La frase “yo creo en Dios, pero no en la Iglesia” describe a una bogotana licenciada en idiomas de 32 años que denunció ante la Fiscalía General haber sufrido abuso sexual de Yefer Heriberto López, líder espiritual en Cundinamarca. Cuando, supuestamente, ocurrieron los hechos, la joven tenía 14 años.

Lo que empezó como una consejería en la adolescencia terminó en el peor trauma de su vida. Esta mujer prefiere el anonimato, pues hoy tiene una medida de protección y teme por su seguridad.

No obstante, contó lo sufrido cuando apenas era una niña. “Mi madre estaba en grupos de oración y en uno de esos encuentros conoció al sujeto que aseguraba recibir mensajes de la Virgen María, de Jesús, que tenía dones de sanación y que hasta hablaba diferentes lenguas”, recuerda.

Sus familiares, confiando en la intervención de un hombre de fe de 48 años, recomendado por otros creyentes, le permitieron un primer encuentro a solas.

“Estábamos los dos solos en una habitación que tenía maquinaria de confección. Le conté durante una hora cosas muy personales de mi vida”, relata.

Cuando, supuestamente, ocurrieron los hechos, la joven tenía 14 años. | Foto: Getty Images

“Hubo un momento de la charla en que él empezó a ser como manilargo, me mandó la mano a la pierna. Yo quedé en shock”, explica.

Desconfiada, asustada, pero convencida de que este encuentro le serviría para mejorar como persona mediante la religión, decidió quedarse hasta el final de la sesión.

“Para terminar la charla, él me abrazó y yo no le correspondí. Él me pidió soltarme diciéndome que era una manifestación y actitud de Jesús. Es ahí donde se empieza a contonear, a restregar sus partes íntimas en mí. Tenía su pene erecto. Yo quedé completamente paralizada”, recuerda.

La mujer afirma que López tiene una deformidad en las manos, al parecer, producto de una parálisis sufrida a lo largo de un año en el que experimentó un encuentro con Dios y María. Decía que le daban mensajes y recibió dones extraordinarios.

“Se victimizó. Decía que sus dolores físicos y afectaciones de salud eran porque él recibía la contaminación de las personas como yo y que se liberaban en actos así, sexuales”, cuenta.

La falta de confianza con su mamá evitó que le narrara lo sucedido y de eso se aprovechó su consejero. “Me dijo que mi mamá era mi enemiga, que ella tenía una garra del demonio. Yo me volví incapaz de contarle cosas a ella”.

Según relata, la mujer, este hombre la manipulaba. Le decía que “tenía un espíritu de lujuria y ganas” y que con su ayuda encontraría la salvación. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Ella fue criada bajo el catolicismo. Dios era el centro de su etapa formativa. Recuerda que era una niña muy sola y vio en este hombre un refugio seguro, empezó a quererlo. “Se mostró como mi amigo, salvador y redentor. Me decía que me haría una mejor persona”.

Yefer, presuntamente, se aprovechó de su fe, pues le decía que todo lo que experimentaban en sus consejerías espirituales lo vivían en Dios y porque Jesús había sido tan humano como ellos. “Me cogía la mano y se las llevaba a sus genitales, me hacía masturbarlo. Yo me sentía incómoda y se ponía agresivo, pero siempre hablando de Dios”.

Una de las charlas para seguir en su orientación religiosa, se llevó a cabo en Tenjo. Allí, cuenta ella, Yefer le dio sin su consentimiento, el primer beso.

“Íbamos en un carro, se me abalanzó y me dio un beso en la boca”, recuerda con asco y tristeza.

Según relata, este hombre la manipulaba. Le decía que “tenía un espíritu de lujuria y ganas” y que con su ayuda encontraría la salvación.

La joven entró en un proceso que denomina de negación. Empezó a sentirse culpable por sentir rabia hacia su “maestro”.

“Me volví mucho más retraída, sensible, mi genio cambió, me alteraba fácilmente. Me sentía presionada y confundida”, indica.

Decidió creerle, era la voz del Señor. “Era mi puente con Dios para recibir mensajes que él me mandaba. Yo creía que tenía algo terrible y él me estaba ayudando”.

Su madre se percató de que la relación no era normal y acudió a la justicia. Una caución parecía ser la solución para alejar a Yefer López de su hija. Pero un año después las cosas empeoraron.

Él la asediaba, la esperaba después de sus jornadas escolares y volvieron a encontrarse. “Yo volví a hablar con él, le mentía a mi familia”.

Entonces, supuestamente, la violó por primera vez. Según relató a la Fiscalía, cuando tenía 18 años hubo un encuentro en la casa de este hombre.

Según la joven, el acoso también fue psicológico. | Foto: Getty Images

“Me obligó a tener sexo. Creo que me drogó. Me penetró y yo lloré, no quería. De ahí en adelante caí en depresión porque yo había aprendido que la mujer debía llegar virgen al matrimonio, pero él me hablaba de lo contrario”. Según la joven, el abuso fue también psicológico.

“Me hizo sentir culpable por llorar. Me dijo que lo que había hecho era con pureza, mucho amor y con Dios en su corazón. Me recriminó por hacerlo sentir como un violador”.

Volvió a alejarse de él saliendo del país, pero el año pasado regresó a Colombia y coincidieron nuevamente. “Él vive en Cachipay (Cundinamarca). Vino, lo recibí en mi casa y nuevamente me abusó. Me desperté en medio de la noche y él me estaba echando saliva en mis labios, ojos y no sé si otras partes del cuerpo mientras yo dormía. Solo sé que abrí mis ojos por un momento muy corto, menos de un minuto, y me volví a dormir, así que no hubo modo de reaccionar. Me dio una infección vaginal”.

Decidió, entonces, ir al médico, contar lo que pasó y poner la denuncia. “Se tiene dictamen de Medicina Legal, se ordenó valoración de la víctima”, dijo la Fiscalía.

Ella dice que también habló con una amiga que tenían en común quien le confesó que Yefer al parecer, había sido expulsado del grupo de misioneros DICMA de Barranquilla por un presunto acoso sexual con una menor de edad.

SEMANA se comunicó con este movimiento y negaron la pertenencia de este sujeto en su comunidad.

La mujer decide investigar entonces si hay más casos como el suyo y descubre, según relata, que presuntamente miembros de la comunidad de Lazos de Amor Mariano lo han tenido como su guía espiritual, en varios casos, también para mujeres jóvenes y menores de edad. Supuestamente, él se ha hecho pasar como uno de los misioneros. Sin embargo, Yefer López no pertenece a este movimiento.

“Como director Provincial de Lazos de Amor Mariano me permito informar que el señor Yéfer López no tiene ni ha tenido relación alguna con el movimiento, nunca ha sido miembro de este y no lo he conocido personalmente.”, indicó Faber Giraldo Ramírez, Director de la Provincia San Luis de Montfort de Lazos de Amor Mariano a SEMANA.

Actualmente, el acusado sigue en libertad y debe acudir a indagatoria, según le confirmó él mismo a SEMANA. Negó ser un abusador y dejó claro que solo se pronunciará oficialmente a través de su abogado.

La presunta víctima pide celeridad a las autoridades, dice que supuestamente hay otras mujeres que han sufrido lo mismo con este hombre y las invita a denunciar. Asegura que busca justicia, quiere que su abusador no use a Dios para aprovecharse de más mujeres y familias que ven en la religión su lugar seguro.