La definición de la fecha para la elección del próximo procurador encendió una de las peleas políticas más álgidas de los últimos tiempos. La elección ha estado reñida y los tres candidatos han hecho una fuerte campaña en el Congreso.Desde hace semanas se venía diciendo que la definición del reemplazo de Alejandro Ordóñez podía generar profundas divisiones en el Congreso. Incluso por cuenta de ese temor se pensó en prorrogar la fecha de votación para que no afectara la aprobación de la Reforma Tributaria.Todo indica que esos miedos eran ciertos. El viernes en la mañana el presidente del Partido Conservador, David Barguil, radicó una dura carta dirigida al presidente de la República.El líder de los azules sostiene que escribió esa misiva “para expresarle nuestro profundo rechazo como partido por la injerencia indebida del Ministro Juan Fernando Cristo en la elección del nuevo Procurador”.Barguil agrega que “el Ministro del Interior no parece fungir hoy como ministro de la política sino más bien como presidente del Partido Liberal, al actuar de manera indebida para beneficiar al candidato de su colectividad a la procuraduría”.Puede leer: Diez tropezones que podría tener la Reforma TributariaLa molestia de los conservadores radica en que el presidente ternó como cuota de su partido a la exmagistrada María Mercedes López. Los azules sienten que como el procurador saliente, Alejandro Ordóñez, pertenecía a esa colectividad, su reemplazo debería también ser de esas toldas.“Es inaceptable que el ministro esté tratando de manipular al congreso de la República incidiendo en una elección como esta… No entendemos como el Ministro del Interior está atentando contra las aspiraciones de la candidata ternada por el Presidente de la República. Es desconcertante que el Ministro Cristo esté tratando de manipular a los partidos, utilizando su poder para conseguir los votos que el candidato del liberalismo necesita en el Senado de la República”, sostiene la carta.Al final, el documento señala que el “el Partido Conservador hoy exige respeto, a nombre propio y a nombre de los demás partidos por parte del Ministro del Interior… Le solicitamos Señor Presidente que ponga fin de manera inmediata a la injerencia indebida del ministro”.El reclamo también se escuchó del vocero en el Senado de las toldas azules Juan Diego Gómez. Dijo que el ministro del Interior está haciendo cabildeo con el candidato Carrillo. “Es inaceptable porque Juan Fernando Cristo es el ministro de la política que representa el Gobierno y es incomprensible porque ese lobby va en contravía de la decisión del presidente Juan Manuel Santos de ternar a la candidata del Partido Conservador María Mercedes López”. Incluso reclama que el ministro no haya asumido su responsabilidad política por la no aprobación del plebiscito y dijo que “necesitamos un representante del Gobierno respetable al frente del ministerio”.  Semana.com se comunicó con el ministro Juan Fernando Cristo. El alto funcionario aseguró que “respeto profundamente a todos los partidos y a la plenaria del Senado. Ni he intervenido ni intervendré. Respeto a todos los candidatos. El gobierno no interfiere y entiende las disputas partidistas que se generan, pero no opina. No he presionado a ningún senador para su decisión. Dejemos que libremente escoja el Senado entre tres buenos candidatos”.El ministro Cristo, sin embargo, no ha sido el único funcionario del gobierno que se ha visto señalado por, presuntamente, incidir en la elección del nuevo procurador general. Esta semana, en los pasillos del capitolio, corrió la versión de que dos pesos pesados del gobierno también estarían moviéndose en torno a la votación que deberá adelantarse el próximo 27 de octubre.Los nombres del conservador Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda, y el jefe natural de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, han sido señalados por algunos parlamentarios como los ‘jefes de debate’ de la candidatura de la exmagistrada María Mercedes López. Nada confirmado, aunque una versión periodística destapó los rumores.No es la primera vez que las tensiones políticas, por cuenta de una elección en el Congreso, salpica a miembros del gabinete.