El pasado 3 de marzo, David Bojanini, presidente de la junta directiva de Ultra Air, adquirió el 100 % de las acciones de la sociedad Basano SAS. Esta empresa se dedica “a la prestación de asesoría, orientación y asistencia operacional a empresas y otras organizaciones sobre cuestiones de gestión”. El vendedor de las acciones fue Gianluigi Gaudenzi Arbeláez.
Pero antes, el 14 de febrero, Bojanini asumió como representante legal. Dicha movida no deja de ser extraña teniendo en cuenta que se dio 17 días antes de que él comprara las acciones de la sociedad. Lo usual en estos casos es que el cambio de la representación legal se realice después de la compraventa de las acciones.
Además, llama la atención que toda esta transacción se haya dado semanas antes de la quiebra de Ultra Air. El pasado 20 de abril, Bojaini fue denunciado penalmente por el Ministerio de Transporte por los delitos de estafa agravada en modalidad masa, ofrecimiento engañoso de productos y servicios y perturbación en servicio de transporte público, colectivo u oficial.
Bojanini es señalado de ser uno de los presuntos cerebros de esa estafa, derivada de la venta de tiquetes a más de 300.000 pasajeros que fueron tumbados y exigen respuestas.
Aunque Bojanini negó ser accionista de Ultra Air, una de las dudas de los investigadores es si Basano SAS habría recibido recursos provenientes de la presunta estafa de miles de pasajeros.
Paula Jaramillo, compañera permanente de Bojanini, está involucrada en varias fundaciones, entre ellas la Fundación Ciudadana Med, en donde figura como representante legal.
Algunos políticos en Medellín tienen estrecha cercanía con Jaramillo y Bojanini. ¿Habrá recursos provenientes de la presunta estafa que han sido usados para financiar actividades de ciertos políticos en la capital antioqueña? Las investigaciones avanzan.