Liliana Segovia, quien era ama de casa y vivía en el barrio Boston de Barranquilla, fue encontrada muerta en un carro el pasado 3 de marzo en el municipio de Tubará, ubicado a 28 kilómetros de la capital atlanticense.
La familia de la mujer había reportado su desaparición luego de que saliera de su casa en una camioneta Nissan Xtrail, de placas KQV902. Además, indicaron que la última vez que fue vista con vida fue subiendo la carrera 43 en sentido norte.
Ante este atroz crimen, la Fiscalía General de la Nación recolectó el material probatorio necesario para acusar oficialmente a Jhon Jairo Medina Vega, quien aceptó esta semana haber asesinado a la mujer de 33 años.
“Señor juez. Como primera medida, le pido perdón a todas las personas en esta sala y a mi familia. Todos los que me conocen, saben el tipo de persona que soy. Yo acepto los cargos que se me imputan”, precisó el hombre.
La defensa, sin embargo, solicitó que Medina Vega recibiera el beneficio de la detención domiciliaria debido a que no representa un peligro para la sociedad. Esta petición fue realizada durante la audiencia de solicitud de medida de aseguramiento.
Pese a que aceptó el asesinato, el ente investigador señaló que todavía hay muchas dudas sobre este crimen y que algunas declaraciones que entregó el acusado no cuadran, como el tiempo que tardó en meter el cadáver en el tanque donde lo ocultó.
El fiscal del caso, citado por el diario El Heraldo, también indicó que es bastante sospechoso que no exista ningún testigo del homicidio, sobre todo porque a la hora que Medina Vega afirmó cometerlo hay normalmente mucho flujo vehicular.
De acuerdo con el funcionario, los investigadores no creen posible que el hombre haya cargado solo los 74 kilogramos que pesaban el cuerpo de la víctima y el tanque, y que nadie se hubiera dado cuenta.
“Una vez fallecida pudieron, probablemente, haber puesto el cadáver de una forma para que cupiera en el tanque, para que no hubiera necesidad de forzarlo”, indicó Richard Poveda Daza, abogado experto en ciencias forenses, en el impreso atlanticense.
Poveda Daza, sin embargo, puntualizó que no cree posible que el acusado haya escondido el cuerpo en el recipiente en 8 minutos, como aseguró en la audiencia de imputación de cargos. “Pudieron haberlo forzado, pero no pasaron menos de 10 minutos”, precisó.
Cabe recordar que Jhon Jairo Medina Vega fue acusado formalmente de homicidio agravado, hurto calificado y transferencia no consentida de activos, ya que también le habría desocupado las cuentas bancarias a la víctima.
La Fiscalía General de la Nación señaló finalmente que la medida de aseguramiento contra el confeso asesino no ha sido definida por el juez. La decisión será tomada esta semana.