El candidato presidencial Gustavo Petro se refirió a los resultados de la más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA, donde ocupa el primer lugar y se distancia de manera significativa de sus rivales.
“Según la Encuesta del Centro Nacional de Consultoría, estamos llegando a un 40 % de intención del voto de la población que efectivamente vota. Crecemos y, por tanto, más humildad y más propuesta de pacto y unidad a toda la sociedad colombiana”, dijo Petro en su cuenta en Twitter.
Más tarde, el candidato presidencial volvió al Twitter. “Avanzamos y puede ser la primera victoria popular de la historia de Colombia”, escribió.
Gustavo Petro, líder de la Colombia Humana, sigue punteando en la intención de voto en Colombia. Según la más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA, obtiene el 19,7 %. Sus contrincantes, en cambio, se ubican a una distancia abismal, y las cifras realmente demuestran que el voto antipetrista está atomizado para las elecciones presidenciales de 2022. El exalcalde de Bogotá no tiene todavía cómo ganar solo en primera vuelta la Casa de Nariño. Sin embargo, ha empezado a recuperarse de su caída en medio del paro nacional.
Entre mayo y septiembre, Petro perdió ocho puntos porcentuales, de los cuales ya recuperó casi tres. Por el contrario, sus competidores bajaron o se estancaron, y todos se encuentran por debajo del 6 %, en un hecho inédito en la historia reciente del país a estas alturas de la contienda.
¿Por qué Petro luce hoy como un Goliat y los demás como unos enanitos políticos? La respuesta reúne varias explicaciones. Él sí está haciendo campaña, es disciplinado y, a pesar de la controversia por sus concentraciones masivas, estas demuestran que sabe que un presidente se gana los votos en las calles y al lado de la gente. Es muy fuerte en redes sociales, pero no ha caído en el error de creer que se puede ganar una elección solo a punta de Twitter.
Petro está presente los siete días de la semana en el debate público. Dice lo que la gente quiere oír, y, aunque es tildado de populista, sus posturas generan conversación y obligan a los medios de comunicación a registrarlo y a mantenerlo vigente. Es un político en campaña permanente, como lo anunció el día en que perdió frente a Iván Duque en la segunda vuelta de 2018.
Petro posee, además, otras cosas a favor. Es la cabeza de la oposición al Gobierno y ha logrado capitalizar sentimientos como la inconformidad, la rabia contra el establecimiento y la desconfianza hacia los políticos, en medio de la peor crisis social y económica de los últimos tiempos, agravada por la pandemia. Sea cierto o no, su posición de ser el salvador está calando.
Sergio Fajardo se encuentra en problemas. El resultado del gran estudio electoral revela que pasó del 7 % en intención de voto en septiembre al 5,8 % en octubre. Claramente, las peleas internas de la Alianza Verde y su veto al expresidente César Gaviria le están pasando cuenta de cobro, así como las investigaciones por el descalabro de Hidroituango. Su estrategia de campaña en redes sociales, al estilo de un youtuber, lo ha desdibujado y lo viene bajando de nivel. Se entiende que quiera llegarles a los jóvenes, pero las piezas que publica de sátira son similares a las del periodista y humorista Daniel Samper Ospina. De hecho, hay un nombre común entre los dos: Juan Abel Gutiérrez, quien ha sido socio de Samper Ospina y ha participado en otras campañas políticas con poco éxito. Hoy es su principal asesor de redes.
La caída de Fajardo ha sido continua desde el año pasado cuando llegó a marcar 25 % en la intención de voto. Alcanzar de nuevo esa cifra no es imposible, pero no será fácil en medio de su realidad política de hoy.
Sorprende el candidato independiente y exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández, quien marca 4,6 % de intención de voto. Dado el margen de error del 2,4 % de la encuesta, está en un empate técnico en el segundo lugar con Fajardo. Su discurso en contra de la corrupción y de la clase política tradicional está persuadiendo a un segmento de los colombianos. Su campaña en redes, especialmente en Facebook, es de las más sofisticadas entre los candidatos.
Hernández anunció, en una entrevista con SEMANA, que no recibiría aportes de terceros a su campaña y la financiaría con recursos propios. Habló de una cifra de 10.000 millones de pesos. Aunque ha dicho que irá solo hasta la primera vuelta, la realidad política puede cambiar sus cálculos. Hernández recoge un sentimiento de cansancio con los políticos y el establecimiento que conecta con el electorado.
