Las grabaciones muestran cómo parte de la gasolina del Ejército, que debería estar destinada para vehículos oficiales, se utiliza en carros particulares y oficiales que tienen a su servicio algunos de los presos. En unas diez guarniciones –y con el visto bueno de oficiales de esas unidades– se constata cómo son desviados los recursos y en ocasiones son consignados en cuentas particulares. Algo similar ocurre con el dinero de los viáticos para viajes de las misiones de los militares, el cual también termina en manos diferentes.Escuche Audio 1
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