Para William Gómez, hermano de Darío Gómez, la vida del cantante fue un torbellino de diferentes situaciones que lo llevaron a la cima de la música popular en Colombia. Uno de los acontecimientos que marcó la vida del ‘Rey del despecho’ fue la muerte de su padre, a quien él asesinó accidentalmente, pero contrario a lo que la opinión pública cree, el artista recibió todo el respaldo de su familia.
En entrevista con SEMANA, William se refirió a ese episodio. Habló de los miedos y alegrías de Darío Gómez, así como de sus deseos para el futuro.
SEMANA: ¿Cómo era Darío Gómez en la intimidad de su hogar?
William Gómez (W. G.): Era una persona muy sencilla y querida, siempre muy pendiente de sus cosas. Nos daba muchos consejos y era un hermano muy especial con nosotros. Dios le dio todo ese talento para siempre estar presente y unirnos a todos. Era una persona muy centrada en todo.
SEMANA: Desafortunadamente en la vida de Darío hubo unas tragedias que lo marcaron mucho, como el asesinato de su hija o el homicidio que él cometió por accidente contra su papá. ¿Cómo él lidió con eso?
W. G.: El asesinato de mi papá él lo tomó con mucha responsabilidad y mucha valentía porque mi Dios lo puso a él para que no falláramos más y no hubiera más muertos, porque mi papá le daba muy mala vida a mi mamá: le pegaba, trataba de ahogarla... En fin, muchas cosas. Un día él quería matarla y en el forcejeo se escapó la bala, porque mi papá había cargado el arma con una bala para matar a mi mamá; el arma tenía un cuchillo por lado y lado, y él decía que quien se metiera lo iba a asesinar. Su pensado era matarla a ella y luego matarse él, entonces Darío se metió y ocurrió lo que ocurrió por accidente.
Darío tomó con mucha valentía todo eso. Lo llevaron para la cárcel, pero no lo dejaron porque llamaron a los testigos, pero todos dijeron que fue por accidente y que si eso no hubiera ocurrido habría más muertes, incluso de nosotros, sus hijos. Menos mal que no pasó así.
SEMANA: ¿Ustedes cómo tomaron esta situación?
W. G.: Eso ocurrió el 14 de agosto de 1968 y lo tomamos, a pesar de que perdimos a nuestro padre, como si un ángel nos hubiera salvado para que las cosas no fueran a mayores. Después conversábamos por ahí con Darío y hablábamos de si mi papá estuviera vivo y lo hubiera visto triunfar en la música; él me decía: “Ay, William, sería lo ideal, sería yo muy feliz. Pero desafortunadamente las cosas fueron así. Y a pesar de todo, yo me siento premiado por Dios”.
SEMANA: ¿Y el asesinato de su hija?
W. G.: Eso fue muy doloroso. Tan doloroso que él nunca lo pudo superar, porque fue la pérdida de una persona que estaba muy jovencita.
SEMANA: ¿Cuándo fue la última vez que usted habló con él?
W. G.: Hace cuatro días. Hablamos sobre la biografía que le están haciendo en un libro, entonces yo tengo mucha memoria y él me llamaba a preguntarme cosas que de pronto se le habían olvidado. Le pregunté cómo estaba y me respondió: “Yo estoy más o menos, William, me puse esa tercera dosis de la vacuna y eso me tiene más enfermo”. A los días lo llamé de nuevo y me dijo que de la vacuna estaba bien, que ahora solo tenía una gripa. Me decía que estaba muy cansado de la música. “Le voy a decir a Olga que no me haga más contratos”, me dijo. Siempre entre los hermanos hablábamos eso, de que Darío estaba muy fatigado, porque uno en las presentaciones ve a la persona.
SEMANA: ¿Lo sintió muy enfermo esa última vez que hablaron?
W. G.: No, él estaba alentado. Incluso nos daba ánimos: “pa’ delante, muchachos”, nos decía. Uno nunca espera una cosa como esta, esto es muy duro. Se fue en un momento tan repentinamente.
SEMANA: ¿Qué hacía feliz a Darío Gómez?
W. G.: Los animales, estar disfrutando de su finca, conversar y ser generoso. Él me ayudó a comprar una finca y hacer mi casa. Darío me regaló mucho a mí.
SEMANA: ¿Qué le molestaba?
W. G.: Las injusticias que hay en Colombia. Soñaba con un país con menos injusticias, menos criminalidad. Incluso, nos reunimos en estos días y me decía: “este país va en caída, va en picada. Y ahora que ganó Petro yo tengo ganas es como de irme”. Y yo le decía que tranquilo, que nada iba a pasar. Pero lo que más le molestaba a Darío es que siendo Colombia un paraíso todo el mundo quiere cogerla y dañarla. “A mí me incomoda mucho eso, que no se respete la libertad de las personas que trabajamos honradamente”, me decía.
SEMANA: ¿No veía con buenos ojos un gobierno de Gustavo Petro?
W. G.: No, no gustaba mucho. Cuando Petro ganó, él ya se resignó, pero le tenía mucho temor a una presidencia de Petro, porque de pronto nos volvíamos como Venezuela. Eso últimamente lo incomodaba mucho. Aunque nosotros creemos que no será así.
SEMANA: ¿Qué tenía pensado Darío Gómez para su futuro?
W. G.: Reunir a su familia y gastarles el tiempo que no les dedicó antes. Reunir a sus hermanos, porque éramos muy alejados. “Yo cuando me retire, William, voy a reunir a todos mis hermanos y les voy a dar un regalo bueno. Ese tiempo va a llegar”, me decía. Pero mire, las cosas no fueron así.
SEMANA: ¿Cuál era la canción que a Darío más le gustaba?
W. G.: Es muy difícil porque tuvo tantas letras bonitas. Yo creo que Nadie es eterno porque nació en San Jerónimo y Cómo llegar a tus brazos que la hizo por allá a raíz de una muchacha muy joven.
SEMANA: ¿Cómo nació ‘Nadie es eterno’?
W. G.: Nació en San Jerónimo. Yo estaba allá y él me llamó que estaba por acá y pasamos por el cementerio; vemos solo huesos y luego pasó una aplanadora, sacaron bóvedas, todo, quebraron huesamenta, entonces Darío se impresiona y la persona que estaba con él le dice que le saque un disco a eso y Darío empezó a tararear: “Nadie es eterno”.