La reforma tributaria que hoy en día cursa en el Congreso ha causado posiciones enfrentadas desde sus inicios. Sectores políticos y gremiales anunciaron que es producto de la improvisación, que no ayuda a mejorar la competitividad del país y que no debió dejarse para discutir al final de la agenda legislativa. Antes del 16 de diciembre, fecha límite de funciones parlamentarias, debe haber consenso pero, ¿pasará la reforma? De acuerdo con Fernando Quijano, director general del diario La República, “todas las ‘tributarias’ son calientes y llenas de lobistas”. El directivo subrayó que es necesaria una reforma tributaria estructural, “no una colcha de retazos”, y explicó que Colombia debe actualizar las tasas del IVA para ponerse al nivel de la Alianza del Pacífico. La reforma estructural a la que Quijano hace referencia es solicitada cada vez que el país discute un cambio tributario (dice el más reciente editorial de La República que cada 23 meses se presenta un proyecto de este tipo) pero la componen indicadores a los que tampoco se ha llegado a un acuerdo. Según Santiago Pardo, experto tributarista, la reforma estructural la escribió el propio ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Esta consta de puntos como eliminar el impuesto al patrimonio, suprimir todos los IVA de los bienes de capital y descartar el 4 x mil, este último se acordó eliminarlo en el 2018. Pardo precisó que el esquema que maneja la reforma tributaria actual no soluciona situaciones graves como la costosa producción nacional o la salida del país de empresas inversoras. “Es aterrador que el empresario colombiano encontrara más barato producir en México que aquí. Es incluso más costoso que importar”, señaló. Por su parte, el representante a la Cámara David Barguil, advirtió que “es un absurdo terminar con el impuesto al patrimonio, el CREE y los dividendos”. El jefe del Partido Conservador hizo énfasis en pensar la reforma en virtud del CREE y advirtió que primero se debió analizar cómo tapar el hueco fiscal del año entrante.