El ministro de Defensa, Diego Molano, aseguró que luego del último atentado ocurrido en Cúcuta, en el que perdieron la vida dos policías, se han intensificado los operativos para dar con los responsables.

Sin embargo, aunque no se ha dado con el paradero de quienes lo ejecutaron, sí se pudo capturar a otros delincuentes que en meses pasados atentaron contra la Estación de Policía de Atalaya, que dejó varios heridos.

“Ya hay capturas que serán presentadas en la tarde de este lunes, 20 de diciembre, con relación a varios de los atentados terroristas previos”, dijo Molano refiriéndose a lo ocurrido en agosto de este año en Cúcuta.

En el atentado, que ocurrió exactamente el 30 de agosto de este año, criminales lanzaron un artefacto explosivo directamente dentro de la Estación, el cual dejó varios heridos, entre ellos policías y ciudadanos de a pie, además de cuantiosos daños.

El alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, le contó a SEMANA que esa ciudad ha quedado en medio de un coctel delictivo que tiene al menos 20 ingredientes que luchan por el control ilegal. “Estamos hablando que en la región hay más de 40.000 hectáreas de coca y eso ha generado que todas estas estructuras criminales quieran el poder”, dijo.

Lo de Cúcuta no solo se remite a su parte urbana, donde ya es confirmado que los Rastrojos, Pelusos, Clan del Golfo, Tren de Aragua, ELN y disidencias de las Farc tienen sucursales del crimen en los sectores más deprimidos de la ciudad, sino también en el área rural, donde hay retenes ilegales, secuestros y asesinatos selectivos casi a diario.

Por eso el atentado contra el helicóptero del presidente Iván Duque y el carro bomba contra el batallón de Cúcuta, más el ataque terrorista del martes pasado, no son hechos aislados. Hacen parte de un andamiaje criminal de las disidencias de las Farc y el ELN que pretende devolver al país al caos y al miedo de hace dos décadas.

Las disidencias quieren apoderarse del control de la ciudad. Y la mejor manera de hacerlo es creando escenarios de pánico, de intranquilidad para luego, por medio de las armas y la violencia, presentarse como aquellos capaces de restablecer el orden.

A pesar de lo ocurrido en la capital de Norte de Santander y la dura situación, Molano sigue dando un parte de tranquilidad en cuanto a la lucha del narcotráfico se refiere, principal detonante de la guerra e incertidumbre que se vive en ese lugar.

“Más de 622 toneladas de cocaína incautadas. Más de 5.600 laboratorios destruidos para el procesamiento de pasta a base de coca. Superamos las 100.000 hectáreas de cultivos ilícitos erradicadas,” fueron algunas de las cifras entregadas por el ministro de Defensa en un evento que hizo recientemente en Tumaco, Nariño.

Pero a pesar de los esfuerzos del Gobierno y de las capturas que se han venido efectuando, todo parece ser insuficiente para contrarrestar la ola de violencia que se vive en las calles de Cúcuta. Por el momento, los terroristas del último atentado siguen libres y la ciudad está en máxima alerta por la actual situación de orden público.