El jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, explicó en Bogotá los “verdaderos alcances” del reciente acuerdo con la guerrilla de las FARC, sobre la fórmula para blindar jurídicamente el acuerdo definitivo de paz que se firme en La Habana.Lo pactado y anunciado el pasado jueves 12 de mayo, según De la Calle, solo pretende que no se repita lo sucedido con la guerrilla del M-19 a comienzos de los años 90, cuando, por una decisión judicial, estuvo en riesgo el proceso de paz que antecedió a la Constitución del 91, por lo que tuvo que tramitarse una ley de reindulto. Lo que no puede pasar es que se incumpla con la palabra empeñada”, aseguró.El jefe negociador no ocultó su preocupación por los numerosos mitos e interpretaciones equivocadas con las que se encontró a su regreso al país. Por ejemplo calificó de “muy sesgada” la interpretación de que con el acuerdo para blindar el proceso de paz se hizo una gran concesión a las FARC.De la Calle aseguró que el acuerdo en esta materia es apenas una pieza que encaja en el rompecabezas del acto legislativo para la paz que tramita el Congreso, un proyecto que ha consagrado el requisito de la refrendación popular para implementar los acuerdos de La Habana. Por eso aseguró que en este caso “la refrendación popular no se ha puesto en duda”, como algunos sectores han advertido en los últimos días.Para el jefe negociador, la seguridad jurídica de los acuerdos “es una necesidad”, pues considera que la guerrilla no dejará las armas si ven que van a ser traicionadas. “Es algo elemental. El Estado debe hacer un esfuerzo de decir que tendrán garantías de supervivencia y garantías de tipo jurídico”. Por eso considera que el acuerdo del pasado 12 de mayo está facilitando la dejación de armas y el punto final del conflicto armado en Colombia. “Me parece legítimo que una guerrilla diga qué garantías tengo para que en el futuro no me incumplan (…) No habrá dejación de armas, no se va terminar el conflicto si no se dan esas garantías”. De la Calle también refutó a quienes dicen que el gobierno está ensillando las bestias antes de tenerlas, como dice el adagio popular, por la circunstancia de que se aprueba este mecanismo sin que se haya producido la firma del acuerdo definitivo.Para el negociador, en este caso “se está alistando las sillas para cuando las bestias lleguen”, pues dijo que no iba a ser “a la colombiana” de que llegue la firma de la paz y en ese momento “nos pongamos brillantes” y se les diga a las FARC quédense en el monte y esperen un año mientras el Congreso saca una serie de instrumentos. “Nadie está diciendo que estamos anteponiendo la aprobación de un acuerdo desconocido, estamos preparando un camino”.De la Calle reveló que para la firma del acuerdo sobre el blindaje jurídico fue determinante un concepto del Comité Internacional de la Cruz Roja, a solicitud del gobierno, para determinar si los acuerdos especiales, a la luz de los Convenios de Ginebra, para humanizar la guerra, podrían ser más amplios al punto de contemplar un acuerdo para poner punto final al conflicto.Como en su esencia, el Derecho Internacional Humanitario son normas para humanizar la guerra, suscritos por las partes en conflicto, la tesis que surgió es que un acuerdo definitivo lograría ese objetivo.“¿Si los acuerdos especiales buscan humanizar la guerra y por tanto lograr que cese el sufrimiento de la población, no es el fin del conflicto y un acuerdo de paz el mejor modo de lograr ese objetivo?”, fue la pregunta elevada por el gobierno.La respuesta del CICR, según explicó De la Calle, es que los acuerdos especiales también pueden prever mecanismos y otras medidas concretas que faciliten la implementación de las obligaciones de las partes, “para el CICR, máxima autoridad en la materia, el artículo 3 común, podría ser implementado a través de acuerdos de paz, en la medida en que estos contengan disposiciones que impliquen la entrada en vigor del Derecho Internacional Humanitario, como por ejemplo el caso de persecución de los crímenes de guerra. Es decir pueden tener un rango más amplio.Esa habría sido la llave para habilitar esta fórmula, que, sin embargo, estará en manos del Congreso, bajo la lupa de la Corte Constitucional, y sujeta a que el pueblo colombiano la acepte, por eso De la Calle asegura que la tesis de que se trata de un Golpe de Estado, “no tiene un milímetro de verdad”.También controvirtió la tesis de que se trate de un mico de última hora incorporado al acto legislativo por la paz, pues aseguró que no se debe caer en el extremo de que un proyecto debe ser discutido exactamente en todos sus debates. Las declaraciones del jefe negociador se produjeron en un foro celebrado en la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá, y se convirtieron en las primeras referencias de De la Calle en el país tras la firma del acuerdo para blindar la firma de la paz.