Su mensaje principal es claro y contundente: “Todos los políticos son ladrones”. Una de las metas de Petro será convencerlo para que se sume a la consulta del Pacto Histórico, en marzo de 2022, lo cual fortalecería de manera importante dicha coalición. Al igual que los otros candidatos, Hernández se estancó y no ha superado el 5 %. Su nombre es atractivo en una alianza, pues solo hoy no lograría vencer a Petro.
Juan Manuel Galán pasó del 6 % al 4,2 % en intención de voto entre septiembre y octubre. El boom mediático de la personería para el Nuevo Liberalismo parece haberse agotado, y, en una campaña que ha manejado mayormente sin errores, ha empezado a cometerlos.
El último de ellos fue tratar de mostrarse como un pasajero más de TransMilenio junto con otros integrantes de la Coalición de la Esperanza, como Sergio Fajardo, Juan Fernando Cristo y Jorge Enrique Robledo. Se vio tan poco natural que él mismo contó que no usaba TransMilenio desde hace dos años cuando su hermano Carlos Fernando fue candidato a la Alcaldía de Bogotá.
Gerardo Aristizábal, periodista de CM&, le preguntó si solamente montaba en campaña, y él contestó que el último año había sido de pandemia. Sin embargo, millones de colombianos usan a diario el transporte público, aun con pandemia, y eso lo hizo ver como un candidato desconectado de la realidad. Falta ver si Galán decide quedarse en la Coalición de la Esperanza o arma toldo aparte cuando reciba oficialmente la personería del Nuevo Liberalismo. Esa decisión crearía una fractura más en la centroizquierda. Su discurso de regular las drogas es popular en un círculo de opinión, pero definitivamente no conecta con la inmensa mayoría de los colombianos.
En el caso de Alejandro Gaviria, la encuesta confirma que el exrector de la Universidad de los Andes no despega, y bajó del 3 % al 2,6 %. A pesar del apoyo del Partido Liberal, de la mayoría de los medios de comunicación, del guiño del expresidente Juan Manuel Santos y del respaldo del expresidente César Gaviria, comienza a ser visto como un candidato no viable.
Su asesor digital de cabecera es Diego Carvajal, quien también asesora a Los Danieles, de Daniel Coronell y Daniel Samper Ospina, y a Cambio, el nuevo portal digital santista. En su estrategia de redes, Alejandro Gaviria ha puesto a su perro Rufo a ‘hablar’ de la campaña. Aunque a algunos les pueda parecer gracioso, a otros les resulta ridículo.
El exministro de Salud del Gobierno Santos ha cometido muchos errores en corto tiempo. Elogió la decisión del presidente Iván Duque de nombrar al exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla como codirector del Banco de la República. Pero a las pocas horas, tras unas críticas en Twitter, se echó para atrás, cuestionó ese nombramiento y dijo que su primera opinión había sido producto de no haber dormido bien. Todo esto pese a que Carrasquilla es su amigo personal desde hace más de 20 años.
De manera similar, en una entrevista radial, había hablado bien del candidato presidencial Federico Gutiérrez, con quien dijo que había trabajado en equipo cuando fue ministro, y Gutiérrez, alcalde de Medellín. Nuevamente, tras algunas críticas en redes sociales, salió a decir que Gutiérrez se había movido a la derecha en el último mes y que era un “facho”. Luego, Gaviria tuvo que salir a decir que la seguridad sería una de sus prioridades. Hay que recordar que, como ministro de Salud, Gaviria fue uno de los promotores del fin de las fumigaciones de los cultivos ilícitos con glifosato, una decisión que tiene al país inundado de coca.
Sin embargo, más allá de sus incoherencias, Alejandro Gaviria ha cometido otras equivocaciones de carácter estratégico. Se demoró en reconocer que cuenta con el apoyo del Partido Liberal, de César Gaviria. Mientras tanto, Fajardo, un político experimentado, supo aprovechar esa situación para debilitarlo. Lo invitó a participar en la Coalición de la Esperanza, pero sin el apoyo del expresidente Gaviria, algo a lo que se ha negado hasta el momento el exrector de la Universidad de los Andes.
