El Gobierno anunció que en septiembre comenzarían los primeros pilotos de reapertura de colegios en Colombia y existe expectativa sobre el regreso de los niños a los salones de clase. Pero todavía no hay nada definido, la controversia se mantiene y las autoridades a veces no coinciden en sus mensajes.
Por ahora, mientras no aparezca una vacuna o un tratamiento efectivo contra la covid-19, Colombia tendrá que aprender a manejar y convivir con la pandemia. No obstante, en el caso de los colegios, es más difícil que en otros sectores. Para empezar, los niños están expuestos a problemas mentales por el confinamiento. A eso se suman las dificultades en casa para miles de padres que, además de trabajar, tienen que acompañar a sus hijos en el proceso educativo a distancia. Y el temor al contagio sigue latente, pues para muchos no existen las garantías para que los estudiantes vuelvan a las aulas con seguridad.“Los niños ya no aguantan más sin ir al colegio. Le rogamos que puedan volver a clases”, le dijo Nancy Carrizosa, una de las tantas madres preocupadas en el país, al presidente Iván Duque y a la ministra de Educación, María Victoria Angulo, durante uno de los programas Prevención y acción. El regreso a clases no es un capricho. Esta semana más de 80 académicos, congresistas y líderes de opinión, como Alejandro Gaviria, Moisés Wasserman, Isabel Segovia, David Luna, Juanita Goebertus, entre otros, pidieron en una carta que la reapertura de colegios sea la prioridad en la agenda del país ante las graves afectaciones que sufren los pequeños. Los educadores recordaron que, según cifras del Banco Mundial, el cierre de las escuelas por cinco meses podría resultar en una pérdida de aprendizaje de entre 0,3 y 0,9 años de escolaridad. Eso sin contar que el 88 por ciento de los niños en el país han tenido alguna dificultad en su salud mental y comportamiento, de acuerdo con cifras del Instituto Colombiano de Neurociencias.“En septiembre se van a dar unos primeros pilotos en los municipios que son no covid, que no tienen afectación y que nos permiten poner en juego todos estos protocolos y un trabajo en comunidad. Allí será clave la decisión de la familia”, respondió la ministra. Explicó que la evolución de la pandemia permitirá dar esos pasos para reabrir gradualmente mediante el modelo de alternancia o semipresencialidad.
De los 1.122 municipios del país, solo 102 se reportan como no covid y otros 309 tienen baja afectación. En estos lugares, muchos en zonas rurales con deficiencias de infraestructura en las instituciones, se iniciarían los planes piloto.¿De qué depende que en estos municipios comiencen los planes piloto? Cada ente territorial deberá presentar una caracterización del colegio en el que aplicará el plan; es decir, identificará y concertará el regreso a clases con la comunidad educativa y analizará las condiciones de infraestructura de la institución para diseñar la alternancia. Esta consiste en establecer grupos pequeños de estudiantes para cumplir las medidas de bioseguridad y turnar las clases presenciales con las virtuales a fin de evitar conglomeraciones. Las instituciones deben garantizar 2 metros de espacio entre alumnos y el uso del tapabocas. Cada municipio y colegio ajustará esta alternancia a sus necesidades y, así, pasará la propuesta a los ministerios de Educación y de Salud que decidirán si la aprueban.
Esta misma semana, los primeros estudiantes del país regresaron a clases. El primer colegio en hacerlo fue el Rochester, ubicado en el municipio de Chía. Desde el 1 de septiembre, los pequeños de preescolar volvieron a las aulas y desde ese día se irán uniendo más cursos. Las secretarías de Educación, Salud y de Gobierno de Chía avalaron el regreso.
