Es una completa ironía. El nombre del mar, el Pacífico que acaricia al puerto de Buenaventura, no tiene nada que ver con la explosiva situación que acosa por estos días a este municipio de casi 300.000 habitantes. Se trata de todo un barril de pólvora que tiene varias mechas encendidas con consecuencias imprevisibles. Aquí se juntan todos los problemas que agobian al país: improvisación, violencia, narcotráfico, corrupción, pobreza y, lo que faltaba: es posible que ante los ojos de todos se esté escenificando un fraude electoral para cambiar la voluntad popular de la jornada de este domingo. Se trata de un déjà vu. En efecto, en Valle del Cauca se repiten de nuevo las señales de la forma como presuntamente se alteran los resultados electorales en Colombia. Así ocurrió en las mismas elecciones al Congreso en el 2010 y ahora esas denuncias vuelven con el mismo guión y similares protagonistas. Básicamente, el esquema sería el mismo: formularios E-14 alterados en favor de un candidato, o inconsistencias en el reporte de votos. Esta vez el presunto fraude electoral tiene en disputa a dos candidatos a la Cámara de Representantes del Partido Liberal: Juan Fernando Reyes Kuri, número 102 en el tarjetón, y Hernán Sinisterra Valencia, número 111. Reyes Kuri es abogado especializado en Derecho Constitucional y Administrativo y tiene una maestría en Derecho Público. Es, además, fundador de la Asociación 'Juntos', que promueve la cultura ciudadana, participación democrática y el cuidado del medio Ambiente. Fue concejal de Palmira a los 23 años y en el 2010 fue candidato a la Cámara en la lista del hoy gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo. Hasta marzo de este año Reyes Kuri se desempeñó como secretario privado del alcalde de Cali, Rodrigo Guerrero. Mientras que Sinisterra Valencia lleva tres períodos en el Concejo de Buenaventura; hace parte de la coalición del alcalde de ese municipio, Bartolo Valencia, y estuvo en el ojo del huracán tras ser señalado como uno de los presuntos responsables del asesinato del pastor y concejal liberal Stalin Ortiz, ocurrido el año pasado.
En su momento, SEMANA publicó una investigación sobre ese hecho que aún sigue en indagación por parte de las autoridades. Pero con el 98 % de las mesas informadas en el puerto y con una votación de 21.731 apoyos, Reyes Kuri se convertía en la tercera curul que el Partido Liberal lograba en la Cámara por el Valle. Su contendor más cercano era Sinisterra Valencia, que hasta ese momento sumaba 19.726 votos. Es decir, una amplia diferencia de 2.005 votos y con un mínimo porcentaje por escrutar, apenas el 2 %. La diferencia en todo el departamento entre los dos candidatos no era de estas proporciones pero igual era a favor de Kuri. A media noche del domingo 9 de marzo los vallunos se fueron a la cama con apenas el 89 % de mesas informadas, de las 616 que fueron instaladas en Buenaventura; al día siguiente, Sinisterra Valencia apareció como un fenómeno electoral de la ciudad portuaria y empezó a amenazar la curul de Reyes Kuri. Hasta ahí se podría pensar que se trata de una dinámica natural en cualquier proceso electoral, ya que en esa ciudad faltaba por reportarse el 11 % de las mesas instaladas, o sea, 64 urnas, un número considerable para cambiar la tendencia entre dos candidatos con votaciones parejas. Sin embargo, esa lógica se empezó a derrumbar cuando el propio candidato Reyes Kuri se fue para Buenaventura y constató que al menos media docena de formularios E-14 fueron alterados en favor de Sinisterra Valencia y otros 60 formularios tienen inconsistencia en el total de los votos, lo que favorece a su contendor. “Lo que es más grave: tengo pruebas que demuestran que las colillas de esos formularios E-14 y que conservan delegados y claveros, no son las mismas en algunos de los casos denunciados”, explicó Reyes Kuri. En efecto, Semana.com verificó uno a uno los formularios E-14 que la Registraduría ya subió a su página web donde informa los avances del proceso electoral, y allí se pueden apreciar algunas de las denuncias que hizo Reyes Kuri. (ver foto) Sólo por citar un ejemplo bastante gráfico, en la mesa 16 del puesto de votación 01, ubicado en el Instituto Técnico Industrial Gerardo V., se lee claramente que los votos obtenidos por el candidato Hernán Sinisterra era uno, pero fue remarcado con el número 3 y finalmente reportaron 31 votos (ver formulario E-14). Lo insólito es que alteraciones como esa se repiten en por lo menos media docena de formularios. Si bien no se puede caer en generalidades, llama la atención que esa misma técnica fue la que denunciaron en el 2010 los candidatos del Valle del Cauca afectados por el fenómeno electoral en que se convirtieron los candidatos respaldados para entonces por los polémicos Juan Carlos Abadía y Juan Carlos Martínez Sinisterra; el primero gobernador del Valle destituido por hacer política desde el cargo; y el segundo exsenador condenado por parapolítica y actualmente preso e investigado por narcopolítica. Esas mismas denuncias también se hicieron contra el caudal electoral que obtuvo la entonces senadora Dilian Francisca Toro, quien estuvo tras las rejas, aunque por lavado de activos. Otro hecho insólito en medio del escándalo por el presunto fraude electoral en Buenaventura es que el actual alcalde liberal, Bartolo Valencia, intentó minimizar el problema, diciendo que hasta el momento no existen pruebas oficiales de ese fraude, y quiso justificar la excesiva votación del candidato cuestionado argumentando que “la gente votó por aquellos candidatos que sí conocen y recorren los corregimientos”. Esas palabras no tendrían ninguna malicia de no ser porque en Buenaventura es vox populi que Hernán Sinisterra Valencia y el senador Édinson Delgado son los candidatos oficialistas de la Administración Municipal. Un hecho que el alcalde no reconoce en público, pero que los porteños dan como una realidad.
Mientras las autoridades intentan desenmarañar el presunto fraude electoral al que asiste el país en directo, hoy Buenaventura se encuentra en medio de otro drama que le pone más angustia a su triste realidad: el comercio está paralizado por un plantón que organizaron para decirle basta ya a la violencia criminal y política.