Cada tanto el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, sale con un comentario polémico. Esta vez se refirió a las fiestas clandestinas que suceden en la capital paisa todos los fines de semana, pese a que desde hace unos veinte días se ha declarado una especie de toque de queda, donde solo están permitidas las ventas de víveres por medio de domicilio y, por tanto, la interacción social está prohibida. El alcalde dijo: “No vamos a permitir más fiestas clandestinas en la ciudad que ponen en riesgo a todo el mundo. Por eso hemos tomado la decisión de que cada fiesta que detectemos en la ciudad, vamos a hacer un corte permanente de la electricidad en esa casa, en ese hogar o ese establecimiento público para que respeten las normas”.
El problema de la afirmación de Quintero es que su función como alcalde no contempla el corte de los servicios públicos, y menos en momentos de pandemia, cuando las empresas prestadoras del servicio deben garantizar el mínimo vital, aun por encima del incumplimiento en los pagos. Quintero ha sido un abanderado del autocuidado desde el principio de la pandemia, cuando Medellín y Antioquia se adelantaron al confinamiento por encima del Gobierno Nacional. En este momento la ciudad vive cuatro días de labores bajo el modelo de pico y cédula, y tres días de restricciones.
Por ahora hay un llamado al cuidado, pues desde la Alcaldía creen que se está viviendo el momento más crítico por la enfermedad: “Estamos hoy en lo que uno puede llamar una especie de meseta. Mucha gente esperó que el pico fuera un punto, pero el pico llegó como una meseta y así vamos a estar unas tres semanas más o menos. Nos tenemos que cuidar muchísimo, usar tapabocas dentro de la casa si vivimos con personas mayores de 60 años o con obesidad, hipertensión o diabetes”.