Desde que el presidente Duque instaló la mesa de conversación con los representantes del comité del paro, luego de varios días de movilizaciones, incluso los optimistas tenían serias reservas sobre las posibilidades de éxito de ese ejercicio. En un principio los miembros del comité fueron a Palacio con un pliego de 13 peticiones que de alguna manera presentaban como inamovibles. Al llegar a la mesa de conversación con el gobierno, el primer punto que se puso a consideración fue la exigencia de desmontar el Esmad, algo que para el ejecutivo resulta imposible e inviable. Ante la negativa de Palacio de acceder a dicha pretensión, la representantes del comité se pararon de la mesa. Este martes, lo que antes era un documento con 13 peticiones concretas, se convirtió en un pliego de 104 puntos que de seguro va a frenar aún más las posibilidades de éxito de un ejercicio que hasta ahora no ha mostrado avances concretos. Y es que los puntos contenidos en el pliego no han sido la única manzana de la discordia. Tampoco se ha logrado un acuerdo sobre el mecanismo, los temas, la modalidad y la naturaleza misma de la conversación. El gobierno se ha mantenido firme en decir que se trata de un ejercicio de conversación para oír las demandas y preocupaciones no solo del comité sino de la ciudadanía en general. Para esto, dispuso espacios con los estudiantes, con los maestros, con los partidos políticos y hasta anunció la creación de una plataforma digital para que los ciudadanos se manifiesten a través de la misma. Los del comité de paro, por su parte, han insistido en que no es aceptable un esquema de conversación sino uno de negociación. Para el gobierno, aceptar ese modelo implica quedar sujeto a las exigencias de los del comité en una condición de iguales entre estos y el Estado. Por eso, es difícil que se llegue a un consenso sobre ese punto.
Ahora, cuando el pliego de peticiones se amplió de 13 a 104, no es arriesgado afirmar que lo más probable es que esto no termine en nada. Lo que plantean los miembros del comité es a todas luces imposible y más que una sábana de peticiones se trata de un documento que visto por encima lo que busca es un cambio del Estado. Entre las nuevas peticiones hay puntos que no solamente son imposibles de cumplir por consideraciones políticas, sociales y económicas, sino que ningún gobierno estaría dispuesto a embarcarse en la aventura de hacerlas realidad.
Entre las nuevas exigencias que se ponen ahora sobre la mesa se destacan algunas afirmaciones que parecen absurdas. Estas, de alguna forma, dejan la impresión que se pasó de un intención de lograr conquistas concretas y mejoras viables, a imponer un pliego de peticiones imposible para extender el paro de manera indefinida. En la agenda están ahora peticiones como disponer la libertad inmediata de los presos políticos; sacar a Colombia de la OCDE; Trasladar todas las investigaciones sobre ejecuciones extrajudiciales que son conocidas por la Justicia Penal Militar, a la Unidad de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Fiscalía; desmontar el holding financiero; no tramitar las reformas pensional y laboral; derogar las leyes Naranja, TIC y Zidres; Replantear y modificar la doctrina militar y la política de seguridad y defensa; adelantar investigaciones para determinar los vínculos de los distitnos sectores con los paramilitares; eliminación del 4 por mil; que Ecopetrol sea 100% del Estado; y el desmonte total del paramilitarismo, entre muchas otras…
Si el comité de paro se mantiene firme en estas y en el largo etcétera de peticiones inviables que ahora ha puesto sobre la mesa, es en la práctica una certeza que este ejercicio de la conversación nacional no va para ningún lado. El hecho de que ahora el pliego de exigencias se presente de esta forma, le quita fuerza y legitimidad a las 13 peticiones iniciales que, aunque no podía cumplirse todas, existía una ventana para llegar a acuerdos sobre varias de ellas.