Los deseos más íntimos no distinguen clases sociales. El sentirse amado, con dinero o poderoso ha hecho que empresarios, políticos, artistas y campesinos caigan en las fantasías de falsos maestros de la magia negra o blanca, hasta llevarlos a vivir una historia de terror. SEMANA conoció relatos que ponen los pelos de punta, no por la maldad del más allá sino por la crueldad de los vivos, que son capaces de llevar a la ruina a cualquiera.
Son sutiles a la hora de entrar en la vida de sus víctimas para utilizar dicha información en técnicas de manipulación y extorsión, que la mayoría de las veces, por vergüenza, no se denuncian.“Me contactaron con mi abuelo, quien murió hace cinco años”, dice Camila* quien a sus 22 años sufrió una decepción amorosa y sus padres, grandes ganaderos de Córdoba, perdieron 300 millones de pesos tratando de desatar un supuesto amarre con un entierro en el cementerio, que le habían hecho a su hija menor.
Eso se lo dijo quien se hacía llamar maestro Juan, al que contactaron cuando trataron de sacar a la joven de la depresión que le causó la separación. Ellos no estaban interesados en que le devolvieran a su ser amado, pero sí en contrarrestar la brujería que supuestamente le habían hecho. Empezaron pagando una consulta de 100.000 pesos, luego unos velones de 500.000 cada uno; fue un tratamiento por siete días. En el primero se prendía una vela; al segundo dos y así sucesivamente.
El valor era alto, argumentó el supuesto maestro, por las oraciones especiales que hacían unos sacerdotes especializados. La cuenta subía según la fuerza del espíritu que se había apoderado de Camila. Luego dijeron que el entierro, en el que supuestamente había partes de cabello y prendas de la joven, estaba regado por muchos cementerios del mundo, así que tenían que viajar y solucionar el tema presencialmente. Los padres de Camila vendían reses y lotes para cubrir los gastos.
Pasaron cinco meses así; con las preocupaciones económicas los ganaderos empezaron a sentirse mal de salud y la respuesta que dio el maestro era que el espíritu maligno ya se había apoderado de todos los familiares. En medio de una jornada de supuesta oración donde estuvieron todos reunidos, aseguraron que el alma del abuelo de la joven tenía algo importante que decir y pidieron una hoja en blanco, la asistente del maestro la pasó. La pusieron al calor de una de las veladoras y de la nada empezó a aparecer un mensaje escrito.
“Mi cuerpo temblaba, era mi papá diciéndome que luchara contra el demonio y que no escatimara esfuerzos”, cuenta la madre de Camila. Ese episodio, ocurrió días antes de que les pidieran 40 millones de pesos para ir a Roma (Italia) y pedir una audiencia con el Papa. Entregaron el dinero sin problema. Cuando Camila, como revelación divina, vio un video en sus redes que se llamaba “Tinta invisible”, entendió que con una hoja en blanco, un pincel mojado de jugo de limón y bajo algo que proporcione calor, aparecerán los mensajes que se quieran.
Ese día entendió que todo era una estafa. Cuando dijeron que no iban a pagar más empezaron a decirles que si no lo hacían, una persona de su familia fallecería o que si denunciaban ocurriría lo mismo. Por el miedo que tenían, entregaron más plata hasta que cambiaron de ciudad y de identidad. Nunca denunciaron por vergüenza.
Pedro*, un campesino de Abejorral, Antioquia, escuchó una publicidad radial donde el profesor de la Luz, tenía la capacidad de identificar en qué fincas había guacas porque su conexión con el universo le revelaba las zonas del país donde había mucha riqueza. Lo único que tenían que hacer era llevar una muestra de tierra y por 300.000 pesos se les diría si el predio donde vivían tenía dinero escondido. Muchos llegaron a la oficina provisional que montaron, entre ellos Pedro. Lo ilusionaron y cada vez le cobraban más dinero porque, según ellos, estaban cerca pero tenían que debilitar un espíritu del mal que no dejaba fluir el trabajo.
Pedro perdió su finca de una hectárea, en la que vivía con sus hijas menores de edad, el banco se la remató por los créditos que sacó para pagar al profesor y cuando fue a reclamarles en la oficina principal que supuestamente existía en Medellín, no había nadie.El profesor Salomón, reconocido parapsicólogo, dice que estas personas están afectando la credibilidad de quienes, según él, sí tienen el don de ayudar a la gente a salir adelante.
Recomienda a los ciudadanos que respondan a quienes ofrecen ganancias maravillosas, que le entregan un porcentaje del dinero y el restante cuando el trabajo esté completo, porque así el estafador se negará. Recordó que todo aquel que hace el mal no recibirá cosas buenas. “Eso que tanto publicitan de devolver al ser amado no es correcto”, dice Salomón.Por otro lado Camilo*, un ingeniero de sistemas, entendió todo el engaño con el tiempo.
Se negó a perder una relación de dos años, así que llamó al teléfono de una publicación de un diario. En mes y medio perdió 60 millones de pesos. La historia ocurrió en Cartagena, Bolívar, pero la situación se agravó porque el supuesto chamán lo amenazó con matar a su mamá con maldiciones.
“Si no me da plata le cuento a su exnovia lo que hacía o prepárese para ver a su mamá muerta en un accidente de tránsito, ya hablé con los espíritus”, cuenta el ingeniero que fueron las palabras exactas que le dijeron. Sin embargo, no denunció por temor a que las amenazas se cumplieran. “Si fuera una persona normal sé que lo meten a la cárcel y ya no me puede hacer daño, pero él desde la cárcel tiene pactos con el más allá”, explica.
Investigadores privados han identificado que existe una red de falsos brujos y entre ellos se pasan la información de quiénes los consultan. Por eso, al iniciar los denominados diagnósticos energéticos, que no son otra cosa que entregarles datos personales, fotos, información familiar y números de cédulas, piden toda la información posible para solucionarle el problema pero en realidad están buscando la manera de estafar.
Aunque sea difícil de creer, se han encontrado bases de datos que han creado los supuestos brujos para sorprender a sus víctimas con información personal y sería la muestra de que “tienen comunicación con el más allá”.
Mientras la Policía Nacional invita a denunciar, Jesús Hernán Orjuela, conocido como el padre Chucho, exorcista autorizado por el Vaticano, pide orar y recordar que solo la fe en Dios puede derribar hasta los demonios más feroces “pero si le dan más credibilidad al horóscopo, a las cartas o a falsos profetas, se corre el riesgo de estar en sujeción diabólica”. A diario el padre atiende cerca de 30 personas que buscan ayuda para resolver sus problemas, eso sí, sin cobrar un solo peso. *Nombres cambiados por seguridad.