alcalde Juan Carlos López Castrillón, quien recientemente estuvo en España y no guardó la cuarentena debida. 

El abogado Peña, oriundo de Istmina, Chocó, murió sin saber que tenía coronavirus. Su prueba duró seis días en ser tramitada. Mientras tanto, estuvo recluido esa misma cantidad de tiempo en una UCI. Sufría de hipertensión y diábetes. La directora del Icbf, Lina Arbeláez, le contó a SEMANA que estaba desvastada por la noticia. "Murió defendiéndo los derechos de los niños", dijo. El abogado caleño Elmer Montaña escribió en sus en sus redes sociales sobre Peña: "Paz en la tumba del colega Edwin Peña, abogado del Icbf, quien falleció víctima del covid-19. Cumplió con sus obligaciones hasta el último momento, asistiendo a su puesto de trabajo y reuniones. Es un caso de diagnóstico tardío. Sus compañeros deben ser monitoreados", escribió Montaña. Ni el abogado Peña, ni el hombre de 36 años estaban en edad de riesgo, pero tenían condiciones físicas que complican la lucha contra el virus, según lo señalado por profesionales de la salud.