Los deportistas veían las medallas como un galardón lejano y muchos se conformaban con hacer presencia en el evento que reúne a la elite deportiva mundial. De vez en cuando llegaba algún premio, pero era más una recompensa a esfuerzos individuales que un triunfo colectivo. Las cosas comenzaron a cambiar en Londres 2012, cuando la delegación nacional ganó 8 medallas, una cifra sorprendente para un país que solo había logrado 11 en 36 años. Y aunque esa actuación dejó el listón bastante alto, los deportistas colombianos ratificaron el buen momento en Río 2016 con una actuación histórica. A Brasil fueron 147 atletas –la delegación más numerosa de la historia del país– que se llevaron 14 diplomas olímpicos y 8 medallas. Por primera vez, además, Colombia consiguió tres preseas doradas y eso le alcanzó para obtener su mejor puesto en un medallero olímpico (23). Gracias a Caterine Ibargüen (salto tri-ple), Óscar Figueroa (levantamiento de pesas), Mariana Pajón (ciclismo BMX), Yuberjén Martínez (boxeo), Yuri Alvear (judo), Carlos Ramírez (ciclismo BMX), Íngrit Valencia (boxeo) y Luis Javier Mosquera (levantamiento de pesas). Colombia hoy es una potencia deportiva regional por encima de países como Venezuela, México y Argentina, y muy cerca de históricos como Cuba.El buen momento lo ratificó la delegación paralímpica, conformada por guerreros que mostraron que no existen límites y ganaron 17 medallas, superando todas las predicciones. Sus triunfos, además, unieron a un país polarizado e inspiraron a cientos de niños y jóvenes que ahora sueñan con hacer deporte y representar a Colombia. Pero lo más importante es que esos logros resultaron de un trabajo colectivo. El gobierno, la dirigencia y los competidores vienen cooperando desde 1996 para cambiar la cara del deporte colombiano. Un esfuerzo que demuestra que con gestión y metas claras se pueden conseguir los objetivos, por más difíciles que parezcan.