Los alumnos del Gimnasio Moderno están acostumbrados a arreglar sus problemas entre los pinos, esos imponentes árboles que rodean a uno de los colegios más emblemáticos del país. Fundado en 1914 por don Agustín Nieto Caballero, ha sido desde sus comienzos un lugar de preparación de la clase dirigente bogotana. No en vano el 'Moderno' es cuna de ex presidentes, científicos, intelectuales e incluso equipos de fútbol que han dejado huella. Por sus históricos edificios han pasado personajes de la talla del industrial Julio Mario Santo Domingo; ex presidentes como Alfonso López Michelsen y Ernesto Samper, científicos como Rodolfo Llinás, pintores como Luis Caballero y periodistas como Enrique Santos Castillo, Antonio Caballero, Daniel Samper Pizano y Roberto Posada García-Peña. Desde el principio, el colegio fue un centro de difusión de ideas liberales, que buscaba una educación más laica y humanística y que tenía como propósito cultivar líderes comprometidos con Colombia. Y así está consignado en la carta fundacional que don Agustín dejó como herencia a miles de estudiantes que han pasado por sus aulas. Autonomía, libertad y servicio han sido siempre los estandartes valorados del Gimnasio. Pero casi un siglo después de su fundación, no todo es armonía en el campus. Desde hace un par de años han surgido algunas fisuras y disidencias entre las directivas del colegio, que incluyen el rector, siete miembros del Consejo Superior y 12 de la Sala Plena. Estas diferencias se deben a distintos enfoques pedagógicos que en los últimos días se han vuelto de dominio público. Comunicados, cartas y grupos de Facebook han puesto a opinar a columnistas y personas ajenas al colegio que sienten que lo que suceda en él tiene un impacto que va más allá de la comunidad gimnasiana. En los últimos días de diciembre, la Sala Plena no reeligió a cuatro de los siete miembros del Consejo Superior, al que le rinde cuentas el rector. Por otro lado, los tres miembros que sí fueron ratificados decidieron renunciar a sus cargos. Lo hicieron dejando por escrito, en una carta enviada a las autoridades del plantel y a la Asociación de padres de familia, unas observaciones y unos comentarios criticando la gestión del rector, Juan Carlos Bayona. Según los consejeros, el colegio se está quedando rezagado frente a otros menos tradicionales y tiene dificultades para asumir el carácter de modernidad que reivindica su nombre. Detrás de las tensiones hay debates de grueso calibre, como la necesidad de volver el colegio bilingüe, aceptar mujeres, el rendimiento académico y la manera como se debe estructurar el gobierno del plantel.En cuanto al nivel académico, una de las mayores inquietudes del Consejo es si, con el actual modelo educativo, la institución puede clasificar en los primeros lugares de estándares nacionales. En especial -dice la carta-porque el humanismo se ha vuelto la prioridad del colegio, mientras las ciencias exactas se han descuidado. Los consejeros insisten en que los resultados del Icfes no son los mejores, en que la disciplina se ha descuidado y en que aunque en repetidas ocasiones han manifestado su preocupación sobre el tema al rector Bayona, quien cumple 12 años en el cargo, no les ha puesto atención y la situación no ha mejorado.Frente a la posibilidad de volverlo mixto, una idea defendida a capa y espada por el rector, el Consejo dice que es un tema importante, pero que no se debe discutir todavía.Pero de todos los temas en conflicto, el más álgido es el de la segunda lengua. Mientras para el Consejo el bilingüismo es una prioridad, para Bayona no es una necesidad inminente. La enseñanza de una segunda lengua es el caballito de batalla en que se apoyan los directivos para decir que el rector no oye los consejos de sus superiores y tiende a imponer sus posiciones.Lo que nadie entiende es por qué, si el Consejo Superior tiene las facultades para pedirle la renuncia al rector, no lo hizo cuando se desató la crisis a final de año. Los involucrados le dijeron a SEMANA que esto no se dio por varias razones. Primero, porque había esperanza de solucionar las diferencias por medio de un diálogo. Segundo, porque el pluralismo y la búsqueda de acuerdos son parte del espíritu gimnasiano al que honra el premio del 'bello carácter' que reciben los estudiantes más destacados. Y, por último, porque les dio temor causar una revolución en el plantel dado el inmenso respaldo que tiene el rector entre los estudiantes y los padres de familia. El rector Bayona tiene una versión radicalmente diferente de los hechos. Según él, no hay enfrentamiento alguno con el Consejo Superior y entiende sus reacciones como sugerencias a su gestión. En cuanto al nivel académico del Gimnasio, insiste en que es alto y que en los últimos 10 años se ha mantenido en la categoría más destacada del examen de Estado; en su lucha por admitir mujeres, dice que acepta posponer la discusión del tema, y frente al desafío del bilingüismo, advierte que el área académica de mayor intensidad horaria dentro del currículo es la del inglés. "En el moderno sí se enseña este idioma a los estudiantes, sin querer ostentar que somos un colegio bilingüe", dice Bayona. Pero si en algo coinciden los críticos de Bayona y quienes lo respaldan es en que se la juega por el colegio. Hasta sus detractores más apasionados admiten que es un destacado literato y pedagogo. Sostienen que es un educador comprometido que sabe los nombres de todos los estudiantes, los acompaña a las excursiones y tiene siempre las puertas de su oficina abiertas para recibirlos. Las expresiones de cariño y solidaridad de alumnos y profesores van desde la página de Facebook en la que 990 miembros respaldan al 'Ovejo', como le dicen, hasta cartas de apoyo firmadas por los 125 docentes que hacen parte de la planta. Este lunes más de mil estudiantes volverán al Moderno tras el receso navideño. Ahí estará el 'Ovejo' para darles la bienvenida y empezar un nuevo año escolar en medio de un álgido debate sobre su permanencia y su visión pedagógica. Algunos sectores de opinión, sumados a la comunidad escolar, están atentos a observar si él y los consejeros tienen la capacidad de transformar su experiencia educativa en la capacidad de llegar a acuerdos argumentados.Una institución liberal como el Gimnasio Moderno, que ha tenido tanto impacto en la historia del país, honraría su nombre si se abriera al debate en temas tan urgentes como la coeducación (volverlo mixto), el bilingüismo y la excelencia académica. Pero sobre todo, si logra imponer la armonía y el 'bello carácter' sobre la garrotera.