A mediados de febrero el mundo encendía las alarmas por el contagio exponencial de coronavirus. Entonces el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, convocó a su despacho a sus viceministros Juan Pablo Zárate y Juan Alberto Londoño; al director del Departamento Nacional de Planeación, Luis Alberto Rodríguez; y a los secretarios privado y general para una reunión de urgencia. No se había presentado en el país el primer caso de coronavirus, pero Carrasquilla estaba alarmado por la dimensión que estaba alcanzando el virus.
El tema era cómo enfrentar la llegada del virus y de dónde sacar plata para combatirlo. A partir de ese momento, el equipo empezó a buscar en cada ministerio y entidad del Estado recursos para atender la pandemia. Para el 26 de febrero, ya se sabía que estaban disponibles 15.000 millones de pesos, una cifra a todas luces insuficiente, pero la única líquida.
Aunque a partir del 6 de marzo, cuando se detectó el primer caso en Colombia, el equipo convocado por Carrasquilla duplicó esfuerzos. En reuniones diarias de coordinación, que comenzaban a las seis y media de la mañana, comenzaron a esculcar los bolsillos de entidades que tuvieran ahorros o remanentes. A medida que aumentaban los casos en el país, el equipo de Hacienda trabajaba para identificar las necesidades y establecer prioridades. El lunes 16 la situación se había complicado por el incremento de contagios, y era urgente anunciar las medidas que venían trabajando. Días atrás el presidente Iván Duque, junto con su equipo de gobierno, había empezado a estudiar la declaratoria del estado de emergencia económica y social. El lunes en la noche, tanto en Hacienda como en el Ministerio del Interior, los técnicos trabajaban en redactar las medidas porque el martes el presidente haría los anuncios.
Pero hubo tal cantidad de consultas legales y económicas que solo pasadas las nueve de la noche Duque enumeró las decisiones, que al día siguiente detalló Carrasquilla. Justo ese martes el petróleo registró el precio más bajo en años y rondó los 25 dólares. Un duro golpe a las finanzas de la nación, que tienen en este producto uno de sus principales ingresos. En rueda de prensa virtual, el miércoles en la mañana el ministro explicó que la nación destinará 14,8 billones de pesos para atender la emergencia, prioritariamente en el tema de salud. También habrá ayudas para la población vulnerable, ya sea por medio de la devolución del IVA a los más pobres; la reconexión del servicio de agua potable para un millón de colombianos que no lo tienen por falta de pago; el aumento de giros mediante los programas Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Colombia Mayor, que en su conjunto beneficiarán a 2,6 millones de familias y a casi 10 millones de personas.
El ministro Alberto Carrasquilla y el director del DNP, Luis Alberto Rodríguez, anunciaron las medidas para enfrentar el coronavirus. Los recursos provendrán del Fondo de Ahorro y Estabilización del Sistema General de Regalías (12,1 billones de pesos) y de aportes del Fonpet (2,7 billones de pesos), que al estar en dólares implicarán una oferta adicional de pesos. Por tanto, el ministro afirmó que no solicitará mayor espacio fiscal para este año. Así mismo, el superintendente financiero, Jorge Castaño, explicó algunas medidas de alivio de los bancos para personas naturales y empresas en momentos en que la economía comienza a andar a marcha más lenta, ante una eventual cuarentena que impactaría en el consumo. Estas disposiciones incluyeron ampliar plazos y refinanciar deudas. El Banco de la República, por su parte, anunció el aumento de liquidez para el sector financiero: aseguró que los bancos tendrán plata y que el sector productivo podrá contar con el crédito que necesita para operar o financiar su nómina en caso de que haya problemas de caja. Hacienda dijo que respaldará, mediante el Fondo de Garantías, los créditos que requieran las micro, pequeñas y medianas empresas.
La cuarentena Aunque acertada, la decisión de iniciar una cuarentena total durante 19 días en el país para prevenir la propagación del coronavirus sin duda dejará un golpe aún mayor para la economía nacional. Con la imposibilidad de salir de casa muchos colombianos que no contarán con los recursos para sobrellevar ese tiempo en sus casas. Sin contar los efectos negativos para sectores como el turismo que no tendrá la Semana Santa para recuperarse. Pero pese a que el dolor económico será contundente y con remedios a largo plazo, el llamado del sector económico en general es a cuidar la salud de los ciudadanos del país y trabajar mancomunadamente para buscar soluciones que permitan dar un panorama más alentador para el país una vez se termine la emergencia.
