El departamento de Chocó está aislado hace 11 días por el paro que sostienen las comunidades indígenas y las agremiaciones de camioneros. Los primeros están reclamando las promesas que han sido incumplidas por los gobiernos. Mientras que los conductores rechazan las maneras en que se manifiestan los resguardos.
Los reproches se han expuesto con el bloqueo de los principales ejes viales por donde circulan las mercancías que surten a los establecimientos comerciales de la región. Desde los primeros días de octubre se cerraron algunos sectores sin generar mayores afectaciones, pero el cuatro del mismo mes se agravaron las condiciones.
Con material vegetal y vehículos de carga pesada ambos bandos cerraron las carreteras que conducen desde la ciudad de Quibdó hasta los departamentos de Antioquia y Risaralda. Los pueblos de Chocó tienen una dependencia a estas regiones porque son las que envían cada hora los productos de la canasta básica familiar y otro tipo de servicios.
Ese escenario se está viendo reflejado con mayor intensidad en los municipios que no están ubicados al margen del río Atrato, a razón de que ellos se abastecen de sus vecinos. En Quibdó, Tadó, Istmina y San Juan, las tiendas no tienen elementos para ofrecer y en las estanterías de las droguerías escasean los medicamentos para hipertensos.
Hernando Moreno trató de surtir la nevera de su casa en las últimas horas. En su recorrido por las calles de la capital del departamento, encontró buena parte de las vitrinas vacías porque no ha podido llegar la mercancía. Él compró una libra de carne de cerdo a 20.000 pesos, cuando hace unos días entregó menos de 13.000 pesos por la misma porción.
Los sitios donde venden frutas y verduras han sido los más golpeados. Los alimentos son enviados desde las plazas minoristas de Medellín. Los camiones no han podido cruzar desde el municipio de Ciudad Bolívar en Antioquia por los cierres. También porque la mayoría de los camioneros apoyan el paro de las agremiaciones.
“La situación sí está muy difícil porque los manifestantes se mantienen en los bloqueos. Yo compré hace unos días una libra de papa a dos mil pesos, ayer la encontré a cinco mil pesos. Dos pepinos valían 1.000 pesos, pero los compré a 5.000 pesos. En los poquitos lugares donde hay comida, están muy altos los precios”, dijo el habitante de Quibdó.
Las personas que tienen favorables condiciones económicas están transportando los productos entre el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín y la terminal aérea local, según lo relató Moreno. Además de que la oferta es muy inferior a la demanda, el sobrecosto en las operaciones logística sería otro de los argumentos que justifica el alza de los precios.
La gasolina también empezó a agotarse en las estaciones de Quibdó. Ante las advertencias de que el paro duraría varias semanas, los conductores se abalanzaron sobre este servicio para frenar los impactos que se podrían dar. Tal como lo anticiparon, en la ciudad no hay combustible dado que los camiones que los transportan tienen el paso bloqueado.
Frente a este panorama, la Gobernación de Chocó mantiene diálogos con las personas que están protestando con el fin de levantar los cierres viales, principalmente con los camioneros que son los que nutren de alimentos a las tiendas. Pero se han negado. Lo mismo los indígenas que piden serios reclamos a los gobiernos municipales.
Hay una entrecruzada: los conductores condicionaron la apertura de las carreteras si los indígenas se comprometen a no volver a bloquear los ejes viales como método para hacer notar sus inconformidades, para eso se debe pactar primero con los resguardos que, entre tanto, piden la presencia de un representante de Gustavo Petro.