Muy pronto, David Barguil, quien marcó 1,3 % en la encuesta, será ungido como el candidato presidencial del Partido Conservador. Así, Alejandro Gaviria pierde la posibilidad de hacer una alianza con esa colectividad, dadas sus buenas relaciones con el también exministro santista Mauricio Cárdenas.
Aunque algunos medios tradicionales y políticos santistas están tratando de forzar la candidatura de Cárdenas como medida de emergencia, será muy difícil que lo logren. Barguil entusiasma a las bases conservadoras, representa la renovación para el partido y tiene el ciento por ciento del apoyo de su bancada en el Congreso.
En poco tiempo, Alejandro Gaviria se quedó sin plataforma. Sigue bajando en las encuestas y ahora está buscando un camino no solo con el Partido Liberal, sino con La U, Cambio Radical y el exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, quien marca apenas 1,2 % en la encuesta de SEMANA. Ante las dificultades en la recolección de firmas, Peñalosa busca la bendición de Germán Vargas Lleras para ser el candidato de la colectividad del exvicepresidente. Paradójicamente, Alejandro Gaviria, un candidato que se trató de vender como independiente y como el llamado a unir el centro, podría terminar siendo la cara de la misma política de siempre.
Por los lados de la derecha y la centroderecha, el escenario también es crítico. Óscar Iván Zuluaga, precandidato por el Centro Democrático y quien llegó a ganar la primera vuelta de 2014 con más de 7 millones de votos frente al presidente-candidato Juan Manuel Santos, marcó apenas el 1,8 % en la más reciente encuesta.
Su discurso ofrece reducir el impuesto del 4 × 1.000, lo mismo que les han prometido los políticos a los colombianos en los últimos 20 años. Ninguno ha cumplido. Zuluaga no entusiasma al electorado y representa la política tradicional, de la cual la gente está cansada. Aunque gran parte del establecimiento del Centro Democrático y la bancada le han brindado su apoyo para la consulta interna en noviembre, Zuluaga no trasciende de allí.
Su rival directa es la senadora María Fernanda Cabal, quien también baja en las encuestas al pasar del 4 % en septiembre al 3,2 % en octubre. Aunque su discurso sobre la seguridad cautiva a sus bases, eso todavía no se refleja en las encuestas. Habrá que esperar lo que defina el Centro Democrático el próximo 22 de noviembre. Su nombre, si llegara a ganar la consulta, genera inquietudes entre quienes piensan en una coalición de centroderecha. Ella lo sabe y ha expresado que, ante la situación del país, no es momento de exclusiones.
El exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez tiene el 3 % en la medición. Hasta ahora, el discurso y las propuestas no han sido claras, y sus simpatizantes lo quieren ver más contundente y perseverante.
El reto de Gutiérrez es enfrentarse a una consulta en marzo sin un partido político detrás y contando solamente con voto de opinión. Su gran ventaja es que es un candidato que no genera resistencias ni vetos, y apenas lo conoce un 40 % de los colombianos. A Petro lo conoce el 95 %, y a Fajardo, el 81 %. La imagen favorable de Petro es del 35 %, y su desfavorable, del 56 %.
En el caso de Gutiérrez, el favorable es del 16 % y tiene un desfavorable del 17 %, lo cual indica que tiene mucho espacio para crecer si hace la tarea bien. Habrá que ver si logra subir en intención de voto en los próximos meses para que tenga una posibilidad real de ganar una eventual consulta y catapultarse a la segunda vuelta presidencial.
Un dato que llama la atención de la encuesta es que, al preguntar por la orientación política, el 18 % de los colombianos dice ser de izquierda; 6 %, de centroizquierda; 7 %, de centroderecha, y 26 %, de derecha. Los candidatos medidos de la derecha y la centroderecha suman apenas el 10,5 % de la intención de voto. Esto indica que, a diferencia de la izquierda y la centroizquierda, en este bloque hay muchos electores que no han encontrado quién los represente. Esta es una oportunidad para que los candidatos de la derecha y la centroderecha se consoliden si se sacuden del letargo en el que parecen estar.
La encuesta del Centro Nacional de Consultoría fue realizada entre el 8 y el 14 de octubre en 42 municipios de todas las regiones del país. En total, fueron 2.012 entrevistas presenciales.
Es importante mencionar que el 49,4 % de los encuestados aseguran que votaría en blanco, por ninguno o aún no saben ni responden. Esa cifra es similar a la abstención del 47 % en la primera vuelta presidencial de 2018.