El pasado 26 de octubre, Carlos Humberto Yepes salió de su casa en el occidente de Bogotá hacia el centro de la ciudad, donde desde hace tres años tiene ubicada su oficina de abogados. Eran las 5:00 a. m. cuando Pilar, su esposa, sintió un beso en la frente y la voz de él susurrándole: “Siempre cuídate”.

Ese día Pilar se estaba recuperando de las lesiones que le generó un intento de atraco el día anterior, así que rompieron toda la rutina. Ya ella no lo acompañaría hasta el trabajo, pues estaba incapacitada y Carlos debía tomar el transporte público. En los videos del edificio se ve que llegó sobre las 6:00 a. m. a la oficina. Su especialidad es el derecho administrativo y varios de sus procesos son en contra del Ministerio de Defensa por presuntas malas liquidaciones, despidos injustificados, entre otros, y también llevaba en su portafolio divorcios, así como otros casos de particulares.

Se comunicó con su esposa pasado el mediodía para decirle que iba para una audiencia y que podría llegar más tarde de lo habitual. En promedio a las 3:00 p. m. ya estaría en casa para ir a clases de natación con Pilar. Pero ese día se hizo noche y no apareció. Según el registro de los videos, salió de la oficina a las 10:00 a. m., regresó y la última vez que cruzó la puerta de la edificación fue a las 4:00 p. m. Pero nunca llegó a la casa.

Al día siguiente, su esposa, quien es docente de primaria, pidió permiso para ir a buscar respuestas; en Medicina legal le pidieron identificar los cuerpos de hombres que llegaron sin documentos. No había rastro de Carlos. Él ese día salió vestido con jean, tenis y buso azul y camisa de cuadros. Además, tiene dos tatuajes significativos: en su brazo derecho el rostro de un militar con la lengua afuera y una boina roja y en el pecho, un tatuaje de un escudo de cinco putas. Tenía audífono por sus problemas de hipoacusia.

Esa es la descripción que Pilar repite a todo a quien vea y que quizá pueda tener información del paradero del hombre con el que convive desde el año 2014 y con el que cuatro años después se casó. No tienen hijos, así que la mayoría del tiempo lo han compartido solo los dos. Pilar asegura a las autoridades que poco conoce de sus socios y amistades.

El maletín del misterio

En la oficina, Pilar dice que encontró un bolso de marca Mario Hernández, en que él solía guardar cosas de valor y no sacar en el centro por temas de seguridad. Por recomendación de su cuñado, Pilar buscó si en el morral estaba el pasaporte que hacía poco Carlos había renovado y efectivamente allí estaba. Ella asegura que se lo llevó sin prestar mayor atención, pues tenía documentos que parecían de trabajo.

Días después, la familia de Carlos, al ver que no se sabía nada del abogado, habría insistido a Pilar que buscara en los documentos y sobres que estaban en el morral personal del militar en retiro. Allí Pilar asegura, según lo que le contó a SEMANA, que se llevó la sorpresa de que uno de los sobres iba dirigido a ella, con nombre propio y otros a los hermanos de Carlos.

En ellos daba instrucciones a seguir, como que tenía que llevar la partida de matrimonio de las Fuerzas Militares y sentar su unión. Entre otros puntos de los cuales no dio mayores detalles durante la entrevista.

Más sobres con información

Pilar asegura que días antes de la desaparición de Carlos había dejado unos sobres en la casa. “Pensaba que eran de trabajo, por eso nunca me interese en ellos”, indica, pero luego de lo que había encontrado en el maletín decidió mirar qué había en ellos y encontró que eran documentos con firma notarial en los que él le daba la autorización para dejarla como titular de una de sus cuentas bancarias. Tenía firma y huella de él, del 19 de octubre, es decir ocho días antes de la desaparición. A ese documento solo le faltaba firma de Pilar.

Los documentos fueron presentados por la misma Pilar a los investigadores de la Fiscalía General de la Nación, quienes analizan varias hipótesis.

Por ahora, asegura que su relación era estable y que no tenían deudas significativas, no conocía de amenazas en su contra o conflictos con clientes o socios. Y que lo único que tiene claro es que no sabe dónde está el esposo al que ama, que sus noches son una pesadilla sin su presencia y que espera la ayuda de todo aquel que pueda tener información de su paradero para frenar el dolor que trae la angustia y la incertidumbre.