La Unidad de Reacción Inmediata (URI) de Kennedy, en Bogotá, está al borde del colapso por el coronaviurus, y el número de contagios sigue aumentando. Así lo denunció una vez más la Personería de Bogotá, que emitó una alerta a la Alcaldía de la capital por el hacinamiento que se registra en la unidad y que, según aseguran en una carta, "ya alcanza el 185 %".  La entidad tiene capacidad para recibir entre 40 y 70 personas, pero en este momento hay más de 114. Por eso, la Personería de Bogotá hace un llamado urgente al secretario de Seguridad, Hugo Acero, para que los contagiados sean aislados y reciban una atención digna.

Según han revelado los últimos informes, la lista de contagiados la integran un policía y 77 reclusos. Además, hay otros sospechosos de contagio y están a la espera de los resultados de 82 pruebas que tiene el Instituto Nacional de Salud. “Todas las personas de la URI de Kennedy se unen para solicitar por su conducto que la Secretaría Distrital de Salud disponga una ambulancia y un médico permanente en esta unidad para atender los casos de urgencia", señala la misiva. Además, los policías que custodian esta URI exigen que la Alcaldía les garantice "la dotación de Elementos de Protección Personal (EPP), les entreguen trajes completos y adecuados, se cumplan de manera estricta los protocolos y se respeten los derechos humanos de los uniformados". Los uniformados aseguran que hasta el momento no se ha recibido el acompañamiento por ningún ente de control y no se ha elaborado ningún plan de intervención por parte de la Secretaria de Salud.

Pero más allá de la emergencia sanitaria, a la Personería también le preocupan los riesgos de seguridad. Debido al hacinamiento que padecen los reclusos, hay riesgo de nuevos amotinamientos. "Desde el 13 de mayo de 2020, dentro de la URI de Kennedy se vienen presentado desórdenes, protestas y manifestaciones de las personas privadas de la libertad", señalan.  Esta no es la única Unidad de Reacción Inmediata que presenta problemas. A lo largo de las semanas ha quedado en evidencia que la crisis por hacinamientos en las URI de la capital y el país es generalizado, y estos lugares de paso temporal de los reclusos pueden implicar un riesgo para futuros brotes de contagios de la enfermedad.