Esta semana la administración de Enrique Peñalosa le dió vía libre a la Secretaría de Seguridad, una promesa de campaña con la que el actual mandatario busca bajar los índices y la percepción de inseguridad de los bogotanos. Esa secretaría pretende ser un puente entre la Alcaldía y la Policía Metropolitana. Al frente está Daniel Mejía, quien lideró la intervención en el Bronx. Una vez posesionado y en un debate de control político en el Concejo, el secretario reconoció que existe un preocupante déficit de policías en la capital.   Puede leer: A Bogotá le hacen falta 12.000 policíasEl tema no es nuevo y desde la administración anterior quedó en evidencia esa preocupación. Según los datos entregados por la secretaría, en la capital existen 151 cuadrantes, en los cuales hay seis patrulleros en cada uno. En total en la capital existe un pie de fuerza de vigilancia compuesto por 6.300 hombres y mujeres.  “La falta de policías en Bogotá es alarmante”, dijo Mejía.  Comparado con otras ciudades, Bogotá, con 234 policías por cada 100.00 habitantes, está por debajo de la tasa del pie de fuerza recomendable. Urbes como Bucaramanga, Tunja o Popayán, tienen en promedio 600 policías por cada 100.000 habitantes, es decir, la capital cuenta con poco más de la tercera parte de ciudades intermedias. Le puede interesar: Purga general en la PolicíaLa preocupación ya fue expuesta en una carta que el alcalde Peñalosa le envió al director de la Policía Nacional, general Jorge Hernando Nieto y al ministro de Defensa Luis Carlos Villegas, en la que les pide “reconsiderar el pie de fuerza en Bogotá”, dijo Mejía. En otras oportunidades se ha dicho que la ciudad queda a merced de la delincuencia cuando se trasladan los agentes encargados de la vigilancia ciudadana a cumplir tareas para prestar seguridad a grandes eventos, como partidos de fútbol o conciertos. La falta de policías en la capital es evidente y la administración espera la respuesta de Ministerio y la Policía para que le adjudique un número importante de agentes que ayuden a mejorar no solo la percepción, sino la seguridad en la capital.