1.430 personas dialogan todos los días a través de 17 chats, en el país y en el exterior, sobre cómo resguardar el proceso de paz en Colombia. Esta iniciativa ha cobrado fuerza, es tan plural que en ella hay miembros de partidos políticos como Cambio Radical, el Polo, La U, liberales, así como exministros, negociadores de paz, artistas y líderes sociales. Este lunes celebraron su primer encuentro nacional. Fue presencial y dio bastante señales de para dónde podría ir esta fuerza de la sociedad civil que se va moldeando. El anuncio más importante lo dio el exministro del Interior Juan Fernando Cristo: comienza en todo el país la recolección de un millón de firmas para lograr la implementación de las 16 Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz. Todo para pedir a la Corte Constitucional, al Consejo de Estado y al Congreso que las reconozcan, porque sostienen que ya fueron aprobadas en 2017. Le sugerimos: El chat de la paz “Esa votación de diciembre aún se sigue discutiendo en los estrados judiciales. Consideramos que esos 50 votos que obtuvo ese proyecto de acto legislativo, que tuvo en la conciliación, fueron suficientes para aprobarlo. Así lo ha ratificado la Corte Constitucional en dos fallos: en la decisión sobre la ley estatutaria de la JEP, y en la decisión sobre las objeciones presidenciales”, explicó Cristo, quien fue el primero en intervenir. De manera coincidencial, sin que Defendamos la paz lo haya planteado como su propósito, en el país se estarán recogiendo firmas paralelamente por dos propósitos antagónicos. Por las circunscripciones de las víctimas, contempladas en el acuerdo de paz con las Farc; y el del referendo que proponen desde el uribismo que busca darle una estocada a la JEP, reducir el Congreso, así como crear una corte única. En contexto: Estado de opinión 2.0: la apuesta política de Uribe Aunque Cristo advirtió que no querían convertir el encuentro de Defendamos la paz en un lugar para discutir políticamente los “episodios de los últimos días”, como la “descabellada idea de convocar un referendo no para acabar el acuerdo de paz sino el estado de derecho y con la democracia”, este tema fue imposible de obviar durante las intervenciones de otros integrantes del grupo. Uno de los discursos más incisivos fue el del senador Roy Barreras (La U). Porque a su juicio el meollo del asunto es cómo pasar del impacto en redes al impacto en las urnas. Recordó que en el plebiscito por la paz ganaron en Facebook, pero a la hora de contar los votos perdieron. “Si nosotros no convertimos el activismo en redes en acción política concreta, no solo vamos a perder, sino vamos a ver a Colombia volver a épocas de fascismo, porque se trata de la existencia o no del estado de derecho”, advirtió. Por eso, resaltó que es vital recuperar las curules para las víctimas, porque la oportunidad de elegirlas es en octubre. Es decir, que en caso de no lograrlo tendrían que pasar cuatro años para hacerlas realidad en el mejor de los escenarios. Roy dejó ver que dentro de Defendamos la paz hay al menos dos vertientes: quienes quieren mantenerse como un grupo diverso que trabaja en pro de la paz sin caer en los recovecos de la política, y quienes consideran que es hora de dar un paso hacia el debate político más directo que ayude a contrarrestar el discurso uribista. “La única manera de garantizar la paz estable y duradera es derrotar el fascismo en el 2022. Es una obligación. No podemos ser ingenuos, probablemente haya dudas si el activismo por la paz tiene que desembocar en un activismo electoral, pero mientras nosotros dudamos, ellos proponen nada menos que la desaparición del estado de derecho para proponernos el estado de opinión. Los Goebbels del siglo XXI lo utilizan diciendo que van a defender a los niños, ya nos lo hicieron con el plebiscito diciendo que estábamos imponiendo la ideología de género. Tenemos que dar el debate político”, explicó Barreras. El exnegociador de paz Álvaro Leyva invitó a no dejarse derrotar ahora que un movimiento liderado por la sociedad civil está cobrando fuerza, por eso cree que se debe emprender una marcha multitudinaria. “No hay derecho a que un solo sujeto (Álvaro Uribe) sea capaz de poner a Colombia en jaque. Lo que tenemos que hacer es una gran movilización como se hacía antes, 10 millones de personas en la defensa de la paz, de las víctimas y la verdad. Porque aquí en Colombia lo que hay es culillo. Estoy cansado de la verdad del confesionario”, dijo Leyva, quien contó que cuando aún se negociaba la paz en La Habana, habló con el expresidente Álvaro Uribe y le explicó en qué consistía la justicia transicional. “Él la entendió muy bien”, aseguró. En este momento Defendamos la paz no es un movimiento político, aunque sus acciones son inherentemente políticas. Su estructura es horizontal, se acuerdan por concenso las declaraciones y las decisiones. La gran dificultad de volver esta iniciativa un movimiento político es la pluralidad de su interior, allí están los líderes del partido de la Farc, y también políticos tradicionales, como Aurelio Iragorri, de La U, por nombrar solo un ejemplo. Una pluralidad en la que todos están de acuerdo en un objetivo: defender la paz, pero que en caso de virar hacia un movimiento político tendrían que lograr puntos en común más polémicos. De todas formas, las ideas siguen sonando, ambientadas también por una idea del senador Antanas Mockus que dijo que había que “fundar el uribismo por la paz”. Esto podría significar la creación de una corriente política poderosa en Colombia a favor de la paz. Mockus explicó que se trata de una invitación a salvar la paz, un llamado a que todos se sumen a la tarea, incluyendo Uribe.