En el Hospital Nuevo de Maicao hay 18 niños internados, la mitad son venezolanos. Uno de ellos es Jimmy*, un pequeño que, como la mayoría de sus compatriotas, llegó desnutrido. Los médicos dicen que ni en la pasada época de sequía y hambruna de los wayúu, en La Guajira, vieron situaciones tan dramáticas como las que han tenido que enfrentar en estas semanas.Dentro de la crisis humanitaria desatada por la llegada de venezolanos, los niños son los más vulnerables y el rostro más triste de esta tragedia. Los más jóvenes se enfrentan a problemas de nutrición y salud, mientras que los adolescentes están en peligro de caer en abusos, en manos de grupos ilegales o en la prostitución.
Por medio de sus diferentes programas, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), en coordinación con Migración Colombia, atiende cerca de 23.314 menores, de los cuales 2.423 son menores de 5 años y se benefician del trabajo de equipos psicosociales, atención a primera infancia, hogares infantiles y centros de desarrollo infantil, de la misma forma, se encuentran 256 niños y adolescentes con edades entre 6 y 17 años.En total 2.000 niños son atendidos en Cúcuta por el ICBF y 22 de ellos que no tienen padres permanecen bajo protección de la entidad en Hogares Sustitutos. Karen Abudinen, directora de ICBF, afirmó, en una visita que realizo a la ciudad a principios del mes, que "el deber del ICBF es atender a los niños sin importar su nacionalidad". Además dio un parte de tranquilidad pues el Instituto de Bienestar Familiar cuenta con 74.000 cupos para acoger a las familias y niños en las fronteras.Galería: El remate de Venezuela en la calle 13 de MaicaoPrecisamente, el presidente Juan Manuel Santos anunció la creación del Grupo Especial Migratorio (GEM), compuesto por funcionarios de Migración Colombia, la Policía Nacional y personal del ICBF, que entre sus funciones se encargará de garantizar la protección de los derechos de los niños. A diciembre de 2017, el gobierno había tenido que vacunar 112.000 personas, de las cuales el 93 por ciento eran niños menores de 12 años. Han tenido que hacer jornadas especiales para prevenir brotes de sarampión, leishmaniasis, chagas y fiebre amarilla.Por otro lado, la situación en el vecino país es preocupante. En 2017, Cáritas Venezuela llegó a atender el doble de niños con desnutrición que en el 2016, según la organización social de la iglesia católica, en ese año, 8 de cada 100 menores que llegaban a sus jornadas de actividades tenían desnutrición grave, pero la cifra fue en aumento y en el cierre del año pasado alcanzó el 15,6%, dos veces más que en el año anterior.Puede leer: El impresionante éxodo de los venezolanos hacia ColombiaPara Susana Rafalli, representante de la organización, si la situación sigue como está o empeora, cerca de 280.000 niños podrian morirse de desnutrición, pero el gobierno venezolano aún sigue sin reconocer las cifras de la preocupante situación que los acoge.