David Racero fue elegido el 21 de julio con 182 votos como nuevo presidente de la Cámara de Representantes, una mayoría aplastante que lo respaldó por el trabajo político que realizó en el periodo 2018-2022.

El congresista llegó a la Cámara en 2018 con 32 años y, a pesar de su juventud, se destacó entre sus colegas por los debates e investigaciones que efectuó desde su curul. Eso le representó un reconocimiento de sectores políticos con ideologías totalmente opuestas.

Por esa razón, en la puja por la presidencia de la Cámara, varios sectores decidieron respaldarlo para alcanzar la más alta dignidad de la corporación. Allí llegó con promesas de garantías para todos los sectores y un trabajo articulado a fin de sacar adelante la agenda legislativa. Sin duda, una luna de miel que anhela cualquiera al formar parte de la mesa directiva.

Desde aquella fecha, han pasado 38 días y Racero ha hecho declaraciones que tienen agrietada su relación con todos los sectores, incluido el Pacto Histórico. Su primera salida a medios fue para anunciar que les quitaría las camionetas al secretario general, a los secretarios de las comisiones y a otros funcionarios. Ante la opinión pública, fue un mensaje de austeridad, pero la realidad es que esas camionetas (80 aproximadamente) están arrumadas en un parqueadero y la mayoría de ellas no se usan desde hace un par de años. Antes de que llegara Racero a la dignidad, la Dirección Administrativa inició un proceso de peritaje para fijar el valor de cada una y entrar en un proceso de subasta. “La mentira no se puede perdonar, debe rectificar lo que dijo porque está diciendo mentiras”, aseguró el representante Juan Espinal, del Centro Democrático.

David Racero suspendió el uso de las camionetas en algunos despachos de la Cámara. | Foto: NO

El asunto de las camionetas fue la primera fractura con la plenaria, pues el mensaje que quedó fue que Racero se las había quitado a los congresistas y ese hecho no era cierto. Las camionetas de las que habló son de propiedad de la Cámara y nada tienen que ver con los esquemas de seguridad asignados. “Es bueno que deje de hacer populismo con nosotros”, aseguró Carolina Arbeláez, congresista de Cambio Radical.

Pero la gota que rebosó la copa, mucho antes de lo esperado, fue un trino de Racero diciendo que no les daría almuerzo a los representantes. Esa declaración encendió las redes sociales y desató una indignación en el país porque a nadie le cabe en la cabeza que un legislador gane más de 35 millones de pesos y no pague su alimentación.

Sin embargo, eso tampoco resultó ser cierto. El representante liberal Carlos Ardila radicó un derecho de petición en la Dirección Administrativa para conocer cuánto dinero se destina para alimentación y resulta que ese rubro no existe, es decir, la Cámara no destina recursos para almuerzos. “Él no sabe el daño que se le hace a la corporación y no aceptamos que envíe mensajes falsos”, dijo Ardila. La molestia llegó a tal punto que hay una solicitud mayoritaria para que Racero aclare los temas, pues, a juicio de varios congresistas, está haciendo populismo. “Yo sí le pido respeto y sinceridad”, reiteró Arbeláez.

Carolina Arbeláez | Foto: SEMANA

El asunto de fondo es que hay un gran malestar y eso podría verse reflejado en el trámite de las diferentes iniciativas. En voz baja, integrantes del Pacto Histórico dicen que Racero está equivocándose, pero que prefieren no “decirle nada porque se molestará. Desde su posesión ha cambiado”, comentó un legislador que pidió omitir su nombre.

Además de esos anuncios mediáticos, el trabajo de Racero en la presidencia de la Cámara ha sido discreto. Solo ha tramitado la reglamentación de las curules de paz, y las plenarias se han centrado en peleas entre unos y otros. Por eso, sus compañeros dicen que hay falta de liderazgo. Los problemas del presidente de la Cámara, con pocos días en ese cargo, también radican en las comunicaciones. Al parecer su equipo no ha logrado articularse y es poco lo que se conoce sobre su actividad política. De hecho, en los pasillos del Salón Elíptico se dice, en voz baja, que el único líder del Legislativo es Roy Barreras.

A Racero le quedan 11 meses en el cargo y seguramente dará un giro para evitar más errores y volver a su buena época de congresista camellador. La pregunta que sus colegas se hacen es: ¿rectificará sus declaraciones sobre las camionetas y los almuerzos?