Luego del anuncio del mandatario, algunos gremios salieron a respaldar la medida, al mismo tiempo que hicieron un llamado a trabajar en una serie de alivios que den un panorama más despejado para el futuro de la economía nacional. Santiago Castro, presidente de Asobancaria, aseguró que la asociación respalda integralmente las medidas tomadas por el presidente Duque para proteger la vida y la salud de los colombianos frente al desafío de contener la velocidad del contagio de COVID-19. “Es momento de unirnos todos en este propósito y apoyar la labor de nuestro personal médico y sanitario que son nuestros héroes en esta batalla. Colombia se caracteriza por su resiliencia y desde la banca estamos listos para apoyar al país en esta lucha y posteriormente en su segura recuperación”, afirmó Castro. Por su parte, Javier Díaz, presidente de Analdex, señaló que desde el punto de salud la decisión era necesaria para lograr aplanar la curva de infectados. Sin embargo, la preocupación está en el tema económico. Agregó que hay varios puntos que el Gobierno deberá tocar y anunciar acciones que permitan dar tranquilidad a los ciudadanos en los próximos días, entre ellos cómo lograrán mantener el funcionamiento de la economía, el abastecimiento de la población, cómo organizar el trabajo en el campo y cómo se van a recoger las cosechas. “¿Cómo garantizar el empleo y los salarios con las empresas cerradas, sin ingresos? Creo que le corresponde al Gobierno ahora brindar la más amplia información respecto a cómo va a operar este confinamiento. En esta coyuntura es necesario diferir las obligaciones tributarias, por ejemplo, el caso del predial en Bogotá, es preciso correr esas fechas de vencimiento”, aseguró. También llamó la atención en la preocupación de los empresarios que aún requieren de medidas que brinden tranquilidad a sus operaciones y su futura recuperación. Por su parte, Jorge Enrique Bedoya, presidente de la SAC, aseguró que los más de 19 días de aislamiento golpeará fuertemente a varios sectores, entre ellos el de los restaurantes. “Las cadenas de restaurantes pasarán un momento difícil. Son más de 19 días de ventas que no se recuperarán y por más que se recurran a domicilios, la afluencia de gente es su prioridad”, afirmó. Al respecto, señaló que esto podría derivar en un efecto dominó, que afecta a los proveedores de alimentos de dichos restaurantes, que se verán impactados por la ausencia de sus operaciones. “Viene un golpe grande para la economía, alimentos puede ser una de las categorías privilegiadas”, resaltó. Frente al abastecimiento, el presidente de la SAC aseguró que hasta el momento el país cuenta con los productos necesarios para alimentar a los colombianos. Sin embargo, es necesario que el Gobierno, en la implementación de la medida, incorpore un articulado en el que se permita el normal funcionamiento de la cadena.
“Estamos hablando de 19 días, si eso se garantiza, si hay un desarrollo normal del circuito de alimentos estos podrán llegar a los hogares colombianos. Ahora, el mensaje a la población es que hagan un consumo responsable, sin acaparar y manteniendo la distancia prudencial”, afirmó. Finalmente resaltó que, por ahora, las cosechas avanzan con normalidad y se irán tomando decisiones con los productores para su recolección y distribución conforme se conozcan las medidas que regirán durante el aislamiento. ¿Alcanzará? Economistas y empresarios recibieron bien las decisiones de emergencia, pues bajan la presión. Pero algunos se preguntan si serán suficientes. El excodirector del Banco de la República, Salomón Kalmanovitz, cree que las medidas van en la dirección correcta, pero tiene tres reparos. Uno, que deben ser más contundentes los anuncios sobre cómo emplearán la plata en las áreas críticas de salud. Dos, debe haber medidas más ambiciosas para cubrir la población informal, que podría pasar hambre si no puede atender sus negocios. Y tres, que los recursos podrían quedarse cortos frente a la magnitud del reto. Por eso, si crece la crisis por esta pandemia en Colombia, Kalmanovitz considera que el Gobierno debería lanzar un programa de guerra contra el hambre, la cual incluya acopio de alimentos y una distribución adecuada para los más vulnerables, que, debido a la cuarentena, no pueden ejercer sus actividades. En este grupo están quienes se dedican a las ventas callejeras, trabajadores de transporte, taxistas, choferes de buses, empleados de restaurantes y bares, y los que realizan servicios de reparación.
¿Cómo? Para Kalmanovitz, los momentos desafiantes requieren medidas audaces: ampliar la deuda, que hoy alcanza el 55 por ciento del PIB del país, y llevarla hasta 60 por ciento: “Sobre todo con bonos flotados nacionalmente, porque en el exterior los inversionistas no se sienten seguros con lo que está pasando en los países emergentes”. Además, el Banco de la República tendría espacio para bajar la tasa de interés, del 4,5 por ciento al 3 por ciento, a fin de abaratar el crédito. Por su parte, José Antonio Ocampo, excodirector del Banco de la República, explica que las medidas anunciadas esta semana son positivas. Aunque le preocupa que hasta ahora no haya anuncios claros frente a lo que hará la nación en temas de salud pública, es decir, si van a construir nuevos hospitales, o adecuarán instalaciones temporales o permanentes para atender la emergencia; si ya están comprando los equipos de atención en salud o hay suficientes, y cuánto costaría importarlos, en caso de necesidad. “Esa es la prioridad”, anota.
Destaca que está previsto ampliar la ayuda a los más pobres, pero recuerda que asimismo requerirán atención los sectores medio y medio-bajo de la población. Esto es, los trabajadores independientes e informales, que resultarán muy afectados en caso de cuarentena. Por eso recomienda diseñar, como en España, un programa de empleo de emergencia en el sector salud, que además de vincular estudiantes y profesionales del ramo, incluya a informales o personas que queden desempleadas para labores como desinfección o mantenimiento de estos servicios. Finalmente, cree necesario pensar medidas más concretas para ayudar a los micro y pequeños empresarios del agro y de otros ámbitos para evitar que se quiebren y generen más desempleo. Los anuncios en el marco de la emergencia económica no han terminado. En los próximos días el Gobierno expediría otras medidas para mitigar los efectos de esta pandemia que asusta al mundo. Las decisiones conocidas hasta el momento parecen bien encaminadas, pero quizás es pronto para concluir si son suficientes. Porque al mismo ritmo que crezca el contagio crecerán las necesidades de la nación para atender la crisis.