De acuerdo con el presidente de ese colegio, Juan Pablo Aljure, para realizar este plan consultaron a los padres. El 45 por ciento de ellos lo aprobaron y con esos alumnos comenzaron la semipresencialidad. El colegio dispuso cámaras especiales para verificar la temperatura y estaciones para lavamanos. Además, preparó los salones para albergar máximo a 16 estudiantes, entre otras medidas.Sin embargo, en la práctica, reabrir las puertas resulta muy difícil para la gran mayoría de instituciones educativas públicas y privadas. A fin de cumplir los protocolos de bioseguridad, deben hacer nuevas inversiones y no todas pueden hacerlo. En el caso del sector público, el Gobierno informó que ha girado cerca de 92.000 millones de pesos a las secretarías de Educación para que doten a los colegios de los elementos requeridos.No obstante, la Confederación Nacional de Padres de Familia y la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) consideran insuficientes los recursos, teniendo en cuenta las grandes inversiones necesarias para garantizar cosas tan básicas como el lavado de manos. “Si no existen las garantías, no vamos a enviar a nuestros hijos. En el sistema público no hay infraestructura que garantice se cumplan los protocolos; ¿por cada lavamanos en un colegio cuántos alumnos hay?”, dijo el representante de los padres Carlos Ballesteros.Por ejemplo, en más de 220 colegios públicos del departamento de Bolívar, existen alrededor de 7.200 baterías sanitarias (inodoro y lavamanos). En promedio, 70 estudiantes utilizan cada unidad, aunque la norma permite un máximo de 25 estudiantes por batería sanitaria. Es decir, solo en Bolívar faltan 4.860 unidades, de acuerdo con cifras de Cedetrabajo. Esta situación se repite en muchas regiones, incluidas las grandes capitales.A las inversiones en infraestructura es necesario agregarles tapabocas, guantes y elementos de desinfección, así como el personal que efectúe estas labores. “Si ya teníamos problemas con dotación de cosas básicas del colegio en época normal, imagine con todos estos elementos de bioseguridad que, además, se suman al atraso de nuestra infraestructura educativa. Nosotros no iremos a los colegios ni con alternancia ni siquiera en los municipios no covid, si es que se les puede decir así”, aseguró el líder del gremio docente Nelson Alarcón.
Es posible comenzar los planes piloto en todo el país, pero varios departamentos ya definieron que los colegios públicos terminarán el año virtualmente, “Hemos decidido que Antioquia privilegiará la educación en casa este resto del año para nuestros colegios oficiales. Los privados tienen autonomía y, entonces, podría cada uno decidir el regreso a las aulas. Ellos, de acuerdo con las modificaciones, exigencias del Ministerio de Educación y la inversión que se puede hacer para implementar los protocolos de bioseguridad, podrían regresar a las clases presenciales”, dijo la secretaria de Educación de Antioquia, Alexandra Peláez. Atlántico y Santander también tomaron esta decisión.El panorama, complicado de por sí, tiene un factor que incrementa la incertidumbre. El Gobierno nacional en ocasiones emite anuncios que contradicen lo que dicen los Gobiernos locales.
El caso más claro se registró en Bogotá. La alcaldesa Claudia López informó que la ciudad cancelaba el plan piloto para reabrir colegios en septiembre porque así se lo notificaron desde el Ministerio de Educación. Tras hacerlo, dijo que se “liberó un cupo epidemiológico”, con lo que el comercio al detal de bienes no esenciales (peluquerías, ferreterías, papelerías y librerías) ya no operará durante cuatro días, sino durante cinco.Sin embargo, unas horas después, la ministra desmintió a López. “Como ministerio nunca le hemos dicho que no ni a ella ni a ninguna entidad (…) Quizás algún funcionario le dio una información que no correspondía”, dijo Angulo. Precisó que nunca recibieron una propuesta de plan de reapertura de la Alcaldía.
Para el coordinador de la Mesa Nacional de Educación Privada, Fernando Vita, la situación es desconcertante, pues denota que no hay liderazgo. “En un momento de crisis, necesitamos una guía en el sector y ahora solo hay confusión. Hoy no sabemos cuándo o cómo será el tema de los planes piloto a pesar de que muchos colegios hemos venido trabajando en los protocolos por varias semanas y estamos listos para aplicarlos cuando así lo permita la situación”. Marc Hofstetter, profesor de Economía de la Universidad de los Andes, resumió la posición de muchos padres de familia. No entiende que derechos de los niños, como la educación, queden relegados frente a otros sectores económicos. “Nuestra Constitución en el artículo 44 establece que los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás. Los colegios deben ir de primero en la fila de reaperturas. No de últimos”, concluyó.